Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Sección ARTÍCULOS

Lorca al encuentro: la Residencia de Estudiantes y las revistas literarias

Enrique Ortiz Aguirre

Enrique Ortiz Aguirre

Es Doctor en Lengua española y sus Literaturas por la Universidad Complutense de Madrid, ha obtenido el D.E.A. en Literatura hispanoamericana y es Profesor Asociado en la misma Universidad (Facultad de Educación-Centro de Formación del Profesorado), donde imparte asignaturas relacionadas con la Didáctica de la Lengua y de la Literatura, además de ser funcionario de carrera y jefe de Departamento en un IES de la Comunidad de Madrid. Ha participado y organizado Congresos y Seminarios Internacionales en distintas Universidades (UAM, UCM, Universidad de Sevilla, Universidad de Salamanca, UIMP, Universidade do Minho) y ha publicado ediciones críticas, artículos (sobre Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Manuel Reina o Cervantes y la Literatura comparada) y monografías (Literatura hispanoamericana, Literatura Universal y comparada). Su ámbito de investigación se enmarca en la Literatura finisecular española, en la Literatura comparada, en las relaciones entre Literatura y erotismo, entre Literatura y Cine, y en la Didáctica de la Lengua y Literatura. Participa en Grupos de Investigación universitarios y es socio de la Asociación de Profesores de Español Francisco de Quevedo y de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada (SELGYC).

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Resumen / Abstract

Resumen.

Se cumplen cien años de la llegada de Federico García Lorca a Madrid, y con ellos el nacimiento de un poeta universal que encontró en su interacción con la Residencia de Estudiantes y su participación en las revistas literarias un espacio imprescindible para la voz poética que lo ha hecho célebre..

Palabras clave: Federico García Lorca, Residencia de Estudiantes, revistas literarias, poética, Vanguardias, Generación del 27.

Lorca to the meeting: The Residence of Students and literary magazines

Abstract.

One hundred years of the arrival of Federico García Lorca to Madrid, and with them the birth of a universal poet who found in his interaction with the Residence of Students and their participation in literary magazines is an essential space for the poetic voice that made it famous.

Keywords: Federico García Lorca, Residencia de Estudiantes, Literary magazines, poetics, Vanguards, generation of 27.

 

1. Atrio

Precisamente este año 2019 ha sido considerado oficialmente por la Comunidad de Madrid como el año LORCA, ya que se cumplen cien años de la llegada a Madrid del célebre poeta granadino y, por lo tanto, de su entrada en la Residencia de Estudiantes. Las características personales de Federico hacen de él un hombre sociable, cosmopolita y aventurero que siente que Granada, desde el punto de vista artístico es «una jaula donde está la peor burguesía de España», tal y como le confiesa a su amigo Emilio Prados y, en carta, a su amigo y compositor Adolfo Salazar:

Estoy encendío como una rosa de cien hojas, pero la realidad me encierra en su casa fea de espartos. Me escriben de la Residencia diciéndome que no tienen habitación. ¡Esto es terrible! ¿Cómo voy yo a irme a otra parte? Me asustan los ambientes Baroja y Galdós, la patrona, el estudiante vicioso... ¡Qué horror! Pues no digamos nada los ambientes Zamacois, etc... ¡Es horrible! Así pues, hasta que tenga habitación sola en la Residencia no voy a Madrid... ¡Qué pena! (...) Tengo mala sombra. Y me hace falta salir, ¿lo oyes? Yo me ahogo. Este ambiente provinciano terrible y vacío llena mi corazón de telarañas.

