Sección TECNOLOGÍAS
Javier Fernández Delgado
Docente de Bachillerato, editor público y experto en edición digital.
Ha publicado Escuchando con los ojos en la era digital y otros artículos sobre el uso didáctico de los dispositivos móviles, y recientemente el libro digital El lector móvil: del jeroglífico al emoticono.
Resumen.
Este trabajo es un ensayo dramatizado que presenta una situación de aprendizaje relacionada con las competencias digitales lingüístico-literarias e históricas en Bachillerato en el contexto de la reforma educativa actualmente en marcha. Se trata de una propuesta didáctica que, basada en el aprendizaje móvil y en el desarrollo del portafolio digital, toma como eje la construcción en el ámbito escolar de una fonoteca y un recitario digitales centrados en la Edad de Plata de las ciencias y las letras españolas.
Palabras clave: innovación, competencias digitales lingüístico-literarias e históricas, lectura oral, publicación en línea, dispositivos móviles, aprendizaje móvil, didáctica, Lengua Castellana y Literatura, Historia, Arte, Bachillerato, Edad de Plata, situación de aprendizaje, portafolio digital.
Abstract.
This paper is a dramatized essay that presents a learning situation related to linguistic-literary and historical digital skills in High School in the context of the educational reform currently underway. It is a didactic proposal that, based on mobile learning and the development of the digital portfolio, takes as its axis the construction in the school environment of a digital phono library and recitative centered on the Edad de Plata of Spanish sciences and letters.
Keywords: innovation, linguistic-literary and historical digital skills, oral reading, online publication, mobile devices, mobile learning, didactics, Spanish Language and Literature, History, Art, High School, Edad de Plata, learning situation, digital portfolio.
A Esther Touza y Miguel García-Posada,
en recuerdo de aquellos años juntos en que ejercimos de editores públicos.
CAPÍTULO LXVI. Que trata de lo que verá el que lo leyere o lo oirá el que lo escuchare leer.
Cervantes, El Quijote, 1615, II, LXVI.
Lector, ¿y si tomamos como referencia la reforma educativa actualmente en marcha e investigamos cómo acreditar la competencia digital lingüístico-literaria e histórica recurriendo a la afición al coleccionismo y la tertulia, inmemoriales ambos, y ponemos a su servicio las herramientas digitales? Hemos escogido la Edad de Plata de hace un siglo por las semejanzas ─y rimas─ con la situación actual. La APE Quevedo ha puesto en marcha varios proyectos de innovación, como la Fonoteca y el Recitario, que se intentan explicar aquí, para que cualquiera pueda recrearlos en el entorno educativo.
Y si lo hacemos a través de un diálogo entre unos alumnos (─), una profesora de Lengua (──) y un profesor de Historia (───), mediante el cual expliquemos, no solo, cómo es posible crear ambas herramientas sonoras en nuestras aulas, sino también cómo podemos utilizarlas didácticamente? No se trata de describir lo que sucede exactamente en las clases, sino de fabular un poco sobre lo que podría suceder si introducimos recursos como estos. Como nos fallaba la vista, se nos despertó el oído, y además, cualquier edad es buena para dejar de estar callado.
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─Profe, traes esa sonrisita maligna de cuando escondes el cazamariposas en la espalda y te dedicas a cazarnos durante la clase, y por más que aleteemos tú consigues llevarnos a la vitrina, digo a la tarima, para que pasemos vergüenza, y eso que sabes que a nuestras edades es una de las muchas penalidades que, en estos tiempos, nos acosan, junto con la pandemia, la guerra y las hormonas desatadas.
──Buenos días a todos, y a ti, señor abejorro, también te saludo, que bien sé que lo que dices ha de tomarse metafóricamente, porque eres uno de esos poetas que cursan el Bachillerato, sin saber que lo son
─Eh, eh, profe, ya estamos otra vez con favoritismos, que los demás también hacemos nuestros pinitos poéticos y gustamos de cosechar y disfrutar de versos, bien compuestos por nosotros mismos, o bien ─mejor aún, incluso─ escritos por autores consagrados cuyos nombres ignoramos pero cuyos versos que estamos deseando conocer.
─¿Qué profe, ya que nos vas a llevar al río, nos ponemos antes el bañador?
─Venga, jefa, suéltate y muestra tus cartas.
──Traigo cuatro ases, traigo cuatro fotos. La primera es de una boda en 1916.
─A él se le ve muy enamorado, aunque parece un tipo tímido, y encima calvo prematuro.
─Me chifla ella, con la plumita en el sombrero. Vaya traje de boda tan curioso.
──La segunda foto es de la esposa, Zenobia Camprubí, algunos años después.
─Está muy concentrada leyendo,
─Y parece sonreír.
─Anda, si sujeta una rosa en el pecho y la huele mientras lee.
─A lo mejor está leyendo poesía. Apuesto a que sí.
──La tercera foto es de un pasaporte, fechado el 18 de agosto de 1936.
─¡Durante la Guerra Civil!
─¿Lo puedes hacer más grande, profe?, que no se leen los nombres.
─Se reconoce el de Zenobia, pero el otro nombre usa una letra, digamosm muy estilosa que se descifra regular.
─Pues menos mal que su su profesión era la de escritor.
─En las fotos se muestran muy desmejorados, ¿verdad? Sobre todo ella, la pobre.
──Ahora, la última foto: es una portada de un periódico de Madrid, del 26 de octubre de 1956.
─¡Toma ya, un premio Nobel de Literatura para España!
─¡Es Juan Ramón Jiménez, el poeta, el de Platero y yo!
─¿Y ella, Zenobia, era su esposa?
──Efectivamente, lo era; nada más iniciada la guerra fueron al exilio juntos y nunca más volvieron a su patria. Cuando la concesión del Nobel, ella acababa de morir, aunque fue quien le comunicó la noticia antes de hacerse pública, y el poeta cayó en una depresión que le impidió ir a recoger el premio.
─¿Pero si estaba en el exilio, por qué el periódico dice que es un premio para España? La portada ni siguiera recoge su nombre en el titular. ¿No resulta rara esa portada?
──Interesantes preguntas: el manto de silencio y opresión del franquismo fue muy espeso. En esos años, como ya antes, Zenobia mantenía vivo y activo a Juan Ramón, que era alguien muy frágil; padecía misofonía ─le molestaba cualquier ruido─ y era una persona de carácter melancólico, o depresivo, como decimos hoy. Ella traducía del inglés y su marido pulía las traducciones: imaginaos. Fueron compañeros durante cuarenta años.
─Eso era trabajar en equipo.
─Qué buena pareja. ¡Algo así quiero yo para mí, profe!
──Estas fotos proceden de un librito que os traigo aquí, perteneciente a la colección Biblioteca Madrileña de Bolsillo y titulado Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez, publicado impreso en 2007. Hoy está oficialmente agotado; ejemplares en papel deben de quedar ya muy pocos, en algunas librerías de segunda mano quizás; y claro, los que existan en bibliotecas. Afortunadamente se ofrece en línea, digitalizado, en PublicaMadrid. Toma.
─Qué cuqui. Además parece muy manejable.
──Id pasándolo y hojeadlo, observad las ilustraciones, que son el complemento perfecto de los textos seleccionados de Juan Ramón. Esta obrita didáctica forma parte de una serie que incluye también la Guía del Madrid galdosiano, la Guía del Madrid barojiano y la Guía del Madrid de Ortega, todas ellas bellamente ilustradas y con itinerarios literarios para pasear por lugares que fueron importantes para sus autores. Os los traigo impresos en papel para que podáis apreciar las ediciones originales. Lástima que no tuvieran continuidad: son obras de bolsillo, como tú dices, muy manejables, igual que ahora lo son los móviles, y tienen un tamaño semejante, ¿veis? Pero no es de esto de lo que quiero hablaros hoy. Despejad los pabellones auditivos: vamos a oír la voz de Juan Ramón en 1931, al inicio de la Segunda República, cuando el poeta está en su plenitud y es el faro de los escritores durante el periodo del que nos vamos a ocupar estos días: la Edad de Plata. Ah, y prestad mucha atención: lo haremos desde la Literatura y la Historia, de manera conjunta y concertada. Ya veréis cómo merece la pena.
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Partida: Pureza del mar ; Gusto: Belleza consciente / Juan Ramón Jiménez. BDH.
─Esta página pertenece al sitio web Biblioteca Digital Hispánica, que depende de la Biblioteca Nacional de España y es una de nuestras grandes bibliotecas virtuales. Observad la ficha catalográfica con los metadatos del Registro sonoro no musical, como se lo denomina. «Contiene la lectura de un poema y un texto en prosa por el autor», indica también. Y es una «Grabación realizada el día 2 de diciembre de 1931», publicada en 1990 en vinilo ─seis décadas después─ y en 1998 en CD por la Residencia de Estudiantes. Y ahora disponible en la Biblioteca Digital Hispánica para escucha en descarga continua (streaming), y de la que «No se permite la descarga» (download). Imaginadnos cogiendo el disco de pizarra (en realidad, ebonita) y reproduciéndolo a 75 revoluciones por minuto (rpm) en un tocadiscos de aguja de acero (en realidad, un gramófono) en el que hay que mover la manivela para que gire, y que ostenta una hermosa trompa sonora que hace de amplificador acústico. Seguro que lo habéis visto en alguna película de época. Cada cara del disco dura apenas unos pocos minutos: en la primera está grabado un poema, en la segunda una prosa..., pero ambas recogen la voz del propio escritor, del maestro de generaciones. Seguro que Zenobia estaba cerca, atendiendo a los detalles. ¿Lo escuchamos?
[...]
─Delicioso, profe. Y a qué ritmo tan lento lee, supongo que para que dé tiempo a pensar en lo que dice, como te gusta repetirnos.
─Pues yo necesito oírlo de nuevo, se me ha escapado la mayor parte del sentido de las cosas.
─¿Os habéis fijado en que se escucha cómo pasa la página de papel, que choca con el micrófono o lo que sea?
Partida: Pureza del mar
Hasta esta puras noches tuyas,
mar no tuvo el alma mía,
sola más que nunca,
aquel afán, un día, presentido,
del partir sin razón.
[...]
──Sí, sí, la poesía de Juan Ramón es compleja, honda, riquísima. Estos de aquí son los primeros versos, pero escritos y listos para leer en silencio, en vez de para escuchar. Por cierto, cuando hablamos de versos: ¿qué os parece preferible, leer o escuchar?
─Cada método tiene lo suyo, supongo, aunque la poesía solemos leerla, no escucharla.
─Eso cuando lo hacemos, leerla digo, que es de pascuas en ramos.
─Es verdad que ya sabes que a veces recitamos en voz alta, profe, por tu poderoso influjo, sobre todo cuando te pones pesada con eso de la sonoridad, la melodía y el ritmo...
─Pero yo creo que leer es más fácil, no necesita tecnologías, basta con pasar las páginas con el libro en la mano, y ya, mientras que la escucha...
──¿Te refieres a que se necesitan tecnologías como estas de la imagen, no? ¿A coger la manivela y, hala, dale que dale? Pues algo como este trasto, un gramófono, de un coleccionista que conozco, se utilizaba en los años treinta para reproducir las grabaciones.
─Pero, ¿ese chisme todavía funciona y se escucha?
──Ya lo creo, el otro día lo pusieron en marcha mientras tomaba un café y me impactó. Además, el artefacto me evoca recuerdos personales: mi abuelo Melitón tenía uno arrinconado en la buhardilla, el berrador, ─cuenta mi madre que lo llamaban así cuando era una niña, porque berreaba─, allá en El Piñeiral, una aldea gallega donde fui a pasar algunos veranos. Junto a él había alineados varios discos de pizarra, aunque rotos, de los que solo se podían escuchar fragmentos. Y había también bastantes arañas.
─Qué mayor eres, profe, pero qué bien te conservas.
──¡Vaya, menos mal!
─Y esto que nos enseñas de que las cosas cambian, cambian todo el tiempo, todo el rato, me parece que es importante, sí; creo que lo que uno conoce de niño no siempre le vale para entender lo que le ocurre de mayor, de modod que no puede uno anclarse.
─En mi casa, de niño vi a mi padre utilizar un tocadiscos, con discos grandes, pero en el cambio de dirección desaparecieron. Lo que he conocido más son los discos pequeños, esos que se ponen en una bandeja que entra y sale.
─Sí, los discos compactos, los CD: yo también los usé alguna vez, pero ahora preferimos Spotify.
─Pues nosotros ponemos la música con Alexa.
─O los vídeos de YouTube. Sí, sobre todo eso.
─Eso y eso y eso también, pero no me negaréis que también está bien viajar con la memoria, no me digáis que no nos ha molado lo del disco de pizarra y las arañas... y el archivo sonoro digital e Internet.
──De lo tangible a lo intangible. ¿No os parece extraño escuchar la voz de un muerto?: ¿qué forma de vivir de nuevo es esa, de vivir para siempre pero sin cuerpo?
─Profe, ahora que caigo nosotros tenemos grabaciones de mi abuelo, donde puedo oír su voz, pero no de mis bisabuelos, ahí se pierde esa posibilidad. Solo tenemos las fotos, como las que tú has traído de Juan Ramón.
──El poeta vivió entre 1881 y 1958, y Zenobia entre 1887 y 1956: podrían ser los bisabuelos de vuestros abuelos, a cinco generaciones de distancia.
─Profe, recuerdo el soneto de Quevedo que en otro curso nos animaste a aprender de memoria y que viene al pelo:
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
─Es verdad, yo también lo recuerdo: la lectura es una escucha con los ojos, una conversación callada.
─Los muertos se ponen de nuevo a hablar, aunque no con su voz, sino con la nuestra de nuestro interior.
─O con la voz propia del que lo lee en voz alta o recita de memoria, como has hecho tú.
─Conservar esas voces de sus autores para la posteridad es lo que se le ocurrió a Tomás Navarro Tomás (1884-1979, en el exilio) y para ello creó el Archivo de la Palabra. Hoy, una biblioteca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el sucesor de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), lleva su nombre y custodia su legado.
Detalle del cartel de la exposición organizada por la biblioteca Tomás Navarro Tomás, para la celebración del Día del Libro en 2011. Muestra uno de los discos de 75 rpm.
──Vamos a detenernos en este asunto un poco. Leo lo siguiente en el artículo correspondiente de la Wikipedia:
Con el musicólogo Eduardo Martínez Torner, y dentro de la tarea de recolección de la música tradicional española, compiló entre 1931 y 1933 el llamado Archivo de la Palabra donde, con el fin de conservar la música popular y la cultura española, grabó las voces de destacados personajes públicos de todas las esferas junto con el elenco de romances, canciones populares y melodías tradicionales que había recogido Martínez Torner. Las grabaciones de la voz de personajes ilustres fueron conservadas y editadas, y tras el paréntesis del franquismo, por la recuperada Residencia de Estudiantes.