Incluso llega a admitir que siente asfixia, a pesar de la vitalidad que encontraba en la tertulia entre amigos de «El Rinconcillo». Sin embargo, la posición del padre de Federico va a constituir un claro obstáculo para sus intenciones, porque lo que desea para su hijo es que haga una carrera universitaria y se labre un porvenir, sin más. La Residencia de Estudiantes, única opción que encuentra el de Fuente Vaqueros para realizar su abordaje madrileño, le niega el acceso en un primer momento, dado que se ha convertido en una entidad cultural prestigiosa y difícilmente puede atender todas las demandas que recibe. En todo caso, Federico García Rodríguez quiere para su hijo la carrera de Derecho y un trabajo que le permita vivir y no le agrada, después esta animadversión se recrudecerá ─con la entrada de su hijo en la institución─, el hecho de que Federico García Lorca esté obsesionado con incorporarse a esa Residencia. Sin embargo, Fernando de los Ríos, amigo del padre, los anima a incorporarlo a la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid; este impulso se unirá al deseo de Emilio Prados, que ya forma parte de ella, de que su amigo se incorpore también.

Además, el joven Federico se había matriculado en la Universidad de Granada para estudiar tanto Filosofía y Letras como Derecho, y los viajes que había realizado por España provocaron la aparición en 1918 de Impresiones y paisajes, por una parte, y la necesidad de salir de Granada para satisfacer su incontenible inquietud y ese espíritu suyo, que ─aunque se inició en los territorios de la música y del piano 1, era holístico y transversal, por otra. El hecho de que Madrid hirviese de actividad cultural y de diversiones y de que la Residencia fomentase la permanente comunicación entre saberes, convertía a esta institución madrileña en el destino perfecto para un alma necesitada de situar sus horizontes más lejos.

 

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2. La Residencia de Estudiantes

La Residencia de Estudiantes fue un proyecto vinculado a la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) y al espíritu krausista, que en España desembocó en el surgimiento de la Institución Libre de Enseñanza, un modelo peculiar de enseñanza que se basaba en el pilar de la libertad y del espíritu de la modernidad. En el momento en el que Federico quiso formar parte de esta institución, concebida a modo de complemento formativo para los estudiantes de Educación Superior, el director era Jiménez Fraud, el primero de la Residencia. Resulta significativo recalcar que este complemento formativo superaba en dotación a la enseñanza regulada (especialmente en lo que a material de laboratorio se refiere) y que se convierte en un espacio de interacción entre ámbitos de conocimiento inusual en cualquier institución educativa. De hecho, constituye un auténtico centro de la cultura española que se convierte en referente europeo ─de emisión y de recepción─ durante el primer tercio del siglo XX.

No en vano, en la Residencia se tenía la oportunidad de asistir a las conferencias más variadas y especializadas del momento. Así, en el ámbito científico hubo conferencias de Albert Einstein o Marie Curie, en el ámbito económico de J. M. Keynes, o de las humanidades (Paul Valéry o Igor Stravinsky). Además de este auténtico revulsivo cultural que preconiza el conocimiento holístico y no compartimentado, que tanto comparte con la estética vanguardista y la fusión de lenguajes artísticos, la Residencia asigna a los estudiantes una figura de tutor con el fin de que la formación se produzca también en dominios humanos no regulados desde el punto de vista de la educación formal. Esta estructuración educativa asimila a los college británicos; no olvidemos que esta figura de tutor la desempeñaron escritores como Juan Ramón Jiménez o José Moreno Villa, entre otros muchos. Este grado de convivencia con el tutor aportaba un especial enfoque educativo que no ofrecían otras instancias educativas en nuestro país. Por otra parte, esta especial conexión promovió indiscutiblemente una relación entre profesores y estudiantes que facilitó el tejido humano para la llamada Generación del 27. La progresión y el avance culturales que supusieron el desarrollo de la institución, como ocurrió en todas las esferas, experimentó un corte abrupto cuando se desató la Guerra Civil. Es impredecible aventurar qué metas habría alcanzado sin la traumática contienda, pero parece que, en todo caso, nunca volvería a alcanzar la naturaleza y el impulso con que nació. Muy tardíamente, la democracia la recuperó, ya en 1986, dependiente del CSIC.