─Es lo que decía la ficha del audio de Juan Ramón que vimos antes.
──El habla viva es lo que les interesaba, como señalaba el cartel que os acabo de mostrar. ¿Qué os parece si echamos un vistazo a esa colección que recoge la web de la Biblioteca Digital Hispánica (BDH), que aquí hace de escaparate sonoro de la colección cedida. Filtramos primero por Tipo de documento y marcamos el grupo de Registro sonoro no musical, en el que hay 430 ítems a día de hoy. Pulsamos Buscar.
A continuación, filtramos de nuevo, por el nombre del filólogo, vinculado a 23 ítems. Observad que debajo aparece el organismo Centro de Estudios Históricos, que fue el que amparó esas grabaciones, y desde cuyo laboratorio de fonética experimental impulsó la construcción del Atlas Lingüístico de la península ibérica (ALPI). Observad que todos los recursos son de Acceso libre, en lo que se refiere a Derechos. Pulsamos en Aplicar filtros.
Si nos fijamos podemos reconocer algunos nombres: Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), el científico que seguía dirigiendo en esos años republicanos la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas; Unamuno, Jacinto Benavente..., ¿queréis que oigamos alguno?
─¿Y si oímos el de Lorca, del Romance del prendimiento de Antoñito el Camborio, el número 22?
──¡Ay, queridos,qué desgracia! No podemos oír la voz del propio Lorca, porque no se conserva grabada. El día en que tenía cita para ello se quedó dormido y se perdió la oportunidad de recogerla con el fonógrafo.
─¿Eso es verdad, es seguro? Yo he visto vídeos de Lorca, en los que aparece sonriendo.
──Sí, existen algunas imágenes en movimiento en las que se le reconoce, pero son de película muda, sin sonido. Si apareciera su voz, sería una noticia que daría la vuelta al mundo. En la grabación que indicas, la que lee el poema perteneciente al Romancero gitano no es el propio Lorca sino la principal actriz de sus obras y gran amiga suya Margarita Xirgu (1888-1969, en el exilio). Vamos a escucharla.
─¡Cómo rima, cómo rima, qué bárbaro el poeta!
─¡Y sin embargo todo parece tan fácil y tan fluido!
──Ahora vamos a escuchar las reflexiones de Xirgu sobre el nuevo Teatro Nacional, el Teatro de la República, como lo llama ella, que ha de reunir la tradición de los clásicos y un fuerte contenido popular.
Para que el teatro sea verdaderamente nacional, los modernos han de mirar a la Historia como una realidad viva, y a la realidad cotidiana considerando cada momento de nuestra vida como un alto en el tiempo, como una eternidad.
─¿No era ese también el proyecto teatral de Lorca, el de crear un teatro popular, pero elevado?
─¡Vaya pareja profesional debían hacer esos dos, la actriz y el poeta, como Zenobia y Juan Ramón!
─Sí, pero solo pareja profesional, porque a Lorca le gustaban más los chicos.
─¡Pues como a mí!
─Sí, sí, ya lo sabemos.
─Y a mí también.
─¡No me digas!
──Pues bien, continuemos: el mundo digital permite volver intangibles los discos de pizarra ─en realidad ebonita─ y poner en línea y con acceso libre esas viejas grabaciones, y alojarlas en sitios web, como hace la Biblioteca Digital Hispánica, dándoles una nueva vida. Y no digamos lo que hacen Spotify, Alexa o YouTube, que ofrecen digitalizada mucha de la música que había nacido analógica. Y gracias a las tecnologías digitales se nos ofrece otra opción además: la de recopilar algunas grabaciones publicadas que se hallan dispersas y formar con ellas una fonoteca, una fonoteca literaria, por ejemplo, hiperenlazándolas. ¡El hipertexto, chicos, gracias al hipertexto! Cuando yo era niña eso no existía, así que he tenido que aprenderlo después. Ay, es que como decía el clásico: «¿Las ciencias adelantan que es una barbaridad!». No se puede parar de aprender, de modo que no nos queda más remedio que aprender a aprender.
─Es un no parar, profe.
──Precisamente eso, hipervincular audios publicados (qué no hiperventilar, como me dijo uno), es lo que hace la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid, a la que pertenezco, en su nuevo sitio web, donde ofrece en línea una Fonoteca literaria digital que, cómo no, comienza con el audio de Juan Ramón Jiménez. Esta es la pinta que tiene la página en el navegador del ordenador de mesa:
Pero ahora quiero que veamos la misma página en un navegador móvil, el mío, que voy a proyectar en la pantalla. Luego podréis usar vuestros móviles para estos fines educativos, y solo para estos fines educativos, que nos conocemos. Como el sitio tiene diseño web adaptativo, la interfaz móvil es muy amigable y se adapta al tamaño de pantalla. El audio de Juan Ramón contiene el hiperenlace a la Biblioteca Digital Hispánica y salta fuera; pero, en contraste, el audio del gran poeta de la Generación de los 60, fallecido el año pasado, Jesús Hilario Tundidor (1935-2021), está incrustado en la propia página de la Fonoteca literaria, con el número 4, y pulsando en el triángulo podemos reproducir y escuchar directamente los recitados del propio autor durante casi cinco minutos. Vamos a ello.
─Me ha llegado hondo lo que dice de abrazar una encina: mi abuelo también lo hace, abraza árboles, pero no nos explica por qué; dice que algún día lo comprenderemos.
─Si quieres te abrazo yo ahora, para que comprendas.
─Sí, eso quisieras, pero te vas quedar con las ganas. ¿Qué más autores y autoras hay, profe?
──Pues en este momento van por el ítem 72. Tiene un utilísimo Índice de autores y recitadores, que se actualiza con frecuencia. Como tareas para casa os propongo las de recorrer la Fonoteca literaria, escoger algunos audios, pongamos al menos tres, que sean variados, y escribir unas reseñas o comentarios sobre ellos. Después los subís al Aula virtual. De todos ellos, escogeremos algunos y los leeremos juntos el próximo día. ¿Hace? La selección que están recopilando ofrece todo tipo de géneros, hombres y mujeres, clásicos, modernos y contemporáneos...
─Pues sí, hay mucho de donde escoger.
─Solo conozco a unos pocos...
─Yo me pido Pedro Salinas, Benedetti y Quevedo.
─No vale pedirse.
──Así pues, recapitulemos: hay dos tipos de audios. Fijaos mientras recorro verticalmente la página, deslizo o hago scroll en el móvil: unos están hipervinculados y otros incrustados, pero todos ellos antes han sido publicados, como los diversos audios que proceden de conferencias en la Fundación Juan March, con las voces de Torrente Ballester, Ana María Matute, Soledad Puértolas o el gran Antonio Muñoz Molina, entre otras. Pero dado que son intervenciones muy largas, el editor de la sección ha escogido un pequeño fragmento sonoro significativo, como este de Javier Cercas (1962) que os muestro ahora ─en el que explica algunos rasgos sorprendentes del género de la novela─, y lo ha incrustado en la página, para que el acceso fuera inmediato, pero reconociendo la procedencia, de la Fundación, algo completamente imprescindible. Vamos a escucharlo.
─¿Cómo va estar muerta la novela si no paran de publicar novedades?
─Me asombra esa idea de la novela como el género sin reglas, porque cabe todo en ella.
─Cosa que ya hizo Cervantes al fundarla, dice Cercas.
─A mí me ha impactado la idea de que la novela es lo contrario del fanatismo, gracias a la ironía, que permite que don Quijote esté a un tiempo loco y cuerdo, como yo, que no me entiendo muchas veces.
─Ni yo tampoco te entiendo, que lo sepas, aunque tenemos amistad.
──¡Atención chicas y chicos, allá va una cita del Quijote!, un epígrafe de la segunda parte que dice lo siguiente:
CAPÍTULO LXVI. Que trata de lo que verá el que lo leyere o lo oirá el que lo escuchare leer.
─Tú a lo tuyo, ¿eh, profe? Cuando muerdes un hueso, no lo sueltas.
─¿Lo puedes volver a decir, pero ahora muy muy despacio?
CAPÍTULO LXVI. Que trata de lo que verá el que lo leyere o lo oirá el que lo escuchare leer.
─Así que el Quijote también se leía escuchando, quiero decir, que los que no sabían leer lo podían escuchar, y conocer así la obra y las aventuras que recoge.
─Claro, colega, había más lectores ─personas que sabían leer─, que ejemplares del libro. Gorrones que se aprovechaban.
─O iletrados que querían leer y no podían.
─Entonces, no hay duda: Cervantes escribe pensando que su obra se va a leer en voz alta, ¿por eso utiliza ese epígrafe, no?
─¿Entonces un escuchador es también un lector?
──Un alto para responder a una pregunta: ¿si oigo la lectura en voz alta de un poema puedo decir que lo he leído? ¿Creéis que hay estadísticas de escucha lo mismo que las hay de lectura?
─Profe, se me acaba de ocurrir otra pregunta. Si en una biblioteca se leen libros en silencio, ¿cómo se llama el sitio donde se leen libros en voz alta?
─Chupao, 'lectuario'.
─Mejor ─o menos peor─, 'lecturario', propongo yo.
─Gallinero.
──Ya, eso diríamos nosotros hoy. Al parecer, en la Antigüedad muy pocas personas sabían leer en silencio y todo el mundo leía en voz alta: los textos no tenían signos de puntuación y por eso se necesitaba la ayuda del sonido exterior, para marcar las pausas y los silencios más cortos o más largos, lo que ahora indicamos con coma, punto y coma, o punto, o punto y seguido, o punto y aparte, o los incisos entre guiones largos, o con los signos de interrogación o exclamación. En fin. Imaginaos la algarabía que debió reinar en la Biblioteca de Alejandría, con todos esos rollos en las estanterías y los lectores paseando y leyendo el alta voz. Esa situación se alargó durante siglos, hasta que la imprenta facilitó la lectura solitaria y silenciosa, aunque muy poco a poco. Cultura oral y cultura escrita convivían y a veces se entretejían estrechamente, como el Quijote refleja de maravilla. La gente estaba acostumbrada a que lo escrito le entrara por el oído, más que por la vista, como dice Margit Frenk (2005: 1138). Escuchad este pasaje que trascurre en la venta (I, XXXII):
Y como el cura dijese que los libros de caballerías que don Quijote había leído le habían vuelto [trastornado] el juicio, dijo el ventero:
—No sé yo cómo puede ser eso, que en verdad que, a lo que yo entiendo, no hay mejor letrado [texto escrito] en el mundo, y que tengo ahí dos o tres de ellos, con otros papeles, que verdaderamente me han dado la vida, no sólo a mí, sino a otros muchos. Porque cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí las siestas muchos segadores, y siempre hay algunos que saben leer, el cual coge uno de estos libros en las manos, y rodeámonos de él más de treinta y estámosle escuchando con tanto gusto, que nos quita mil canas [pesares]. A lo menos, de mí sé decir que cuando oyo [oigo] decir aquellos furibundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me toma gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días.
—Y yo ni más ni menos —dijo la ventera—, porque nunca tengo buen rato en mi casa sino aquel que vos estáis escuchando leer, que estáis tan embobado, que no os acordáis de reñir por entonces.
─Me gusta la frase «Estarse escuchando leer».
─La escena parece la de una obra teatral, en la que los actores se expresan, obviamente, en voz alta.
─O en una plaza de pueblo, cuando viene alguien a dar la última noticia. O en el patio del Instituto, también.
─Hoy la noticia llegaría escrita, no hablada, por redes sociales, y a los móviles personales.
─Pues yo he oído la expresión «he hablado con menganita» para indicar que ha chateado con ella.
─Ahora mismo estamos hablando y hemos estado escuchando leer el texto de Cervantes, como en la venta.
──Y no olvidemos que Cervantes persigue escribir como se habla y que los diálogos son la columna vertebral de la obra. Y esos diálogos no son solo internos: de vez en cuando interpela al lector y dialoga con él. A propósito de lo anterior, tenéis que saber que todos los años participaba algún curso de nuestro centro en la lectura oral continuada del Quijote que se realizaba en el Círculo de Bellas Artes el 23 de abril: ¿queréis ser vosotros los representantes este año? Me parece que se va a retomar después del paréntesis de la pandemia.
─¡Sí, sí!
─¿Y cómo funciona exactamente la cosa?
──Pues se cita a los centros a una hora y se forma una cola en el Salón de Actos con los participantes apuntados: cada persona tiene unos minutos de gloria, porque sobre la marcha se le asignan unos párrafos que lee a continuación desde el escenario. Fabuloso, chicos, inolvidable. Precisamente el otro día, un antiguo alumno me envió una foto recuerdo de su participación hace bastantes años, en 2011. A ver que la busco y os la enseño.
XV Lectura continuada del Quijote, abril 2011, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
─¿Y hoy, qué predomina, lo que entra por la vista o por el oído? No sabría decirlo con tanto teléfono móvil...
─¡Pero si casi ya no se habla por él!, más bien se escriben mensajitos o se comparten fotos o vídeos, pero lo que es hablar hablar...
─Y también se envían audios, sobre todo a mis padres, que son unos pesados: ¡me da una pereza escribirles!
──En la lectura silenciosa, hacia dentro, somos los lectores callados quienes ponemos las inflexiones y entonaciones ─también silenciosas─, mientras que los lectores que escuchan la lectura oral las reciben del exterior, sean mediocres o espléndidas, tanto las sonoras que entran por el oído como las gestuales que entran por la vista. Creo que podemos, y debemos, abrirnos al modo oral de leer, lo que sin duda mejorará la calidad de nuestra lectura.
─Entonces, profe, ¿vamos a convertir la clase en un lecturario?
──Eso mismo.
Goya, entre 1819 y 1822. La lectura [Material gráfico, estampa litográfica [Madrid: Establecimiento Litográfico del Depósito Hidrográfico (José M.ª Cardano)]. BDH.
───¿Qué tenemos aquí, chicos y chicas? Una representación de La lectura creada por Goya mediante litografía, una tecnología novedosa en su época, que permitía hacer copias de dibujos usando una piedra especial. Al pie de la estampa está escrito con lápiz: «Goya litografió e inventó», es decir lo diseñó primero y luego lo ejecutó con la nueva técnica, para poder difundir su creación al público. Ahora, hoy, la obra se difunde en la Biblioteca Digital Hispánica, donde también están los registro sonoros no musicales que explorasteis en clase de Lengua.
─La joven está leyendo en voz alta, ¿no? Sus dos acompañantes están escuchando atentamente.
─Uno parece sonreír.
─Desde luego están emocionados, o emocionadas, no sabría decirlo.