 

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2.1. De Granada a Madrid

Tras algunas dificultades, el padre de Federico recibe una carta en la que se le informa de la aceptación de su hijo por parte de la Residencia de Estudiantes por siete pesetas al día. Hay que recordar que, aunque no suponía un coste demasiado elevado, la estancia en la Residencia no era gratuita. Esta carta llega después de la entrevista que el director, Alberto Jiménez Fraud, mantuvo con Federico García Lorca para dirimir su ingreso. Lo cierto es que el prestigio del que gozaba la entidad hizo necesarias las entrevistas para aceptar nuevos candidatos. Como le ocurriría a Jorge Guillén, Jiménez Fraud quedó deslumbrado por un joven que rebosaba talento. La Residencia acogería a uno de sus principales valedores, capaz de multiplicar los efectos de la entidad y de participar también como ponente y como activo en multiplicidad de iniciativas (teatros, perfomances, conmemoraciones…).

Su amigo malagueño Emilio Prados, compañero de jornadas playeras vacacionales, fue uno de los mayores entusiastas en el recibimiento de Lorca en la Residencia:

La única gran alegría que he tenido ha sido el haber encontrado en Federico al amigo que tanto deseaba. A él le he abierto mi corazón y él ha sabido comprenderlo. Al principio de conocerle no lo pude comprender bien, su poesía, su literatura, lo envolvían en una costra difícil de atravesar; pero luego una vez que he logrado llegar a su corazón he comprendido su bondad infantil y su cariño. Tendría un enorme desengaño si esta idea que de él tengo fuera falsa; pero creo que esta vez he encontrado el compañero que buscaba y con el que podré hablar de mis cosas íntimas sin que se ría de ellas. Su manera de ser y de pensar es muy semejante a la mía, su misma niñez de hombre, su afán por subir a la cumbre de la gloria, su [*] no comprendido, pero deseado por desear lo nuevo y lo revolucionario: todo es igual a lo mío. Sus ideales políticos, contrarios a su bienestar, son los mismos míos, y esto le hacen que sea más querido por mí.

(Prados, 1998).

Esta llegada a la Residencia, de hecho, marcará en Prados una imagen definitiva, incluso cuando le dedica un sentido poema al conocer el fusilamiento de su amigo al que titulará, sintomáticamente, Llegada:

A Federico García Lorca

Alamedas de mi sangre

¡alto dolor de olmos negros!

¿Qué nuevos vientos lleváis?

¿Qué murmuran vuestros ecos?

¿Qué apretáis en mi garganta

que siento el tallo del hielo

aún más frío que la muerte

estrangular mi deseo?

¿Qué agudo clamor de angustia

rueda corazón adentro golpe a

golpe retumbando

como campana de duelo,

ahuecándome las venas,

tumbando mi pensamiento,

prendiendo mis libres ojos,

segando mi vista al viento?

(Prados, 1976).

 

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2.2. Encuentros y desencuentros

Aunque mantiene una sólida amistad con Emilio Prados, en la Residencia de Estudiantes, Federico sobre todo se relacionará con el pintor Salvador Dalí, el director de cine Luis Buñuel y Pepín Bello, toda una institución de la Residencia y un auténtico detonante artístico para todo aquel que lo tratase. Junto a ellos, no solo asistirá a las conferencias, sino que se impregnará del hervidero madrileño: exposiciones, representaciones teatrales, tertulias (la del café Pombo de Ramón Gómez de la Serna, de manera especialísima), visitas al Museo del Prado (que aburrían a Buñuel y entusiasmaban tanto a Federico como a Dalí) y la noche madrileña (a la que se entregaban con entusiasmo, como demuestran los conciertos de jazz en directo, vividos en el Hotel Palace). De esta profunda relación, con todas sus aristas, surgirá el proyecto cinematográfico de Un perro andaluz (Un chien andalou), dirigido por Buñuel con un guion escrito al alimón con Salvador Dalí y, al parecer, con la motivación de mostrarle a Federico su hondo desacuerdo con la publicación de El Romancero gitano, un libro que ninguno de los dos entiende, ya que en su opinión Lorca debería escribir surrealismo desde una renuncia absoluta a la tradición; empero, García Lorca no pudo entender la Vanguardia sin tradición, ni viceversa. Sin embargo, ese ambiente cultural riquísimo en interacciones no pudo vivirlo sin altibajos el poeta granadino, puesto que su padre presiona cada vez más para que se dedique a hacer ‘algo de provecho’ y abandone esa Residencia, tal y como demuestra el intercambio de correspondencia entre ambos (Gibson, 1987):