─Juntan las manos, están extasiados y muy cerca de la lectora, que tiene un rostro muy dulce y hermoso.
───Arrobados, embelesados, arrebatados, cautivados... los efectos prodigiosos de la lectura y de la escucha. Como en la narración de cuentos.
─Mi madre nos leía todas las noches, pero a mí ahora me cuesta leer por diversión: demasiado largos los textos, demasiada concentración se necesita.
─Pues en mi caso, lo que me falta es tiempo, siempre estamos ocupados con tanta vida móvil y la cantidad de deberes que nos mandáis, profe.
───¿Y este ha hecho los deberes?
Goya. Capricho 23. «Aquellos polbos». Museo del Prado.
─Uf, qué chungo: el profe que los está leyendo le ha castigado...
─No es un profe y no son unos deberes: es la lectura en voz alta de una sentencia, de una condena leída por un inquisidor, ese es un gorro inquisitorial y el hombre abatido es el condenado.
─Y un público embrutecido lo contempla todo. ¡Vivan las cadenas!
───Coroza, se llama ese gorro y sambenito la prenda que lleva puesta encima. Goya reflejó un hecho histórico: la condena a un pobre hombre, Perico el cojo, «que daba polvos a los enamorados», de ahí el enigmático letrero del pie «Aquellos polbos». Ahí tenéis otra forma de lectura oral y social, pero como espectáculo y como propaganda. ¿Y este otro Capricho, el 38, «Si sabrá más el discípulo?» qué os sugiere?
Goya. Capricho 38. «Si sabrá más el discípulo?». Museo del Prado.
─Anda la pera, un burro intentando enseñar a otro burro.
─Junto a ellos, otros rebuznan mientras escuchan la lectura.
───Para poder entender correctamente la leyenda, os voy a poner un breve recitado de un poema del siglo XV.
Fragmento del poema «A sombra de mis cabellos», anónimo, recitado por Luis Cañizal (2018) (0:09 min).
─Ese «si» es interrogativo entonces. Y en la estampa, Goya no afirma sino que pregunta si el discípulo sabe más que el maestro. Está hablando con el lector, con nosotros, como hace Cervantes.
─Y tiene razón la estampa: hay temas en la enseñanza de hoy día en que nosotros, los alumnos, sabemos, digamos, algo más más que vosotros, los profesores, como sucede con el manejo de las aplicaciones móviles, las redes sociales, la edición de vídeos...
─No exageremos, que se nos va a deprimir. Es cierto que conocemos cómo utilizar ciertas herramientas digitales pero la verdad es que no sabemos lo que hay detrás, ignoramos muchas cosas.
─Lo que está claro es que hay que introducir ese mundo en la enseñanza, no queda otra.
─Ese es el pan de cada día, profe, que rebuznamos sin parar, sudando la gota gorda con las dificultades que nos crea lograr la competencia digital; pero es algo que también os pasa a vosotros, ¿eh?, que los profesores sudáis lo vuestro con estos nuevos recursos.
───No me cabe duda. Pero todos intentamos ponernos al día, como lo persiguieron sin descanso los hombres de la Edad de Plata, hace justo un siglo: el impulso regeneracionista les condujo a Europa por un lado y a la educación por otro. ¡Y qué generaciones tan prodigiosas se gestaron en los años veinte y treinta! Hoy os traigo también un vídeo, una película habría que decir, ya que eso fue originalmente. Se grabó en 1926 pero no se restauró hasta 2007, por el Instituto Valencià de Cultura-La Filmoteca. Se titula ¿Qué es España?, es cine en blanco y negro y os voy a mostrar algunos momentos escogidos, en los que aparecen con imagen en movimiento algunas de las personalidades más sobresalientes de la época. La perspectiva escogida es la del regeneracionismo de la nación, el impulso educativo, la Institución Libre de Enseñanza y la pléyade de sabios de varias generaciones que conectaron con Europa gracias a la Junta para Ampliación de Estudios y promovían la modernización, aunque en esos años todavía regía la Dictadura de Primo de Rivera. El vídeo está en línea en la web del IVC, aunque en baja calidad.
¿QUÉ ES ESPAÑA?, 1926, restaurado en 2007 por el Institut Valencià de Cultura-La Filmoteca de la Generalitat Valenciana. Película B/N con tintes. 63 min.
La Dictablanda del general Berenguer (1930) y sobre todo la Segunda República (1931) incorporaron el impulso modernizador dotándolo de fondos y respaldo legal. Para entonces el empuje primero ya estaba en marcha y a la Generación del 98 se le había añadido la del 14, la del 27 y la de la República culminando la Edad de Plata de las letras y ciencias españolas. En la primera parte de la película trata de los que llama Precursores de la cultura española contemporánea: Giner de los Ríos, Costa, Menéndez Pelayo, Unamuno, que están en fotos, y Galdós, ya ciego, pero que se muestra con imagen en movimiento, que le debieron filmar hacia 1920. La segunda parte trata de La organización escolar, en que aparece Manuel B. Cossío, el gran pedagogo, aulas y maestros y el esfuerzo constructor en Madrid de los grandes grupos escolares. Pero es la tercera parte, La colmena científica, la que nos interesa más aquí y sobre la que vais a trabajar. La película muestra profesores y estudiantes universitarios y de otras instituciones educativas, como el Centro de Estudios Históricos, que dirigía Ramón Menéndez Pidal y del que hablasteis en Lengua: aquí lo tenéis precisamente, rodeado de otros profesores, como Américo Castro o Dámaso Alonso, embarcados en la «obra de restauración de la cultura española», como se indica en el letrero que precede.
¿QUÉ ES ESPAÑA?, 1926, fotograma.
─Se lo pasan bien, ¡cómo se ríen!
───Por otra parte, aquí podemos ver al investigador TNT ─vaya iniciales le tocaron─, que aparece más serio, en pleno pulso con la tecnología de la época: el fonógrafo grabador de voces.
─Profe, ¿no puedes activar el audio?, que lo tienes quitado.
───Lo pongo, como pides, pero lo que se oye es música de piano como acompañamiento, cual se hacía en el cine mudo, primero interpretada en vivo durante la proyección y luego grabado también. El original no tiene banda de sonido, se les ve, pero no se les oye.
─Justo al revés que el Archivo de la Palabra, que se les oye pero no se les puede ver.
─Parece que entre uno y otro logramos el complemento perfecto entre imágenes y sonido.
───La película ¿Que es España? se utilizó para difundir todos esos esfuerzos entre el público y se le fueron añadiendo novedades y el montaje varió; además se perdieron partes y se ha reconstruido como se ha podido. Para nosotros tiene un valor incalculable poder ver a las personalidades de la colmena científica trabajando en sus laboratorios rodeados de sus estudiantes: Cabrera, Moles, Torres Quevedo, Río-Hortega, Negrín y al maestro de todos ellos, Santiago Ramón y Cajal, que había sido premio Nobel de Medicina dos décadas atrás. Aquí lo tenemos, por ejemplo, en estas imágenes magníficas. Observad la presencia de varias mujeres. Y luego ese texto tan expresivo de la época describiendo las neuronas ─el gran hallazgo de Cajal─ como «'hilos telegráficos' de la conciencia», aunque él las llamaba también «mariposas del alma».
─Caray con los ramones.
───¿Queréis oír su voz, conservada en el Archivo de la Palabra, cinco años después de la filmación? Presidía la Junta para Ampliación de Estudios y lo seguirá haciendo durante la República hasta 1934, en que fallece. Navego por la Fonoteca literaria de APEQuevedo: en el número 13 está el primer Ramón, el filólogo, que trata del porvenir de la lengua española, donde indica que «La comunicación a distancia se hará cada vez menos por escrito y más de palabra». Pero ahora nos interesa el segundo Ramón, el médico, en el ítem número 16, que está justo después de Concha Espina y de la Xirgu.
Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente.
Te quejas de las censuras de tus maestros, émulos y adversarios, cuando debieras agradecerlas. Sus golpes no te hieren; te esculpen.
Era una época muy voluntariosa y preocupada por la educación, como se puede ver. Había una institución que ha renacido brillantemente en nuestros días, que fue la Residencia de Estudiantes, donde podríais haber ido a vivir si después del Bachillerato hubierais venido a estudiar a a la Universidad de Madrid, la única que existía entonces. Lorca vino a estudiar Derecho y Luis Buñuel, el cineasta, Ingeniería Agrónoma, por ejemplo. Juan Ramón también vivió en ella y solía visitar los nuevos edificios: él la bautizó como «Colina de los Chopos», y la película que estamos revisando le dedica su parte final, donde muestra la vida en los pabellones dormitorio, el comedor, los laboratorios de investigación, que completaban la formación universitaria y otras cosas. Ilustres personalidades internacionales la visitaban e impartían conferencias, tenía una buena biblioteca, clases de idiomas gratuitas. El salón de actos conserva el piano con el que tocaba Lorca. Si el tiempo nos lo permite organizaremos una visita.
─Ese es Ramón y Cajal paseando por allí, ¿no?
─Parecen todos muy formales, con sus chaquetas y corbatas.
───Eran una élite liberal y con recursos, pero preocupada por la gente. Decía Lorca que él había encontrado un público nuevo para el teatro: el pueblo. Y los científicos, que eran legión y para entonces ya han ganado reputación internacional, buscan también mejorar la vida cotidiana, ahuyentar la enfermedad, comprender racionalmente las cosas.
─Qué ingenuos, eran, ¿no?
───Eran tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, el año 1926, pero luego vino la democracia republicana, y el voto femenino y las reformas, y dinero para la educación y la investigación: había muchas razones para el optimismo.
─Me recuerda al período de un siglo atrás, el siglo XVIII, cuando la Ilustración permitió el avance de las reformas, pero que desembocaron en el retorno del absolutismo tras las guerras napoleónicas. Goya mismo sufrió esos cambios en sus carnes. Tuvo que vivir casi escondido y exiliarse. Y murió en el exilio.
─Y la República terminó en Guerra Civil.
─Esa forma de decirlo se puede interpretar como si una fuera la causa de la otra.
───Ya analizaremos esos problemas más adelante, ahora toca tomar nota de los caminos que se abrieron en esa época. La Edad de Plata tiene voces en muchos ámbitos, no solo literarios. Por ejemplo, Bartolomé B. Cossío (1857-1935), el pedagogo y discípulo de Giner de los Ríos (1839-1915). Aquí lo tenéis, a Cossío, aunque sin sonido, en 1926; junto a él aparece Fernando de los Ríos (1879-1949 en exilio), gran protector de Lorca, que años después sería un ministro importante.
¿Queréis oír la voz de Cossío? Está en el Archivo de la Palabra: le tuvieron que grabar en la cama porque estaba enfermo. Muere en 1935, así que también se perdió, como otros grandes maestros, afortunadamente, el desastre que le siguió, la Guerra Civil y la pertinaz sequía cultural y educativa del franquismo. La Fonoteca literaria lo recoge entre su colección de audios publicados: el número 8, y también a Fernando de los Ríos en el número 55, ya ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes; es decir, lo que hoy llamaríamos Educación y Cultura. El primero habla de la educación del niño y el segundo de las relaciones entre la cultura y el estado. En la década anterior a la llegada de la República, en los años veinte, en España había una tasa de analfabetismo global del 52% y de analfabetismo neto (de diez o más años) de más del 40%: unos siete millones de habitantes, de la que además predominaban significativamente las mujeres. Hoy España tiene una tasa de alfabetización del 98 %, solo el 2% no sabe leer ni escribir, personas muy mayores. ¿Qué os parece?
─Se ve en el gráfico que el analfabetismo iba descendiendo, pero lentamente.
─Sí aunque con mayor pendiente y más rápido conforme avanza el silgo XX.
─Podrían escuchar, pero no leer ellos mismos, los analfabetos, digo. Una frontera que limitaba mucho sus posibilidades, está claro.
───Lorenzo Luzuriaga (1889-Buenos Aires, 1959), otro pedagogo de la Edad de Plata vinculado al Museo Pedagógico Nacional, se puso a estudiar el analfabetismo en España y escribía en 1926 (p. 15) que
...las causas mas importantes del analfabetismo son la falta de escuelas, la matrícula deficiente y la asistencia irregular de los niños a las escuelas.
Una calamidad terrible, que contrastaba con otros países del entorno, mucho más alfabetizados. Y la clave estaba en la escolarización. Había que escolarizar al millón de niños que no iban la escuela: escolarizar para alfabetizar. Construir escuelas, pero también formar maestros y subirles el sueldo («gastad, gastad en los maestros» decía Cossío). Además, en sus preocupaciones atendían a otros niveles de enseñanza. Observad la importancia que concede el ministro Fernando de los Ríos en la «política pedagógica» a la enseñanza secundaria, el Bachillerato, hasta entonces cosa de una exigua minoría, ya que solo había un instituto público en cada capital de provincia.
Pero una gran política pedagógica no puede satisfacerse con formar profesionales, sino que su preocupación básica ha de consistir en hacer hombres. El ingeniero, el arqueólogo, el obrero cualificado o el profesor necesitan ser sensibles a los valores espirituales universales en que está inmerso el ambiente de su época. Necesitan educar su sensibilidad, ponerse internamente en condiciones de gozar y apetecer el goce que destila un gran ensayo, una poesía exquisita, una bella sonata, un cuadro, una estatua. Y recíprocamente, sentirse atraídos desde dentro por los grandes descubrimientos de la química o de la mecánica, pongo por caso. De aquí dos consecuencias para la política pedagógica. Una, la trascendencia de la enseñanza secundaria por ser universalista y humanista. Otra, el vigor que es preciso dar a la educación estética como vía abierta para la depuración de la sensibilidad.
─Educar la sensibilidad habiendo millones de analfabetos que desconocen lo más básico ya es para nota, ¿no?
─Pero hay que hacerlo. Además, aprender a leer y escribir sirve para poder trabajar, pero también tiene que valer para disfrutar.
─Fíjate en nosotros, que nos lo pasamos bomba no, lo siguiente.
─¿Te imaginas que no supiéramos o, peor todavía, que no pudiéramos aprender a leer y escribir?
─Desolador, pero así ya no tendríamos que estudiar; aunque tampoco podríamos gozar, la broma pierde toda su gracia.
───No conservamos el sonido de su voz, pero sí algunos textos que leyó Federico García Lorca en público, como la Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros. Allí, en Fuente Vaqueros, fue donde nació el poeta, y el discurso lo leyó en la inauguración de la biblioteca pública en septiembre de 1931, la primera de toda Granada. Federico sabía muy bien lo que hacía y tenía una idea muy clara de cuáles eran las causas de los males de España: había leído a Cervantes, a Galdós, a Baroja, a Valle-Inclán y a Juan Ramón, había bebido de la mejor cultura española e internacional, le gustaban las novedades, había estudiado mucho (aunque Derecho, la razón de estar en la Residencia de Estudiantes de Madrid, poco) y al final se había formado su propia opinión y forjó su propia voz. ¿Queréis escucharla? Os leo un fragmento universal que pertenece a esa Alocución.