PADRE: ¿Deberíamos cruzarnos de brazos mientras tú tiras la vida por la borda? Haz una carrera. Lábrate un porvenir. Sal de esa maldita Residencia que te tiene hechizado y hazte un hombre de provecho, Federico.

FEDERICO; A mí ya no me podéis cambiar. Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo. Dejadme las alas en su sitio, que yo os respondo que volaré bien. Así es que, papá, no insistas en que me vaya porque semejante idea me llena de angustia.

Esta tensión entre padre hijo nunca nubló la admiración que Federico sintió hacia su padre, ni tampoco su deseo de mostrarle que la dedicación a la literatura también podía suponer beneficios económicos. Tanto es así que, cuando García Lorca recaudó importantes sumas de dinero fruto de sus representaciones teatrales, lo primero que hizo fue enviarle dinero a su padre, sumamente satisfecho, para que invitase a comer a su madre. Sin duda, este afán de impresionar a un padre exigente nada convencido de la vocación del escritor tuvo mucha incidencia en los anhelos de éxito lorquianos. Sea como fuere, lo que resulta indiscutible es que la Residencia de Estudiantes conformará la modernidad de la obra de Lorca y su impregnación del espíritu de las principales Vanguardias europeas. Por añadidura, al menos durante ocho años ─desde el ingreso de Lorca en 1919, a pesar de que él dejara consignado que aconteció un año antes─, la Residencia supuso la interacción entre las obras de dos genios como Dalí y Lorca enmarcada en la estética vanguardista (lo que explica, entre otras causas, aquel proyecto inconcluso que compartieron: el cuaderno de los putrefactos, en el que se incorporaba a todo aquel que mostrase una estética ajena a los hallazgos del denominado arte nuevo).

Tal y como puede suponerse, la relación entre Dalí y Lorca desbordó el ámbito artístico e incluyó claramente el afectivo. La admiración mutua era un hecho irrefutable; de ella han dejado clara muestra ambos. Verbigracia, el poeta en una inolvidable oda, de la que reproducimos a continuación un fragmento suficientemente elucidador:

¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!

No elogio tu imperfecto pincel adolescente

ni tu color que ronda el color de tu tiempo,

pero alabo tus ansias de eterno limitado.

 

Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.

Huyes la oscura selva de formas increíbles.

Tu fantasía llega donde llegan tus manos,

Y gozas el soneto del mar en tu ventana.

 

El mundo tiene sordas penumbras y desorden,

en los primeros términos que el humano frecuenta

pero ya las estrellas ocultando paisajes,

señalan el esquema perfecto de sus órbitas.

 

La corriente del tiempo se remansa y ordena

en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.

Y la Muerte vencida se refugia temblando

en el círculo estrecho del minuto presente.

 

Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,

pides la luz que anima la copa del olivo.

Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,

donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.

(Lorca, 1954).

 

 

Una poesía, además, que dialoga con la pintura vanguardista del de Cadaqués, con quien pasa ─durante unas vacaciones de Semana Santa─ intensos días en la localidad natal del pintor catalán más universal. Este también muestra absoluta admiración por el poeta granadino (era uno de los que no se perdían las recitaciones de Lorca en su habitación de la Residencia, absolutamente hipnóticas y excelsas). Hay al menos dos cuadros que evidencian esta admiración daliniana; nos referimos a El marinero. Academia neocubista, de 1926 :

y a La miel es más dulce que la sangre, del mismo año:

En ambos, se reproduce la figura de Lorca; en el primero, como marinero; en el segundo, como trágico rostro premonitorio. Además de testimoniar la transcendental influencia de las Vanguardias en el arte de aquellos tiempos, encontramos motivos que el propio Dalí incorporará poco después a su cortometraje surrealista.

La intensidad y profundidad de la interacción entre ambos ha quedado de manifiesto en su intercambio epistolar que, al mismo tiempo, se ha convertido en un testimonio clarificador de la España de la dictadura de Primo de Rivera, del advenimiento de la Segunda República y de la antesala de la Guerra Civil  2. En el intercambio epistolar, queda de manifiesto el trato intimísimo mutuo y el profundo conocimiento recíproco; Dalí le escribirá a Lorca:

Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo (…). Yo iré a buscarte para hacerte una cara de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas. Tú te acordarás que eres inventor y viviremos juntos con una máquina de retratar.

(Dalí; Lorca, 2013).

Mucho se ha especulado acerca de una relación sexual entre ambos y, aunque no es ni mucho menos el objetivo de este artículo, sin embargo, podemos desmentirlo, dadas las sospechas de que algún suceso había ocurrido en Cadaqués que los había distanciado (Hernández, 2001) y la confirmación del escrito que Dalí remitió a Max Aub:

Federico, como todo el mundo sabe, estaba muy enamorado de mí, y probó a darme por el culo dos veces, pero como yo no soy maricón y me hacía un daño terrible, pues lo cancelé en seguida y se quedó en una cosa puramente platónica y en admiración.

Ciertamente, su relación de amistad es indiscutible y muy profunda, pues las distancias que provendrán de la fiebre administrativa daliniana, unida a su vínculo con Gala, frente a la sensibilidad poética lorquiana no conseguirán que Salvador Dalí, poco antes de morir, se acordase de su amigo Lorca. La publicación de El Romancero gitano (todo un éxito de ventas, por cierto), sin lugar a duda, constituye el principal jalón para la disensión. Dalí escribirá al respecto:

Tu poesía está ligada de pies y manos a la poesía vieja. Tú quizá creerás atrevidas ciertas imágenes, o encontrarás una dosis crecida de irracionalidad en tus cosas, pero yo puedo decirte que tu poesía se mueve dentro de la ilustración de los lugares comunes más estereotipados y más conformistas (…)

(Lorca, 2017).

Nada tiene de particular, pues, que Federico se sintiese aludido por el título y la intención de Un perro andaluz, estrenado en 1929. Sin olvidar que, al parecer, en la Resi (como la llamaban comúnmente) se denominaba ‘perros’ a quienes procedían de la zona meridional de España, al igual que se podía hablar de los ‘gatos madrileños’. Este extremo, unido a que Lorca se convirtió en el andaluz por antonomasia, hubo de potenciar en el poeta granadino la idea de que se refirieran a su persona. De lo que no cabe duda es de que, con todo, la influencia entre ambos es positiva y de incitación artística (Dalí arrastra a Lorca hacia la pintura y este a Salvador, hacia la escritura ─no hay que minusvalorar al Dalí escritor; sus escritos autobiográficos, manifiestos, guiones cinematográficos o textos surrealistas son lúcidos y originales).

Así, la Residencia no solo aporta a Lorca la modernidad de la concepción lúdica de la literatura 3, cuya incorporación se aplicará mediante el filtro vanguardista, sino que se convertirá en especial canalizador para el estreno de El maleficio de la mariposa (un rotundo fracaso), Libro de poemas, Poema del Cante Jondo o la obra teatral Mariana Pineda (que ya cosechó un sonoro éxito). Su madurez poética, que podríamos situar en la horquilla de 1925 a 1928, transcurre, pues, en la Residencia de Estudiantes y será cuando funde la revista Gallo, extremo que abordaremos enseguida, siquiera de manera sucinta y panorámica.