No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
─'Medio pan y un libro', qué idea tan genial.
─Inolvidable además.
─Profe, aunque no pudas ponerlo, me he imaginado al poeta leyendo con su acento «andalú granaíno».
─Y de la gente que estaba escuchando: ¿cuántos de ellos serían analfabetos? ¿Les sonaría bien eso de tener una biblioteca pública?
──Era una época muy distinta a la nuestra: faltaban libros, faltaban buenas fuentes de información, era la escasez el rasgo más definido. La nuestra, en cambio, es una época de sobreabundancia, de exceso de ruido que se confunde con información. Ahora el problema es cómo navegar en ese océano en el que no se sabe en qué o EN quién se puede confiar. Y eso que todos (menos alguno que no quiero señalar) nos manejamos bien con la lectura y la escritura, y trabajamos la sensibilidad estética.
─Eso sí que no, profe, que aunque puede molar, el reggaeton no es muy estético que digamos.
─¡Lo mismo creo yo de tu despeinado postizo!
───Pensaba yo que como materia de Historia podríamos tener un poco de sana envidia de la Fonoteca literaria, y me preguntaba si sería posible crear también una Fonoteca histórica: me refiero a una colección de audios específicamente históricos, porque todos los son, claro, ya que siempre se pueden considerar como documentos, aunque de mayor o menor valor. Vamos a echar un vistazo la colección de la APE Quevedo y a seleccionar aquellos que podríamos incorporar a nuestra colección de audios con valor histórico.
─Profe, yo creo que los audios republicanos del Archivo de la Palabra, desde luego merecen incluirse.
───Claro, y todavía hay algunos de los que no hemos hablado, como el audio del Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, que improvisa sin papeles sobre El concepto de la oratoria, en Fonoteca 76, y donde indica la importancia de la preparación del discurso aunque luego se improvise a partir de ella. El otro audio es sobre La Revolución Española que él personificaba y que comienza «¡Españoles del mañana!», donde habla de la llegada de la democracia tras la caída de la Monarquía ─esa es la «revolución»─ y los riesgos que se corren al mantenerla, tanto por la avenida de la anarquía como de la reacción.
─Pues desgraciadamente llegaron las dos a un tiempo, ¿no, profe?
───Pues... la verdad es que sí: los que decían querer evitar la revolución la provocaron con el golpe de estado fallido de julio de 1936. Se liberaron unas fuerzas terribles en un contexto de crisis económica y social, no solo española, sino mundial.
─Es verdad, con Hitler y Mussolini sin encontrar quienes los frenaran.
─Ya sabemos que las democracias abandonaron a la República Española, pretendiendo con la política de apaciguamiento evitar una guerra europea que al final llegó igual: pero encima, cuando las potencias fascistas eran más fuertes y agresivas.
─Sí, además estaban probando su armamento en la guerra de España, y comprobando el miedo que inspiraban, que se sumaba al miedo a la guerra de la opinión pública.
─Pero eso no está sucediendo ahora. En nuestros días no se practica una «política de no intervención» como la de entonces: ellos no sabían las consecuencIas del fallido apaciguamiento, pero nosotros sí las conocemos, la Historia nos lo cuenta. Ahora las democracias estamos ayudando a Ucrania a defenderse, no están cegatas como en los años treinta.
─Pues yo creo que dando armas no se ayuda, se agrava la guerra.
─¡No a la guerra!
───A ver, a ver. La Historia no se repite, pero rima, como mantiene el historiador Julián Casanova, que ha estudiado en su obra Una violencia indómita (2020), las guerras del siglo pasado en Europa. Estos mismos debates, o muy parecidos, se tuvieron entonces, también muy encendidos. Hablando de Historia, el audio del maestro liberal Ortega y Gasset, de la Fonoteca 20 trata precisamente de ella, pero vista desde 1932, antes de tantas desgracias.
─Cuánta razón tenía. Volvió la reacción.
───Pero no solo la reacción. Esos años son los de las masas, nadie sabe muy bien entonces qué hacer con ellas. Los intelectuales de la Edad de Plata heredan la idea de que la educación es la clave, pero primero hay que educar a una minoría, enviarla a estudiar fuera y aprender lo que allí se hace, para que luego los pensionados puedan volver y enseñar a otros. Juan Ramón dedicaba sus obras a «La inmensa minoría», pero la generación de la República cree que ya ha llegado la hora de ampliar sus esfuerzos a toda la gente y que la nueva democracia puede ser la oportunidad tan esperada. Lorca, en su discurso, dijo también:
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: 'Cultura'. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
─Lleno de fe, pero falto de luz. Otra vez da en el clavo con una eficacia asombrosa, qué tío tan grande.
─¿Con la frase se refiere a la religión que se despreocupa de la ilustración, no?
─Una vez te oímos decir, profe, que la guerra la habían ganado los curas y la habían perdido los maestros.
───Miles de maestros fueron depurados, la educación volvió a manos de la Iglesia y lo público retrocedió. Todo ese movimiento pedagógico que había comenzado como una iniciativa privada y había ido surtiendo a lo público durante las primeras décadas del siglo pasado hasta llegar el poder oficialmente con la República sufrió un revolcón con la Guerra Civil y la posguerra: la reacción se justificó con la revolución que ella misma había provocado, como hemos mencionado antes, y España volvió al atraso y a ser diferente, porque de nuevo en 1945 los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, ahora enfrentados, no fueron capaces de hacer caer al régimen de Franco que había colaborado con los nazis y permitieron una dictadura en vez de favorecer la democracia. ¿Os suena la rima?
─Claro, profe: a los tiempos que estamos viviendo.
───Y sin embargo, y sin embargo...
─¿Qué, profe?
───¿Y si no hubiera habido guerra? ¿Y si no hubo una guerra? Eso se pregunta precisamente una de esos autores republicanos de la Edad de Plata que tuvo que crecer como escritor en el exilio americano. Veo que han recogido en Fonoteca 10 un fragmento de la obra La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco publicada en 1960, leída por su mismo autor, Max Aub.
─¿Y de qué trata?
─Para saberlo, luego te la escuchas.
───Max Aub también publicó un libro donde simulaba leer su discurso (irreal) de ingreso en la Academia Española en 1956, delante de Lorca y Miguel Hernández, que seguían vivos. Volveremos sobre ello.
─¿Y no nos puedes adelantar algo? Vaya intriga. Nos dejas con la miel en la boca.
───Bien dicho, pero no, tenemos que retomar el hilo. Vamos a terminar comentando otros audios históricos. Por ejemplo el de Fonoteca 59, que recoge la intervención de José Álvarez Junco, que fue profesor mío, sobre las diferencias entre «Mito e Historia», un fragmento de una conferencia impartida en la Fundación Juan March en 2019.
La Historia no es una ciencia exacta, no podemos experimentar, no podemos repetir un acontecimiento histórico... pero sí tenemos que fundamentar los hechos que consideremos probados... y dar una explicación racional [...] La Historia es un arte narrativo también.
Esta Fundación que os cito tiene un sitio web, Canal March, que sube en línea muchas de sus conferencias y actos audiovisuales ─conciertos, entrevistas, recitaciones, obras teatrales─ con personalidades actuales, y se puede aprovechar para enlazarlos en una fonoteca que queramos construir. Otro repositorio imprescindible es la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (BVMC), que tiene portales de autor, clásicos, modernos y contemporáneos, con sus textos y en muchos casos, audios recogidos en las respectivas fonotecas, algunos de los cuales pueden tener un valor específicamente histórico. Por ejemplo, la Fonoteca APEQ toma de allí la entrada 44 el soneto de despedida de Moratín cuando se exilió por afrancesado en 1817 y que escribe desde Burdeos, donde coincide con su gran amigo Goya, también en exiliado allí. Ambos morirán fuera de España. Hace unos días visité el panteón madrileño al que trasladaron sus cenizas medio siglo después. ¿Queréis verlo? Es un sitio magnífico.
Panteón de Hombres Ilustres (1887) en el cementerio de la Sacramental de San Isidro de Madrid con las tumbas de Goya (luego trasladado), Moratín, Meléndez Valdés y Donoso Cortés.
─Profe, das más vueltas que un tiovivo, que no sé lo que es, como tampoco lo que es un tocadiscos, por cierto; pero, eso sí, sé que son aparatos que da vueltas.
─No le hagas caso, que estas rutas multimedia nos encantan, profe. Es como estar en el patio o en la calle.
─Sí, sí, la vida moderna es así, como tus clases.
─Entonces, ¿podemos sacar ya los móviles?
───De momento, no. Y gracias por los cumplidos, mi trabajo me cuesta daros ese contento. Volvamos a lo nuestro. Muchos años después de los ilustrados, en el año 2000, Jesús Munárriz, un reconocido editor de libros de poesía, recoge su experiencia graba con su propia voz en el Aula de Poesía de la Universidad de Alicante el poema autobiográfico Que yo nací en el 40, que documenta su vida entera y que está en línea en la BVMC que he mencionado antes. Escuchemos el inicio:
En los años 40, cuando los de mi edad éramos niños en España,
todos todos católico-franquistas por decreto
y muy especial los hijos de los rojos
y de republicanos y de ateos
huidos, depurados o enterrados.
[...]
─Sí, tuvo que ser duro si no eras de los vencedores.
───La singularidad española no fue haber vivido crisis sociales, económicas y políticas, todos los países las vivieron, ni tampoco haber sufrido una guerra civil fratricida: ¡cuántos países europeos la sufrieron también! La singularidad nuestra es que después de la guerra no vino la paz, sino la Victoria, y los vencedores se comportaron de formas terribles, sin que el escenario internacional consiguiera atemperarlo o impedirlo. La nueva Guerra Fría favoreció presentar el franquismo como anticomunista y la cuestión de la democratización quedó aparcada. Los combatientes de La Nueve, republicanos españoles exiliados inscritos en el ejército de la Resistencia francesa, que liberaron París de los alemanes en 1944, creían que cuando acabara la guerra también se liberaría España de los aliados de los nazis que la gobernaban, pero no fue así. La democracia tardaría varias décadas en volver. Entretanto ¿qué ocurrió con la Edad de Plata? Que no pudo continuar en nuestro país, que desapareció en gran medida por el exilio de sus representantes más señalados, pero sobre todo por el giro tremendo que sufrieron las prioridades dominantes hasta entonces. A partir de ahora hasta la ciencia debía ser católica, la política autoritaria, los ideales deberían ser los más tradicionales, el fin de la coeducación de niños y niñas, la represión de los disidentes y el control absoluto de la opinión pública. En fin, la vuelta a una dictadura, ahora más feroz porque su fundamento ideológico fue una guerra civil, después de unos pocos años de democracia en los que apenas se pudo avanzar en algunos terrenos. Nuevos exilios y muchos exiliados, tanto en el exterior ─como tantas otras veces en el pasado─, como en el interior, obligados al silencio y a una supervivencia difícil. Había llegado la era de la desmemoria impuesta: cuando Max Aub viaja a España desde México en 1969 apenas nadie le conoce, ni ha leído sus obras, todas prohibidas, ni la gente joven tiene interés por abrir viejas heridas, según dice, y solo quiere mirar hacia adelante, al futuro, no saber, mejor no saber, no vaya a ser que... El olvido duradero había vuelto a la gente ignorante, aunque aparentemente feliz con el desarrollismo económico, que no político. Escribirá Max Aub, decepcionado, «Vengo —digo—, no vuelvo», y regresó a México. Ese fue el efecto más terrible, en mi opinión: la capa de polvo y roña que nos tuvimos que sacudir para poder saber de dónde veníamos y adónde podíamos ir.
─¡Madre mía! Te habrás quedado a gusto, profe, con este discurso.
─Hemos entendido que la Historia no es algo ajeno a nosotros, sino que vivimos en ella.
─Es una corriente poderosa que nos zarandea.
─Ya te digo: creíamos que íbamos a cursar el Bachillerato, más de lo mismo que la ESO, y en realidad estamos cursando una pandemia y una guerra. Que, además, no son las primeras.
─Pero tu discurso fue muy claro, profe, aunque a lo mejor no todo el mundo lo comparte. Pero lo de quedarte a gusto no te lo quita nadie.
───Así es, muy a gusto: recordad que como soy mayor he conocido los tiempos en los que no se podría haber dicho todo esto en voz alta, incluso era mejor no pensarlo siquiera. ¿Es esto abrir viejas heridas? ¡Es curarlas, coñe, que están gangrenadas, y dar a cada uno lo que se merece, que es el propósito de la justicia! Y también lo es del conocimiento histórico, por cierto. Así que, de esta manera nuestra introducción a lo que sería una Fonoteca histórica podría incluir mi testimonio oral, improvisado, como decía Alcalá-Zamora, pero muy meditado ─aunque también emotivo. Escuchad lo que escribe el profesor Julián Casanova en su blog La Historia rima:
En 1945, Europa occidental dejó atrás treinta años de guerras, revoluciones, fascismos y violencia. Pero España se perdió durante otras tres décadas ese tren de la ciudadanía, de los derechos civiles y sociales y del Estado de bienestar.
La dictadura de Franco para estudiantes, 29-11-2019
Lo dejamos aquí. Hasta el próximo día, chicos y chicas, en el que trataremos del Recitario histórico.
[Este apartado de herramientas se lo puede saltar el lector ocupado que de momento no esté interesado en las cuestiones técnicas ─que ya lo estará, ya─. Saltar a 2.4. Escena cuarta. Un Recitario literario en clase de Lengua.]
──Dado que vamos a dar la clase conjunta, creo que deberíamos hablar un momento sobre cómo explicarles la mejor manera de fabricar una fonoteca y un recitario. ¿Te parece?
───Por supuesto. Pienso que ya tienen claro lo que es una fonoteca digital, y que hay que localizar los audios ya publicados y enlazarlos, aunque algunos se puede incrustar, y eso ya tiene una cierta complicación técnica. La normativa las llama obras derivadas que se reutilizan. ¿Qué te parece si nos centramos primero en lo que es un recitario? Te podrías ocupar tú de ello en clase de Lengua y recurrir a los ejemplos que ofrece el Recitario de la APE Quevedo, que están muy bien.
──De acuerdo. Luego, en la clase conjunta, les explicamos entre los dos los aspectos técnicos que ahora vamos a tratar de ordenar tú y yo, y, por último, en otra de tus clases de Historia, puedes montar tu deseado Recitario histórico.
───Trato hecho: en tres sesiones lo zanjamos. Por todo esto nos van a subir el sueldo hasta la estratosfera.
──¿Y crees que el prestigio de nuestros departamentos subirá también y permitirá que nos retrasen la jubilación hasta los cien años?
───¡Qué cachonda! Date por contenta si solo nos mantean en el patio, como a Sancho en la venta.
──La profesora de Lengua volando por los aires y el de Historia, ya manteado, atascado en las ramas altas del árbol: qué bonito espectáculo. Bajemos al suelo. He traído un esquema: si quieres lo vamos revisando y lo completamos sobre la marcha. Se me han ocurrido ocho pasos técnicos: 1. Preparación: texto y metadatos; 2. Grabación del audio: los formatos; 3. Envío del audio; 4. Edición sonora; 5. Metadatos internos; 6. Exportación; 7. Edición digital web y 8. Difusión.
───Eres una máquina, pero no se te olvide que hay que empezar con algo de didáctica, que no todo va a ser técnica. De qué sirve grabar la lectura de un texto, si nos chirrían los oídos al escucharla. ¿Qué te parece si para comenzar le pedimos al alumnado que eche un vistazo a la página Didáctica del recitado y las claves de la lectura en voz alta, del profesor Pedro Hilario Silva en la web de la APEQuevedo?
──Ah, por supuesto; estupenda idea. Todos sabemos que la técnica es un medio, no un fin. Yo me encargo de ello.
───¿Ensayamos los pasos y completamos el esquema con los comentarios que mejor procedan?
──La preparación del texto debe consistir en elegir el que interese en una edición fiable y en acopiar los datos de autor, tipo de texto, texto propiamente dicho y datos de la edición utilizada, como la editorial y el año de publicación, y si se puede, la fecha de creación o de primera publicación.
───Es decir, se trata de recopilar los datos (el texto en sí) y también los metadatos, que sirven para identificar a los primeros.
──Las ediciones impresas facilitan esos metadatos en las páginas de créditos.
───Las ediciones digitales fiables suelen traerlos también, sean libros electrónicos o páginas web. Hay que desconfiar de los que no los ofrezcan, ya que puede ocurrir que los textos no se correspondan con los del autor y hagamos una pifia; es decir, que la pifiemos.
──Vale, pero ya me los estoy imaginando decir: «pero, profe, cómo escojo un texto, no nos lo vas a asignar tú?» Y otro: «Nosostros no tenemos tus superpoderes»?
───Ya, pues ahí les soltamos el dicho popular: «A Dios rogando... y con el mazo dando». A ver si así espabilan.
──Ya sabes que alguno habrá que hará la consabida apostilla: «¿Y ese dicho qué quiere decir, profe, que lo hagamos a voleo?»
───Exactamente: que te des con el mazo en la cabeza o en donde quieras a voleo, es decir donde caiga. Pero que des.
──«¡Qué cachondo eres, profe», dirán. Lo que hay que subrayarles es que no se los vamos a asignar, que cada uno se las apañe, que consulte con su abuela o su padrino, o con quien quiera, o que escoja un texto él solito o ella solita. Un texto, eso sí, que le diga algo. ¡Qué le emocione! Que se pregunten qué texto va mejor con cada situación. Si está enamorado, pues un Bécquer; si furioso, pues uno que lo tranquilice; si más contento que unas castañuelas, pues... un romance jocoso. Poesía o prosa, es igual; algo entero o un fragmento significativo, da lo mismo. Pero, eso sí, hay que elegirlo con pasión, con escalofrío, con duende ─como quería Lorca─, buscar esa materia de la que están hechos los sueños. ¡Venga, venga: a investigar, a investigar, hasta llegar al mar!
───Para facilitarles las cosas podemos mostrarles algunos ejemplos de datos y metadatos del sitio APE Quevedo. Y comenzar por estos: Fonoteca 70 y 71, un clásico y un contemporáneo.
──El primero es una lectura oral de una obra de teatro de Cervantes y el segundo un fragmento de una intervención sobre la poesía de la Generación del 27 en la Residencia de Estudiantes. Todo les resonará bien a los chicos. Oye, una cosa: se nos olvidó antes aludir a la importancia de recoger también el metadato del nombre del recitador o lector, que puede ser el del propio autor, como Miguel García-Posada, que fue crítico literario y editor y experto en Lorca, además de profesor de instituto y director del Beatriz Galindo.
──Ahora grabar audios está chupado: todos los móviles no solo tienen micrófonos aceptables, sino que además disponen de una aplicación grabadora que al menos hace lo básico, que es lo que necesitamos, nada de florituras técnicas y ni exigencias de altísima calidad que desanimen a los que quieran participar.
───Lo más fácil será utilizar las notas de voz de las aplicaciones de chateo digital: pulsar en el icono del micrófono de WhatsApp, Telegram, Signal o iMessenger, y arreando. Al parecer, según la propia compañía, cada día se envían 7.000 millones de mensajes de voz a través de WhatsApp en todo el mundo. No sé en las otras. Algunas aplicaciones permiten detener la grabación y luego continuar, incluso escucharla antes de enviarla.
──O bien, utilizar la aplicación propiamente grabadora y luego enviar (o compartir) el audio por alguna de esas aplicaciones o por correo electrónico. El problema, más allá de la calidad del audio está en los formatos: WhatsApp y Telegram usan el formato abierto OGG para grabar y enviar, pero Signal usa el formato AAC, la grabadora de Xiaomi usa MP3 (con compresión), AAC o WAV (sin compresión), y otras marcas y sistemas usan M4A, MP4, MPEG, ARM...
───¡Qué manía de no estandarizar las cosas, ni los probelmas que causa que no haya un único modelo de cargador!
──Para más inri, el navegador Safari del ecosistema iOS de Apple no lee el formato OGG, da siempre error. Hay una solución cómoda para resolver el batiburrillo: convertir todos los audios a MP3 y olvidarse de utilizar los distintos formatos originales.
───Y para grabar tenemos que recordar que el micro no debe estar ni muy junto a la boca, para que no recoja la respiración, ni muy lejos, para que el recitado no se confunda con el ruido ambiental. Algunas aplicaciones de grabadora permiten elegir entre varias opciones Música, Voz o Entrevista, como estas que hay en mi móvil:
──Al final, todos son buenos y cumplen su función, más o menos. Lo importante es el modo de leer o recitar.
───Ya: estás pensando en los lectores y recitadores cagaprisas.
──Y en los lectores y recitadores planos.
──Y no te olvides de los secos, los toscos.
───Ni de los hos histriónicos.
──Ni de los chuletas.
───¿Y qué me dices de los apocados que hablan en voz muy baja?.
──Creo que una lista de maneras incorrectas de recitar les sería útil si conseguimos ponerles buenos ejemplos. ¿Qué te parece si nos turnamos parodiando unos y otros, pero utilizando el mismo texto? ¿Qué opinas de este?:
A sombra de mis cabellos
mi querido se adurmió
si le despertaré o no.
───Vale, de perdidas al río.
──En las aplicaciones de chateo, en cuanto sueltas el botón del micrófono cuando has terminado de grabar envían de inmediato la nota de voz. Más rápido y cómodo imposible: a veces se escapan audios que no quieres enviar: no veas cómo vociferan mis hijos cuando les ocurre eso.
───Pues los míos también son aficionados al audio y están todo el día audio que va y audio que viene. ¡Hay que ver la pereza que le da escribir a esta gente! Alguien debería concienciarles sobre ello,
──La verdad es que sí, pero, mira, ahora precisamente estamos dándoles la razón, y aquí andamos los dos enredados con los audios.
─── Alguien debería hablarles sobre cómo debería uno acercarse a ellos: ¿los profesores de Lengua, quizás?
──Ojo al parche: que eso es una competencia digital trasversal: el asunto nos afecta a todos los departamentos, y si me apurar, al de Historia especialmente, por aquello de que la Historia nace precisamente con los documentos escritos
───Y está claro que escribir es codificar el habla.
──Retomando el hilo, entonces: si el audio que quiere enviar el emisor no procede, se elimina ─antes o después de enviarlo─ y santas pascuas.
───Claro, nada más fácil.
──Desde el otro lado, el de la recepción: tiene que haber un destinatario que centralice los audios, vamos a llamarlo el editor del Recitario, porque será el que fabrique con los audios recibidos y editados el Recitario en línea. En cuanto llega, el audio se puede oír enseguida, en las propias aplicaciones de chateo, o bien descargarlo para reutilizarlo. Lo encontraremos en la carpeta Descargas (Download) y con un gestor de archivos se puede llevar y traer de acá para allá y, si lo deseamos, o enviarlo a su vez.
───Nos estamos olvidando de que también se pueden abrir las aplicaciones de chateo en el navegador del ordenador de mesa y desde esas pestañas escuchar o descargar los audios en una carpeta local.
──Sí, sí, vamos a necesitar un ordenador de mesa para editar los audios y publicarlos en línea en el Recitario. Por mi experiencia, lo mejor es crear una carpeta de Recitario y tantas subcarpetas como autores o recitadores, y allí descargar los audios originales renombrándolos─de momento─ con este esquema de nombre de archivo: autor-título-recitador, conservando la extensión de archivo original (OGG, MP3...). Eso, que vale para el editor del Recitario, también vale para cualquiera ─lector o recitador─ que quiera editar sus propios audios antes de enviarlos al editor oficial.
───¿Lo estás apuntando todo, quieres que lo haga yo? Ahora viene la conversión del audio, ¿no?
──Sí, ahora toca la edición del audio y por suerte contamos con programa de código abierto y multiplataforma que puede hacer todo lo que necesitamos sin necesidad de recurrir a programas profesionales y de pago. Es gratuito y muy veterano: se explica en Tecnología en los institutos desde al año de la polca. Se trata de Audacity ─'Audacia', un juego de palabras en inglés sobre el doble sentido de la raíz─.
───¿Y no hay versión para móviles?
──Están en ello, de momento se necesita un ordenador de mesa. La interfaz se puede poner en español al instalar y hay ayudas y vídeos tutoriales en abundancia para aprender a usarlo. La Mediateca de EducaMadrid tiene tanto tutoriales como audios educativos de todo tipo ─y también algunos ejercicios─. Lo básico se entiende en dos patadas.
───¿Y la conversión a MP3?
──Ya va. Es muy importante que tras descargar e instalar Audacity en el ordenador le añadamos ─instalándolo también─ el complemento FFmpeg import/export library que permite abrir y exportar todo tipo de formatos de archivo de audio, cosa muy necesaria dado el batiburrillo que hemos mencionado antes.
───Una vez que importamos un audio para editarlo, ¿qué cosas podemos hacer con él?
──Lo primero, por supuesto, grabar directamente, con el botón rojo. Y luego, para trabajar con audios que nos llegan, cuatro cosas: expurgar, copiar, pegar y unir, amplificar y reducir ruido. Aunque habrá muchas más, pero las básicas son esas. Me explico. Es muy fácil seleccionar con el ratón un trozo que se oye mal o sobra o haya que sustituir: pues con la tecla de suprimir se borra. Atención: hay que Guardar el proyecto nada más importar el audio pero sobre todo cuando se hacen modificaciones: así se pueden deshacer cuando se necesite y hacer pruebas sin problemas. Al guardar se crea un fichero del mismo nombre que el original pero con extensión .aup3.
───¿Me dejas intentarlo? Voy a enviar un OGG a la pestaña de chateo del navegador del ordenador. Luego lo descargo en una subcarpeta y lo abro con Audacity.
──Al grabar la nota de voz procura cometer algún error, deja un tiempo y di «ojo, repetición» o algo así y repite lo que sea, para que podamos editarlo con mayor facilidad. Observa cómo se visualiza el sonido de tu audio.
───¿Y esa voz es mía? Mira qué monas aparecen mis ondas sonoras: es que, hay que reconocerlo, yo soy muy bien sonado. Voy a seleccionar y borrar...
──O copiar, cortar o pegar... Luego hay que seleccionar todo el audio con CRTL+ A y a continuación pulsar en Editar - Recortar límites - Unir, para reconstruir un único archivo. Lo mismo si abres un segundo archivo y seleccionas, copias algo y luego lo pegas ─con CRTL + V─ e incrustas en el primero: hay que unir siempre los trozos.
───Ya está expurgado y unido de nuevo.
──Pues quedan los filtros, que hay muchos: el primero de ellos es para Amplificar bien el audio entero o bien una parte seleccionada, por ejemplo, porque suena todo con un volumen bajo y la onda es pequeña. Tu audio está en ese caso, sería conveniente amplificarlo. El menú Filtro - Amplificar muestra por defecto el parámetro de máxima amplificación, que podemos reducir, por supuesto.
───Ahora la onda se ha hecho más gruesa.
──Mejor así. Nos queda por tratar el filtro de Reducción de ruido, que es útil cuando queremos no solo quitar un trozo, que basta con suprimir, sino disminuir un sonido de fondo que viene de la calle o del entorno, por ejemplo cuando grabamos en un sitio donde hay gente de charla en las mesas de alrededor. No creo que haya que obsesionarse con que las grabaciones sean puras e inmaculadas, sin otros sonidos que la voz; ya lo hemos comentado. Al contrario: esos otros sonidos las vuelven reales. Me gusta especialmente una grabación del Recitario APE Quevedo hecha en un páramo delante del panel informativo que contenía el Romance de la loba parda: al recitador le entró el ansia y lo grabó allí mismo, en el monte, entre chozos de pastores.
───Desde luego que sí, lo mejor es enemigo de lo bueno y nada como la perfección para ahuyentar al personal. Más vale un toma, que dos te daré. O mejor, más vale una toma en mano, que dos volando.
──Pareces Sancho, con tanto dicho redicho.
───Pues tú ni te pareces a don Quijote ni tampoco a Aldonza Lorenzo. Escucha, que me sé de memoria esta cita del Quijote:
──Ja, ja, clavadita a mí. Ahora a lo nuestro. Las opciones del filtro de Reducción de ruido explican que el efecto se consigue en dos fases: primero se selecciona una parte donde se escuche el ruido y se guarda; luego se selecciona todo el audio y se aplica propiamente el filtro, que como consecuencia cambia la onda. Si al escuchar vemos que no es suficiente, se puede deshacer lo hecho mediante CRTL + Z y aplicar un parámetro de reducción mayor.
───Y siempre Guardar el proyecto, por si las moscas. No lo veo complicado, la verdad. La chavalería se va a poner las botas con esto. En fin, eso espero.
──A continuación, viene algo menos divertido, pero crucial y sobre lo que tendremos que insistir porque le sonará a chino a los chicos: los metadatos internos, que sirven para saber siempre qué estamos escuchando.
───¿Te refieres a renombrar el fichero con más datos?