Cuando deja la Residencia para viajar a Cuba, invitado por la Institución Hispano-Cubana de Cultura, es ya un autor de renombre internacional. Este espíritu de la Residencia, en todo caso, no abandonará nunca a quienes se identificaron con esta manera de entender el aprendizaje fundida y confundida con la vida 4.

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3. Las revistas literarias

Si Federico se convierte en Lorca es, desde luego, gracias a esa actitud inquieta y sociable en la búsqueda de la interacción, que no llega solo a través de la Residencia, sino también por el contacto en publicaciones comunes como las revistas literarias 5. Son muchas las revistas que sirvieron para impulsar la obra de los poetas que suelen agruparse en torno al 27, ya que experimentaron una especial eclosión a finales de los años 20 y se convirtieron en verdaderos aglutinadores. El propio Federico García Lorca fundó su propia revista (Gallo), pero no debemos olvidar otras como Carmen y Lola de Gerardo Diego, la Revista de Occidente de José Ortega y Gasset, Litoral de Manolo Altolaguirre y Emilio Prados

 

3.1. Lorca y las Revistas literarias

La llegada de Lorca a Madrid, precisamente, conllevará su participación en revistas literarias. De hecho, sus primeras publicaciones aparecen en este tipo de soporte (llegó a colaborar al menos en cuarenta y cuatro revistas 6). No podemos olvidar que El Romancero gitano, escrito entre 1924 y 27, se publicó en la Revista de Occidente en 1928, quizá el poemario más exitoso del grupo (tan denostado por Dalí como alabado por Alberti). Colaboró, pues, en toda clase de publicaciones periódicas que fueron madurando su obra. Así, en revistas como Índice (de estética vanguardista y dirigida por Juan Ramón); la revista ultraísta Horizonte, fundada por Pedro Garfias, en la que publicó su famosa Baladilla de los tres ríos

¡Ay amor

que se fue y no vino!;

Ambos, eslabón entre el ultraísmo y un mayor eclecticismo poético, junto a Prados, Hinojosa, Gómez de la Serna o Altolaguirre; Litoral, ejemplo por antonomasia de la creación del 27 que dedicó un número triple a Luis de Góngora en 1927, en la que publicó, verbigracia, Preciosa y el aire en 1926 y alguno de sus dibujos;

Verso y prosa: Boletín de la joven literatura, dirigida por Juan Guerrero, junto a Alonso, Alberti, Chabás, Salinas, Guillén, Bergamín… (en la que publicó su célebre Romance de la luna de los gitanos:

la luna vino a la fragua

con su polisón de nardos;

La Gaceta Literaria de Giménez Caballero, junto a Moreno Villa, Dalí, Sánchez Mazas, Jarnés…, en la que además de poesía, incluyó consideraciones acerca de la poética gongorina; Mediodía, de Eduardo Llosent, junto a Villalón, Antonio Machado, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Alberti, D'Ors, Juan Ramón Jiménez

Carmen de Gerardo Diego, que aúna formas clásicas y Vanguardias;

Gallo, fundada por Federico y su hermano Francisco García Lorca en Granada con el objetivo modernizador de sacar a la sociedad granadina de su letargo, publica el Manifiesto antiartístico catalán, firmado por Dalí, Gasch y Montanyá;

Lola, dirigida también por Gerardo Diego como suplemento de la revista Carmen, incluyó las primeras muestras creacionistas; Héroe, dirigida por la pareja Concha Méndez y Altolaguirre, aglutinó al grueso del grupo (Salinas, Aleixandre, Alberti, Cernuda…); Residencia, dirigida por Jiménez Fraud y José Moreno Villa, pretende recoger la actividad cultural de la Resi, por lo que Lorca publica alguna de las conferencias que dictó (por ejemplo, la famosa de La imagen poética de Góngora); Los Cuatro Vientos, otra de las revistas colectivas del 27, tuvo una vida muy corta (tan solo tres números); 1616, de poesía bilingüe en inglés y español (Shelley, Byron, T. S. Elliot, Lope, san Juan, Neruda, Aleixandre, Cernuda…); Noreste, en la que Lorca publica poemas que incluirá después en Poeta en Nueva York; o Caballo verde para la poesía, dirigida por Pablo Neruda, reúne autores hispanoamericanos y europeos, y la convierte en máximo órgano de difusión de la denominada poesía impura entre otras muchas.

 

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4. Reflexiones finales

Con este artículo, hemos intentado mostrar/demostrar que:

  • No puede separarse la obra de la vida del poeta, por lo que no entendemos la producción lorquiana sin la Residencia de Estudiantes y sin las revistas literarias de la época.
  • Ambas facetas promueven la modernidad en la escritura del poeta español más universal del s. XX.
  • El grupo de poetas del 27 se caracteriza por los lazos de amistad, imposibles sin los lugares para el encuentro.
  • El carácter interdisciplinar de la Residencia casa de maravilla con el carácter polifacético de Lorca, un genio lleno de duende y tragicismo.
  • La ósmosis de tradición y vanguardia, epítome y plétora del 27, respiran tanto en la cultura institucional y educativa de la Resi como en las efímeras revistas literarias que potencian, entre otros ismos, el surrealismo, vital en la obra del granadino universal.

 

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5. Referencias

5.1. Notas

 1 De hecho, los estudiantes de la Universidad de Granada lo conocían como músico y no como escritor, ni siquiera novel.
 2 Querido Salvador, Querido Lorquito. Espistolario, 1925-1936. (Véanse las referencias bibliográficas).
 3 Este tipo de juegos literarios acompañaban las celebraciones y las comidas en la Resi, con lo que formaba parte de la cotidianeidad.
 4 No podemos olvidar lo mucho que participó Lorca de iniciativas como las de los anaglifos, esas construcciones poemáticas que constaban de cuatro versos; los dos primeros incluían un sustantivo que se repetía, el tercero era invariablemente la palabra «gallina» y el último debía expresar una idea insólita sin ninguna relación con los anteriores versos. He aquí un ejemplo del propio Lorca:

Guillermo de Torre,

Guillermo de Torre,

la gallina

y por ahí debe andar algún enjambre.

 5 Piénsese, por ejemplo, en las cartas de Pepín Bello, auténtico testimonio de la devoción que sintió Pepín Bello (toda una institución en la Resi) tanto hacia el lugar como hacia la persona de Lorca, a la que se dirige desde el apelativo cariñoso de ‘cereza’. (Pepín Bello, agosto de 1934).
 6 Según los datos que facilita la propia Residencia de Estudiantes en su página oficial destinada a las revistas literarias de la edad de Plata (http://www.edaddeplata.org/revistas_edaddeplata).

 

5.2. Bibliografía

5.2.1. Biografías

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  • STAINTON, Leslie (1999). Lorca. A Dream of Life, Nueva York, Farrar Straus Giroux.
  • TAYLOR, Leticia S. (1950). «Federico Garcia Lorca». Hispania 33.1. Págs. 33-36.

5.2.2. Estudios

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  • CANO, José Luis (1969). García Lorca: Biografía Ilustrada, Barcelona, Ediciones Destino.
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5.3. Créditos del artículo, versión y licencia

ORTIZ AGUIRRE, Enrique (2019). «Lorca al encuentro: la Residencia de Estudiantes y las revistas literarias». Letra 15. Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid. Año VI. Nº 9. ISSN 2341-1643

[URI: http://letra15.es/L15-09/L15-09-15-Enrique.Ortiz.Aguirre-Lorca.al.encuentro.La.Residencia.de.Estudiantes.html]

Recibido: 27 de marzo de 2019.

Aceptado: 15 de abril de 2019.

 

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