──Eso también, pero primero hay que rellenar los metadatos internos del propio fichero─las etiquetas (tags) de la canción, digamos─, que serán los que reconozcan los reproductores del audio. Lo mejor es rellenarlos al crear (o terminar) el proyecto en Audacity. Está en Editar - Metadatos.
───Ya veo: en el primer campo de Artista hay que poner junto el nombre del autor y el del recitador.
──En el siguiente campo de Nombre de pista debe colocarse el nombre o título del poema o del fragmento de texto con los datos entre paréntesis de la edición original o de la edición que se maneja, con su fecha. En teoría esos metadatos se pueden tomar de los que el recitador dicta al principio del audio.
───Por último, el nombre de la colección, como por ejemplo Recitario literario del Instituto tal o cual. Y el año de grabación y el tipo, que podemos rellenar como Recitado y sanseacabó.
───Sanseacabó no, que queda crear el fichero.
──Muy fácil, hay que ir a la opción Archivo - Exportar - Exportar como mp3, escoger la carpeta destino y ─muy importante─ renombrar el fichero con el máximo de datos a la vista (metadatos externos), para que el que se lo descargue ─pues esa opción la vamos a tener activada─ sepa a ciencia cierta qué va a escuchar.
───Deja que lo deduzca: autor-título(obra,año)-recitador-Recitario.literario.del.instituto(fecha).mp3.
──Sí, sí, así, sin espacios y con puntos o guiones para unir los términos. Hay que recordar que los menores de edad que aparezcan deben aparecer con sus iniciales o alias ─todavía mejor─ y no con sus nombres completos, por política de protección de datos. Se pueden poner ejemplos de nombres de ficheros de audio sacados del Recitario APE Quevedo, que suele ser cuidadoso con estos detalles.
───En el caso de que algo salga mal, podemos volver al proyecto y también al original, porque todo está guardado debidamente en su subcarpeta, hacer los retoques necesarios y exportar de nuevo a MP3. ¿A que sí?
──Oui. El nuevo fichero ya se podría enviar o compartir y quien lo reciba o descargue lo puede oír con un reproductor específico, como la app móvil VLC ─que también vale para vídeo─ o su versión de escritorio, o cualquier otro programa: todos ellos reconocerán y mostrarán el etiquetado interno con sus metadatos. Pero eso no es el final, por supuesto: necesitamos una vía de difusión del Recitario debidamente organizada: una página web.
───Eso, una 'güeb' en línea, con diéresis.
──Sí, una web con acceso público, pero de esas en las que podamos, llegado el caso, restringir el acceso a los miembros del Instituto o a una lista de personas concretas. Es bueno poder elegir, si fuera necesario, que el audio sea solo para uso interno, por ejemplo, en el aula virtual del grupo, el nivel o el centro. Lo que creo que podemos dejar de lado de momento es el compartir en redes sociales. Aunque ya verás como los chicos acaban sacando el tema.
────Sí, mejor una página nueva en la web de centro del Instituto o bien en un sitio web nuevo, pero vinculado a él.
──En cualquier caso hay que utilizar un gestor de contenidos, es decir un editor web en línea: podría ser el portal educativo con Liferay de EducaMadrid o Wordpress, que ahora también se ofrece por EducaMadrid a los centros públicos de la Comunidad, y que es especialmente fácil de usar, además de pertenecer a un entorno seguro, que respeta la privacidad, que no deja huella digital y en el que hay que cuidar al máximo la protección de datos personales. Creo que en el nuestro están probando esa herramienta, yo la conozco un poco.
───Pues yo la he usado, pero conocer no la conozco. Solo nos han presentado, sin intimar, ¿sabes?
──WP, abreviado, para los más íntimos, es la que usamos en el portal de la Asociación APE Quevedo. Vamos a tomarlo como ejemplo: fíjate cómo en la página del Recitario empieza con la definición del proyecto didáctico y enseguida la declaración de las licencias libres que rigen la difusión de los contenidos y a las que se comprometen los recitadores. Todos eso es fundamental, para adecuar todo a la legislación de propiedad intelectual, al caso especial de los contenidos educativos y al principio de algunos derechos reservados, en este caso la licencia Creative Commons CC Reconocimiento – No Comercial – Compartir Igual (by-nc-sa), que permite la difusión siempre y cuando no sea para uso comercial, y que si se reutilizan los contenidos se les aplique el mismo tipo de licencia.
───La Wikipedia sí que permite el uso comercial.
──Pero nosotros no, porque son contenidos que usan la excepcionalidad educativa, y algunas de las obras estarán en el dominio público ─normalmente con más de ochenta años desde la muerte del autor─ pero otras serán pequeños fragmentos de obras protegidas, que es lo que permite la ley. Mucho cuidado con estas últimas. En cualquier caso, si los participantes son menores, antes de la difusión pública debe contarse con la autorización de sus padres o tutores en los términos de aceptar la reserva parcial de derechos y licenciar el trabajo con la modalidad Creative Commons CC Reconocimiento – No Comercial – Compartir Igual (by-nc-sa), como hemos visto antes. Imagina que se quisiera grabar y difundir un audiolibro con recitados de estudiantes, ese sería el caso. Aunque no haya lucro hay que tomar esas precauciones.
───Ni lucro ni nada: aunque sea un proyecto didáctico tenemos que tomar todas las precauciones antes dichas. Hay que ser muy escrupulosos en esto.
──Y además tenemos que explicar muy bien la distinción entre libros o audiolibros o trabajos digitales abiertos y los cerrados: estos últimos normalmente son para uso comercial y van cifrados, y solo ciertos dispositivos o usuarios los pueden leer o abrir. Sin embargo, las obras abiertas no van cifradas y muchos dispositivos los pueden abrir, mostrar o escuchar. Se analiza con cierto detalle en El lector móvil: del jeroglífico al emoticono (2020) ─que, por cierto, es un libro abierto─, cuyo autor distingue por un lado Libros electrónicos cifrados y protección de derechos (04.4) y por otro Libros electrónicos en dominio público o con licencias libres (04.5), cuyas diferencias señala así:
Pero existe otro ecosistema del libro electrónico, el de los libros digitales abiertos, mal conocido por las estadísticas, donde se encuentran los títulos de dominio público y los contenidos gratuitos de las obras digitalizadas en las que han caducado los derechos o poseen licencias libres: esas obras las puedes guardar, enviar, prestar, copiar, redistribuir, como harías con los ejemplares en papel, pero que tienen además la movilidad y versatilidad de lo digital. También se pueden reutilizar manteniendo el prescriptivo reconocimiento de autoría. Muchos contenidos educativos entran en esta categoría y lograr una familiaridad con ellos es uno de los objetivos de este libro.
───Sí, tengo el libro, lo releeré. La verdad es que me interesó bastante. Es claro y muy útil para manejarse en este mundo de la lectura digital; hay que volver una y otra vez sobre él, porque se tocan muchos palos y no hay quien se acuerde todo. Si retornamos al Recitario APE Quevedo, lo primero que encontramos es el soneto de Quevedo con el elogio de la lectura, que recita Pedro Hilario, como así lo indican los metadatos externos.
──Te voy a enseñar cómo son las tripas de ese bloque de tipo Medios y texto en el gestor de contenidos WP de la Asociación. El editor Gutenberg, que así se llama el que hay ahora, divide los contenidos en bloques de distintos tipos, fáciles de crear, modificar y mover. Este concretamente, recuadrado, incluye una imagen y un texto formando una unidad, aunque se pueden editar individualmente. Este bloque se puede duplicar y así crear una plantilla para modificar los datos con menos trabajo, por ejemplo para ir añadiendo nuevos recitados.
Si te fijas bien, el bloque consta de un audio, un texto con los metadatos y un hiperenlace a una página complementaria y una imagen. El siguiente bloque, con el poema de Vallejo, otro tanto. El primer bloque tiene alineada la imagen la derecha y el segundo a la izquierda, para darle variedad: el menú emergente controla todas esas opciones. También verás que los textos tienen estilos: color, negrita y cursiva, además del subrayado del hipervínculo. EducaMadrid tiene una buena ayuda para la web de centro con WP, pero existen muchas otras, no en vano el 43 % de las webs del mundo funcionaron con Wordpress en 2021.
───Sí, ya, pero lo más importante es el audio: ¿cómo se introduce en el bloque?
──Agitando suavemente el sonajero: quiero decir que es muy fácil. Hay un panel que se activa al querer incluir algo nuevo y que permite rellenar un espacio con algún tipo de contenido: párrafo de texto, encabezado, lista, imagen, medios e imagen, audio, vídeo, columnas y muchos otros.
Al pulsar en Audio te pide o subir un fichero, elegirlo de la Biblioteca de medios, o enlazarlo.
───Ya veo, sí, que es fácil: él solito dibuja la línea del audio con los controles de reproducción. volumen, tiempo y descarga. ¿cabe mucho en ese almacenillo de medios?
──Pues con eso hay que tener cuidado: ya sabes que lo que menos ocupa es el texto, luego la imagen, luego el audio y lo que más el vídeo (y este cada vez más, dado el aumento de la resolución de las pantallas). Pero los audios del Recitario suelen ser cortos, fragmentos, nunca libros completos o audiolibros, aunque podrían serlo, ya lo creo, sería una gozada. Lo apunto para la fase dos.
───En la Fonoteca literaria la mayor parte no van incrustados como en Recitario, solo están enlazados: en ese caso son otros publicadores ─los editores originales─ los que almacenan los ficheros de audio y establecen cómo se pueden reutilizar, permitiendo o no la descarga (solo streaming, como la BDH) o indicando los derechos de uso, con licencias Creative Commons, o comerciales u otras, o prohibiendo el uso sin acuerdo escrito previo («Todos los derechos reservados»).
──Resumiendo, por un lado y previamente los participantes deben acceder y ratificar las condiciones legales que indique el procedimiento del proyecto didáctico, algo parecido a lo que hacen en el Recitario APE Quevedo:
───Y, a contunuación, a la hora de difundir los audios en línea deberán aparecer bien claras para los visitantes las condiciones de visualización y reutilización, con la licencia CC que ya hemos dicho.
──Queda meridiano, Mariano.
───Ya tenemos los audios subidos al almacenillo y maquetada la página web con ellos. ¿Y ahora?
──Antes de publicarlos hay que conseguir que el lector-recitador revise y confirme la difusión correcta de la obra. WP tiene la opción de Publicar una página, por ejemplo, pero también la de Vista previa, para revisarla antes de hacerlo. Asimismo, permite ajustar la Visibilidad de la página a Pública, Privada o Protegida con contraseña, para facilitar precisamente las revisiones externas.
───Olé. Entonces, una vez hecho lo anterior, ya se podría publicar y difundir al público, escogiendo quiénes serán sus recepetores y el tipo de acceso: si restringido o abierto al público general y con acceso libre. Y desde luego, no podemos olvidarnos de la difusión: hemos de anunciarlo en la web del centro o incluir un enlace en un boletín o elaborar una noticia en el blog del Instituto.
──Se non è vero, è ben trovato, si no es verdad, al menos está bien compuesto, ¿no te parece?
───Veamos ahora un asunto final. Una vez publicadas las enseñanzas mínimas de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (29 de marzo) y del Bachillerato (5 de abril) por el Ministerio y a la espera de su desarrollo normativo final por la Comunidad podemos ir pensando en incluir este experimento Fonoteca y Recitario en la programación y Plan Digital de Centro para el curso que viene, aplicable además a diversos cursos y materias, con vistas a alcanzar en nuestro Portfolio de la Competencia Digital Docente ─que quizás debería ser 'Portafolio'─ la acreditación del anhelado nivel C, según la estructuración que recoge el Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Educación, sobre la actualización del marco de referencia de la competencia digital docente, publicado en el BOE este 16 de mayo (PDF 48 p). El texto definitivo se basa en la propuesta de actualización del Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente (7-3-2022, PDF 210 p.), que tiene la ventaja de contener ejemplos para el desempeño y explicaciones introductorias como en esta presentación sobre el modelo de progresión para acreditar el nivel C1 (p. 20):
La integración pedagógica de las tecnologías digitales en el centro y por la investigación y la innovación en cuanto al uso de las tecnologías digitales (TD).
C1. Para el docente que se encuentra en este primer nivel, la innovación se logra a través de procesos de investigación-acción, evaluación y práctica reflexiva orientados a potenciar el carácter enriquecedor y el uso creativo y crítico de las TD en la práctica docente y en la vida del centro educativo. El profesorado de este nivel puede asumir o ya tiene un papel relevante en su centro educativo, desarrollando tareas de coordinación tanto en el diseño como en la aplicación y evaluación del plan digital del centro. Es un docente que realiza y dinamiza tareas de formación y asesoramiento al profesorado de su centro.
──Con todo lo que estamos recopilando podríamos diseñar con facilidad una situación de aprendizaje, como exige el nuevo marco educativo, aunque también podemos organizar un curso o planificar actividades de formación, como un seminario web, por ejemplo, para colegas o estudiantes. Y de gran utilidad pública, además.
───Repasando el documento de propuesta de actualización del MRCDD (p. 52) veo que lo nuestro encaja como anillo al dedo en el Área 2. Contenidos digitales, con
...tres competencias relacionadas con la búsqueda, reutilización, creación y compartición de contenidos educativos digitales respetando los derechos de autor y teniendo en cuenta que su uso se desarrollará en un contexto educativo concreto [...]
──Pues sí, esa es la línea: en su momento deberemos profundizar más. ¡A ver ese diagrama sobre creación de contenidos (p. 53)!:
───Está todo lo que estamos haciendo, hasta el uso del gestor de contenidos. Que puede ser WP con el que vamos a hacer el experimento, o también una herramienta de autor, como Exelearning, que genera contenidos digitales educativos con estándares como SCORM y permite reutilizarlos fácilmente y también subirlos al aula virtual.
──Es importante que aluda a la innovación e impacto en otros docentes del proyecto didáctico, como señala el marco de referencia en las afirmaciones sobre el desempeño referidas al 2.2.C1 (p. 14).
Creo contenidos educativos digitales estructurados (unidades o secuencias) originales de forma individual o en colaboración con otros y coordino las actuaciones del centro o de algún colectivo profesional sobre este tipo de recursos (herramientas de autor y contenidos) incorporando los resultados de las investigaciones sobre estándares y herramientas de autor.
───Claro que sí. Yo, por ejemplo, impacto en ti y tú en mí y ambos en los demás: es una partida cósmica de música de las esferas, que rebotan unas en otras y van creando el Portafolio digital y la calificación en C. ¿Qué prefieres café au lait o caffé machiatto?
──Yo, café olé. De los nuevos currículos hablamos luego, que me han dicho que la web de EducaGob, el portal del sistema educativo español, del Ministerio, es muy clara sobre la competencia digital y sobre la competencia lingüística que son algunas de las competencias clave trasversales.
───Sí, lo conozco, yo he estado revisando los currículos de Historia de España, obligatoria en 2.º de Bachillerato, y de Historia del Mundo Contemporáneo e Historia del Arte, que son optativas.
──A ver qué tal mis materias: Lengua Castellana y Literatura I y II, obligatoria, y Literatura Universal, optativa. Habrá que estudiar todo esto con detenimiento.
───Nos han puesto deberes.
──Ah, mira, la Competencia específica 3 trata de «Producir textos orales y multimodales».
───En Historia de España la 8 dice así: «Valorar el patrimonio histórico y cultural como legado y expresión de la memoria colectiva».
──Pues, que quieres que te diga: de rechupete guapete.
───¿Pero no era yo el redicho?
──¿Tenemos ya claro lo que entendemos por un Recitario? Un proyecto educativo formado por una colección de audios inéditos que se difunden según los permisos concedidos ─en este caso, licencias libres─, y que persigue dar a conocer a autores y recitadores, y enriquecer la experiencia de la lectura mediante la oralidad y el habla.
─¡Respira, profe!
──En la siguiente clase conjunta que tengamos ─y que hemos estado preparando los dos departamentos de Lengua e Historia─ os explicaremos los detalles técnicos de cómo se fabrican los audios; nos encontraremos en el aula de ordenadores, y necesitaremos que traigáis los móviles: ¿mola, eh?
─Vuelve el habla, profe: los audiolibros y los pódcast están de moda y hay publicidad sobre ellos por todas partes. Y está claro, además, que donde mejor van es en los móviles.
─Eso seguro. Ya te digo.
─Profe, los tenemos aquí, siempre preparados, como sabes de sobra, ¿los sacamos ya?
──Pues..., vale, sacadlos, que vamos a escuchar. Y lo haremos de esta manera: primero juntos, utilizando la pantalla de la pizarra, y luego por separado, cada uno en la pantalla de su móvil; bueno, venga, se permiten también las parejitas. Podéis usar esa técnica vuestra de escuchar audios pegando a la oreja el altavoz del teléfono en posición horizontal. ¿No hacéis eso a cada rato?
─Claro. Desde luego: es la forma de no molestar al prójimo. Eso y poner el volumen bajo, claro. Y que sepas que en el móvil son dos altavoces, como mínimo, para el sonido estéreo.
─Yo uso los cascos inalámbricos.
─Mira qué bien. ¿Quién te los ha regalado, tu novio?
──Venga, comienzo yo: voy a proyectar mi móvil en la pizarra electrónica. En primer lugar, entro en la página de la APE Quevedo y a continuación salto a la sección de Materiales - Innovación, donde está la página del Recitario APE Quevedo, que vamos a explorar con algún detalle.
Como se ve, lo primero se explica el proyecto didáctico, basado en recitaciones inéditas cedidas mediante una licencia libre Creative Commons, cuyo objetivo fundamental es formar una colección de materiales educativos.
─Profe, antes de lo que indicas hay otra cosa: lo primero de todo es el índice de la página web, con sus apartados numerados.
──Eso, eso, bien apuntado. Y el más importante es el 2. Índice de autores y recitadores, con hipervínculos internos (Anclaje HTML lo llaman los de WordPress), que nos permiten saltar al bloque con el audio que nos interesa. Es más fácil que deslizarse a lo largo de todo ese churro interminable... Fijaos, ya van por el audio número 77, que no está nada mal para dos meses de recolección.
─Nosotros recolectaremos más, profe: ya se ve ahí que hay recitadores con varias lecturas.
─Y también autores que tiene más gancho, como Juan Ramón o Lorca, con varias obras suyas, aunque parece que hay bastante diversidad.
──Vamos a ello, pero no olvidéis consultar en casa tanto el apartado de Didáctica del recitado, preparada por el profesor Pedro Hilario Silva, como el Procedimiento para colaborar con el Recitario ─nosotros tendremos que preparar uno también─.
─¿Me puedo encargar yo de ese trabajito?
──Vale. Observad que lo que más abunda en esta colección didáctica son los audios de poemas, lo que no es de extrañar, ya que al fin y cabo un poema es un texto completo. Vamos a escuchar uno: el poema Masa recitado por el profesor Enrique Ortiz Aguirre, escrito en 1937 por César Vallejo, y publicado póstumamente en 1939, mientras España estaba en guerra y tristes augurios anunciaban una guerra todavía peor y más extendida. Hoy, Europa también está en guerra, por eso es tan pertinente escucharlo. Atención al ritmo, a los silencios, al énfasis, al tono, al sentimiento intenso.
─¡Así quiero recitar yo: se entiende todo, es contagioso y desborda la emoción!
─Vibrante, vibrante.
─Masa son todos los hombres de la tierra, que al lamentar todos juntos, no uno a uno, la muerte, la ahuyentan. La unidad es lo que nos da fuerza.
─¿Podremos nosotros los europeos ser ahora esa masa?
─Lo seremos, quizá lo somos ya.
─«Ta chévere el poema», como diría mi tía, que como el poeta, cruzó el charco.
──En la colección, poetas los hay de diversas generaciones, algunos os sonarán y otros no, pero seguro que os interesarán, como Ángel González o Jaime Gil de Biedma; hay anónimos medievales, romances, autores vivos... y el extraordinario Ítaca de Constantino Cavafis, vamos a escucharlo recitado por el profesor Pablo Torío Sánchez. Recordad que Ulises tarda veinte años en volver desde Troya a su casa con su mujer y su hijo, que los esperan en Ítaca, esa es la historia que narra la Odisea de Homero, que era griego, como Cavafis.
─Entonces, ¿cuál es el secreto de todas las Ítacas?
─No lo digáis, es secreto.
─Pues yo pienso viajar y viajar y viajar hacia muchas Ítacas.
──Mirad, a continuación aparecen Juan Ramón, Lorca, Rubén Darío, Miguel Hernández, Lope de Vega, Vicente Huidobro, Pedro Salinas... Del poema místico Noche oscura, de Juan de la Cruz, se ofrecen dos versiones: una con voz masculina─como su autor─ y otra recitada por la voz femenina ─como la protagonista del poema─ de la profesora Sofía García-Atance. Escuchemos.
─¡Ay, qué calor, qué sudores, profe!
─Cuánta placidez y descanso tras la aventura:
Quedéme y olvidéme,
[...]
cesó todo, y dejéme.
─Otro poeta que versifica que da mucho gusto, ¿eh?
─Su trabajo le costaría; el pobre monje, prisionero en una celda.
──Hablando de voces femeninas, obras de mujeres poetas ─que no poetisas─, el Recitario las tiene numerosas, que ya era hora, por cierto. Algunas, como Carolina Coronado, decían verdades como templos hace siglo y medio, como en su poema Libertad ─algo entonces y casi siempre reservado solo a los hombres─, recitado por la profesora Azucena Pérez-Tolón.
que las hembras no se cuentan
ni hay nación para este sexo.
─Vaya mazazo.
─Pues no sé por qué, ¿de qué valía escribir eso? Sí, es un buen desahogo, pero luego, ¿te desentiendes y ya está? La poeta podría luchar un poco más, ¿no?
─En aquel entonces no creo que pudiera hacer mucho más.
──Otras autoras recogidas en la serie son Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Wisława Szymborska o Emily Dickinson, y entre las que siguen entre nosotros, Almudena Guzmán, Julia Enciso Orellana o Paloma Díaz-Mas. Me gustaría hablaros de un grupo de mujeres poetas que ha sido casi desconocido hasta ahora, las poetas de la Generación del 27, las que posaban con ellos en las fotos, pero cuyos nombres no se citan en los pies porque quedaron oscurecidas y olvidadas en la noche triste del franquismo; unas en el exilio exterior, otras en el exilio interior ─por fuerza dedicadas a otras cosas, silenciosas y calladas─, pero cuyos nombres y obras están siendo rescatados en nuestros días en antologías como Pez en la tierra de (2010), de Pepa Merlo, que os traigo aquí, y que junto con varios cantantes y músicos como Rafa Mora y Moncho Otero, creadores de Versos sobre el pentagrama, organizan actuaciones para bachilleres, como la que hubo hace poco en la Residencia de Estudiantes. Os leo un fragmento del poema Roja, toda roja... de Elisabeth Mulder:
Roja, toda roja vi siempre la vida;
como una inmensa hoguera
donde quemaba bien
mi pobre corazón, rojo también.
Otra iniciativa en esa línea la protagoniza la cantante y pianista Sheila Blanco, que realiza giras con la obra Cantando a las poetas del 27, una experiencia soberbia, y por cierto también interpreta ese mismo texto. ¿Quién se anima a escoger alguno de los poemas de la antología y a grabar un audio para nuestro Recitario literario, el que vamos a construir entre todos?
─¿Puedo pedirme este poema, profe?, que yo me siento así muchas veces.
─Las chicas vamos a por ello, jefa.
─Eh, que algunos chicos también nos apuntamos, que conste.
─Me quedo el libro y cuando escoja un texto se lo paso al siguiente.
─¡Qué bueno lo de pez en la tierra!, lo contrario a sentirse como pez en el agua. Si hay un poema con ese título me lo reservo, que yo me siento así, coleteando sin que me entiendan ni me dejen.
──¡Qué pasada, qué éxito con las poetas, ¿eh?! Pero en la colección de la APE Quevedo también hay novelistas, como Galdós, o Baroja o Jiménez Lozano, y escritores de relatos, como Augusto Monterroso ─con su Dinosaurio insuperable─, Ana María Matute o autores jóvenes, como Elvira Sastre, que este año ha publicado Madrid me mata. Diario de mi despertar en una gran ciudad, y de la que se recoge la lectura de un fragmento, Un acto de bondad, en el que cuenta la primera vez que fue a votar en Madrid. Vamos escucharlo: esto es narrativa, no poesía, dura unos tres minutos. Podríais haberlo escrito cualquiera de vosotros, o leído.
Me he dado cuenta de dos cosas.
La primera es que es muy fácil hacer las cosas mal, pero tremendamente complicado hacerlas bien. A la maldad se le perdona todo. A la bondad, en cambio, no solo se le exige bondad: se le exige perfección. Por eso hay que proteger la bondad y rechazar la maldad.
La segunda es que es difícil, si no complicado, saber siempre lo que uno quiere y estar de acuerdo en todo con algo o alguien cuando ni siquiera lo estamos con nosotros mismos. Sin embargo, es sencillo saber lo que no queremos, lo que no nos gusta, lo que no aceptamos.
Con esas dos premisas voy a acercarme al colegio de mi barrio, donde me toca esta primera vez, a colocar mi papeleta donde debe estar. Haga frío, sol o caigan piedras del cielo. Porque es mi derecho, es mi poder, es un acto de bondad, de rechazo y de defensa.
─Yo estoy deseando poder votar.
─Me mola la chavala, me quito el sombrero.
──¿El sombrero? Anda, eso mismo hicieron Margarita Manso y Maruja Mallo, cuando iban hace un siglo con Lorca y Dalí por la Puerta del Sol, lanzar al aire el sombrero, como un símbolo de opresión al que renunciaban, por eso las llamaron ─y las llaman─ a esa generación de mujeres, Las Sinsombrero. Podríais buscar información sobre ellas y escoger algunos textos suyos para grabarlos. Una eran escritoras, pero otras pintoras, escultoras, actrices...
─Me va bien ser una Sinsombrero y saberlo ahora, tras cien años.
──Si queréis saber más sobre ellas, hay varios documentales en RTVE Play, tres me parece. Reseñas y trabajos sobre ello serán bien recibidos por esta profesora. ¿Qué más tenemos en el Recitario APEQ? Muchas otras cosas, algunas de las cuales las trataréis en la clase de Historia. Vamos a dejar diez minutos para que cada uno escuche lo que le plazca en su móvil, eso sí, discretamente a su oído, y luego hacemos una puesta en común. Apuntad lo que os guste, para memorizarlo quizás. Yo voy a ponerme la Égloga de Garcilaso, que me vuelve loca.
[...]
─¡Cuánto he disfrutado con la lectura del fragmento de medio pan y un libro de Federico!
─¿Y qué impactante el poema Redacción, de Jesús Hilario Tundidor?
Este es el corazón de la tristeza…
─Es un texto intenso, duro, pero, sobre todo, tristemente actual.
─Pobre niño pequeño, al que se le ha muerto el amigo, como cuenta Ana María Matute, y no lo logra comprender.
─La verdad es que el soneto de Quevedo impacta: ya no se me olvida.
Serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
─He escuchado el soneto del amor oscuro de Lorca, El poeta pide a su amor que le escriba, donde alude también a la noche oscura, como si fuera un místico:
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
──Ojo, al leerlo ten en cuenta que los últimos versos van encabalgados.
─Yo he oído el episodio de El mudejarillo en el que Juan de Yepes ─más tarde San Juan de la Cruz─ todavía un niño, describe la inmensidad de cosas que encierra su pequeño pueblo de nacimiento. Profe, ¿sábes cóomo se puede grabar la voz sintética de Inés de Acapela, con la que está hecho el audio?, que me vendría bien.
──Pues no lo sé, lo investigaré y te diré.
─Pues yo me he decidido por escuchar el Romance de la loba parda, con ese final tan terrible, para la loba claro. Curiosos ese mundo de las fábulas en el que los animales son personajes que dialoga con los humanos, en este caso, pastores. Y además de popular es anónimo, ¿no?
─Por cierto, profe, ¿se pueden escoger textos antiguos, como los romances mi abuela o mi abuelo, que recitan y canturrean a menudo? Yo creo que el de la loba se lo he oído a alguno de ellos. Y así me los puedo aprender.
──Sí, pero hay que documentarlos todo lo que se pueda, e indicarlo en los metadatos.
─Por supuesto, mi capitán.
─A mí me ha gustado la ronda de poemas anónimos medievales: voy a ver si convenzo a unos que me sé y hacemos algo en grupo, sea poesía, teatro o novela.
─Le puedo pedir a mi madre que me lleve a la residencia de mayores donde va a leer a los que ya no se valen, está en una ONG, no me acuerdo el nombre, y me ha invitado. Podría pedir a un abuelito que me recitara algo y así también me lo aprendo.
── Me parece una idea estupenda. Me recuerda el proyecto de los susurradores de versos. Se llamaba en origen Les Souffleurs, pues lo inventaron en Francia. Se trata de un modo diferente de compartir la literatura. Fue todo un éxito y la experiencia se ha extendido a muchos países de Europa. Sobre todo, a los colegios e institutos. Si queréis saber más sobre ello, podéis ir esta página Susurradores de Poesía. Como se dice ahí, los susurradores son una invitación a detenerse en este mundo apresurado para disfrutar de la palabra.
─ Eso de susurrar verso al oído tiene una pinta estupenda. Me lo voy a mirar.
──Os dejo también, este libro de Miguel García-Posada, titulado Explorando el mundo. Poesía de la ciencia. Antología: de Lucrecio a nuestros días (2006), para que aquellos o aquellas con vocación científica puedan escoger poemas sobre esos temas, como los de Lorca sobre Newton que dejo señalados, o cualesquiera otros, hay muchos.
─Profe, me ha venido una duda y la he buscado en el móvil.
──¿Pero no habíamos quedado en que todavía no...?
─Ya, pero era urgente: he consultado el Diccionario de la lengua española de la RAE y creo que habría que cambiar el nombre Recitario y escoger en su lugar Lecturario, como se propuso el otro día, para designar el lugar donde se lee en voz alta, porque recitar significa literalmente:
─¿Que recitar vale también para discursos además de para poemas?
─No, bueno, sí, pero lo importante es que debe ser de memoria, si lo lees ya no estás recitando.
──Es verdad, pero eso sería según la segunda acepción; la primera no indica más que ha de ser en voz alta. De momento dejamos la cosa como estaba, pero me apunto que vas a ser una filóloga de campeonato.
─También podríamos hacer una sección de Recitario estricto, en el que solo valieran los audios grabados de memoria.
─Profe, ¿nos puedes recomendar algunas obras más en concreto?, que la Literatura es muy amplia y majestuosa y es fácil perderse y escoger mal.
──Aquí he traído, para los más arrojados y las más valientes, algunos textos, que voy a subastar, ¡ea! A ver, comencemos con un fragmento de La luna nueva de Rabindranath Tagore ─un escritor indio que escribía en inglés─, un texto creado a medias con Zenobia y Juan Ramón, que mientras lo traducían se enamoraron.
─Pues como yo estoy enamorada, pero no voy a decir de quién, me lo pido y ya está; declaro el estado de necesidad y tengo prioridad. Punto.
──Ah, en ese caso, de acuerdo. Ahora, os presento una perla concentrada, Llegó con tres heridas, de Miguel Hernández, y otro texto más extenso, titulado Cada poema es un salvoconducto hacia una tierra libre, de Raquel Lanseros. ¿Quién los quiere?
─Para mí las heridas.
─Y para mí el salvoconducto.
─¿Y no tendrás algo para levantar el ánimo por las nubes, profe, que hoy ando escaleras abajo?
──Por supuesto: toma Pedro Salinas, su poema creacionista Fe mía, de la obra Seguro azar. Y también tengo una hoja con el poema De la virtud del ave solitaria, perteneciente al poemario La dama errante de Ángeles Mora, recitado por el profesor Pablo Torío que, como el anterior, figura en el Recitario APE Quevedo.
─Venga el ave solitaria.
─Y venga para acá el poema creacionista. Salinas es el poeta del amor, ¿no?
──Afirmativo. Va bien la cosa. Ofrezco a continuación el primer poema que escribió Juan Ramón nada más cruzar los Pirineos, yendo al exilio en agosto de 1936 ─como visteis el otro día cuando os mostré el pasaporte─, que se titula Réquiem de vivos y muertos. Canto de partida, y que comienza así:
Cuando todos los siglos vuelven,
anocheciendo, a su belleza,
sube al ámbito universal
la unidad honda de la tierra.
Podría haber sido el gran poema de la reconciliación... Durante años el poeta en el exilio escribió sin parar, pero a su muerte la mayor parte de su obra última permanecía inédita y era desconocida. Una excepción, ya que llegó a publicarse, primero en verso y luego en prosa, fue Espacio (1942-54), donde deja libre a su conciencia poética, que le pregunta:
¿Qué es entonces la suma que no resta; donde está, matemático celeste, la suma que es el todo y que no acaba?
El fragmento del poema Espacio en la voz del propio autor, enlazado en Fonoteca 78.
─Me pido la suma que no resta.
─Y yo el Réquiem.
─Yo también querría el Réquiem.
──Sí. sí, pero ¿qué ofrecéis? En moneda poética: suspiros, gemidos, sollozos, llanto, carcajadas, escalofríos.
─Tres suspiros, dos gemidos y un sollozo muy sentido.
─Yo ofrezco lo mismo... ¡y un aullido de dolor!
──¡Adjudicado! Aunque pensad que para recitar poesía no hay que azotarse tanto. La emoción debe ajustarse siempre al tono del poema. Pero, venga, lo importante es ese entusiasmo, esa actitud hacia el poema. Mucho ánimo, que vamos a cogerlo donde ellos y ellas lo dejaron, y vamos a parir una segunda Edad de Plata.
───Ayer, en la clase conjunta, os explicamos los aspectos técnicos y las herramientas necesarias para fabricar una Fonoteca y un Recitario propios, de Bachillerato podríamos decir, y ahora vamos a zambullirnos en un proyecto inédito, como inéditos tienen que ser sus audios, que vamos a titular Recitario histórico, para diferenciarlo del literario, ante el que nos morimos de envidia, yo al menos, y del que nuestro nuevo recurso va a ser primo hermano.
─Pero profe, ¿dónde vas a encontrar poemas de tema histórico? Habrá unos pocos y ya; no creo que dé para tanto la cosa.
─Es cierto, la Historia es más bien una cuestión de prosa, ¿no?
───Calma, calma. Vamos por partes: audios de temática histórica es fácil encontrarlos, tanto publicados como inéditos, quiero decir inéditos antes de ser publicados en el Recitario.
─¿En qué Recitario?
───Pues en cuál va a ser, en el de la APE Quevedo que nos sirve de referencia.
─¿Pero eso no es un Recitario literario? ¿En qué quedamos?
───Sí y no, tiene de todo. Observad: voy a proyectar mi móvil en la pizarra y recorrer la pantalla para detectar algunos. Mirad aquí, en Recitario 15 Baroja cuenta en un tomo de sus memorias cómo estuvieron a punto de fusilarlo durante la Guerra Civil. En el siguiente, el capitán Alonso de Contreras describe también en sus memorias ─cuatro siglos antes─ cómo estando destinado en Italia vio la erupción del volcán Vesubio; en este caso el texto está leído por el profesor Miguel Etayo Gordejuela, quien también compartió un fragmento de la carta que envía Felipe II a su hija, casada en Italia, justo cuando acababa de partir la Armada Invencible hacia Inglaterra. Precisamente por esos años, al otro lado del Atlántico, el Inca Garcilaso de la Vega describe Lo que sucedió a Juan Ortiz con los españoles que por él iban, en Historia de la conquista de la Florida; sí, sí, esa Florida, desde la que ahora lanzan los cohetes al espacio. ¿Os habéis fijado que Cabo Cañaveral y la propia Florida son palabras españolas? Todos estos textos os servirán de recordatorio de lo que hemos venido estudiando de la Historia de España a lo largo de este curso. Vamos a escuchar el último:
─Pero eso es el mundo al revés.
─Yo no he entendido quién era ese Juan Ortiz y ni quién era el autor.
───El Inca Garcilaso fue un escritor e historiador mestizo de ascendencia hispano-incaica que narró ─como antes hicieron los cronistas de Indias─ las aventuras de los españoles en las tierras americanas, en este caso buscando a uno de ellos que había desaparecido entre los indios: ese era Juan Ortiz, al que tomaron por uno de ellos, de ahí la ligera comicidad de la escena y lo bien escrita que está,
─Y como le llamaron de todo los indios: «necio, tonto, impertinente...»; y encima le tocó traducir esas palabras a los demás españoles. Qué risa.
───¿Y qué me decís de esta carta de Emilia Pardo Bazán a Galdós, que descubre el amor secreto que vivían los dos grandes escritores? Se conservan las cartas de ella, pero las de él no, aunque quizá puedan encontrase algún día: se pensaba que las habían quemado, pero solo están desaparecidas del ojo público.
─Si son muy picantes, me interesan, profe.
───Tenemos aquí, ahora, un texto muy especial, un anuncio de periódico en el Diario de Madrid del Miércoles de Ceniza del 6 de febrero de 1799; pero no es un anuncio cualquiera, es la noticia de la puesta a la venta de la Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte, por Don Francisco Goya, que seguramente fue redactada a cuatro manos por él y su amigo Moratín. Se cuenta con detalle en la página complementaria titulada Un anuncio para una nueva visión del mundo. Mirad qué chula, con los retratos de los protagonistas y los facsímiles del texto y del libro con las estampas. Eso es algo que también podremos hacer nosotros: enriquecer un audio con información suplementaria sobre el mismo, más allá de los metadatos. ¡Y todo para engordar el Portafolio digital!
─Nos vamos a forrar, profe.
───Al final de la página se ha incluido la lectura continuada ─con voz sintética─ de los letreros de las ochenta estampas con tres de las interpretaciones que se hicieron en la época. No podemos olvidar que los Caprichos eran acertijos que había que descifrar; soplaban ya vientos de censura: Jovellanos, que había llegado a ministro y era su protector, cayó en desgracia y acabó en la cárcel; Goya y Moratín tenían que andarse con mucho tiento.
─Me gustan las fotos de los retratos de los tres ilustrados, ¿son de Goya las tres? ¿Las podemos ver en grande en la pizarra con el ordenador?
───Claro, cambiamos un momento de artefacto. Es buena idea, así los comparamos.
─¿No creéis que ellos nos observan mirar los Caprichos, para comprobar si los entendemos?
─Este juego de miradas es una conversación sin palabras.
───Saltamos otro siglo y nos colocamos en 1937, cuando Alejo Carpentier escribe las crónicas España bajo las bombas, en las que se incluyen los textos «Minglanilla, pueblo inolvidable» y «Un gesto simbólico», leídos con emoción contenida por la editora pública María Luz González Canales.
─El niño le dice «Defiéndannos, ustedes, que saben escribir»: seguramente lo mismo que le dirán los niños ucranianos a los periodistas que aparecen por allí en estos días de guerra.
─¡Qué horror vivir bajo las bombas!
───Casi cuatro décadas después, en 1974, la Dictadura de Franco seguía viva en España (el dictador muere al año siguiente), pero la sociedad estaba cambiando rápidamente: el desarrollismo puso en aprietos las costuras rígidas del Régimen y hubo escritores que empujaron los límites de la censura y dieron voz a las nuevas realidades, hablando cada vez más claro. Es el caso de Francisco Umbral , que utiliza con gran desparpajo el neologismo «Las progres», para referirse a uno de los grupos de las nuevas generaciones de Las españolas, que es como se titula la obra completa. Vamos a escucharlo, para que entendáis mejor a vuestras abuelas y a vuestros padres y profesores, y comprendáis cómo funciona el cambio en la Historia. Vuelvo también a la visualización de la pantalla móvil, que nos interesa mucho que os acostumbréis a hacer otros usos del dispositivo, usos didácticos, por supuesto.
─Forman una generación puente, «ellas ya no van a ser como sus madres», qué curioso.
─¡No querían tener tantos hijos, o incluso ninguno!
─«Un país donde la mujer ha estado secuestrada durante siglos»: no está mal la frasecita, seguro que a los machotes de la época les encantaba.
─Tampoco es manca la de que «A la mujer se la encerraba en una celda de hijos».
─Yo he apuntado esta tan rotunda: «La mujer en el mundo va ser dueña de su destino por primera vez en la Historia». Y también «El futuro es femenino».
─Dice que las «progresistas» se quedaron en «progres» y que «la progre española no es la hippie americana ni la anarquista parisina». ¿Qué significa eso?
───Pues que son los años sesenta y setenta ─cuando yo crecí─ y llega el influjo de la rebelión de los universitarios de los distintos países, que nacieron después de la Guerra Mundial y que se rebelan contra las costumbres y la visión maniquea de sus padres. La revolución sexual, la lucha por los derechos civiles, la crítica a la guerra de Vietnam en Estados Unidos, y a este lado del océano suceden el Mayo del 68 parisino con su «Prohibido prohibir» o la Primavera de Praga, el intento fallido de liberalizar un país comunista, que resultó pisoteado por la invasión soviética, sin que entonces Occidente hiciera nada. Todo eso llega también a España, aunque descafeinado, claro, porque aquí el contexto es muy diferente: no hay democracia. El término «progre» para unos era un título de orgullo y para otros una manera de descalificar a alguien y no digamos si además era mujer. ¿Cuál sería su equivalente hoy?
─Pues el feminismo.
─Dirás feminista.
─Sí, eso.
─Parece que progre significaba entonces más que el feminismo ahora.
─En nuestros día el feminismo ya está totalmente asumido menos por algunos nostálgicos paleolíticos...
─Y nostálgicas neolíticas.
─Decía que ahora son las reivindicaciones de la comunidad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales y algunos más ─LGTBI+, si queremos incluirlo todo─ las que interesan a las minorías más concienciadas y que poco a poco se van extendiendo por toda la sociedad.
─Sí, profe, para combatir las actitudes xenófobas, racistas, sexistas y LGTBIfóbicas. Para eso estamos aquí, ¿no?
───Efectivamente. La cosa ha mejorado mucho, pero también se ha complicado. El género y la raza, los otros que no somos nosotros, siguen siendo las grandes preocupaciones mientras buscamos la mejor solución.
─Pero profe, si todavía la gente discute sobre cuál es el verdadero color carne.
───Vamos a dar otro salto en el tiempo, pero este de 25 siglos y además hacia atrás, hasta la Grecia antigua, durante la Atenas de Pericles: exactamente al año 431 a. C. Recitario 71 recoge un discurso suyo durante la Guerra del Peloponeso, que narra poco después de los hechos el historiador Tucídides y lee el profesor Leandro Sánchez Garre. Es un fragmento de su discurso fúnebre ante las familias y los compañeros de los muertos en la batalla, que se encuentran allí delante ya convertidos en cenizas y van a ser enterrados. ¿No es esa escena nuestro pan de cada día en estos tiempos de guerra? ¿Cómo harán los contendientes para explicar a los combatientes esas muertes, acaso su próxima muerte? Pericles recurre al argumento de que luchan por la democracia, esa forma de organización de la polis que es una rareza en el mundo antiguo, en la que el pueblo (demos) gobierna y se somete a la ley que él mismo aprueba. Escuchemos.
─Dice que los pobres también están incluidos:
Que por pobre o de bajo suelo que sea, con tal que pueda hacer bien y provecho a la república, no será excluido de los cargos y dignidades públicas.
─Era una verdad a medias: ni mujeres, ni esclavos ni extranjeros podían participar.
─Pero hay que reconocer el avance, sobre todo frente a la sangre como argumento.
─La verdad es que hemos sido tremendos. Las exclusiones por género, clase o etnia se remontan bastante en el tiempo.
─Y lo seguimos siendo: que en algunos sitios duran hasta hoy mismo.
───A ese efecto os te traído este libro magnífico que se acaba de publicar, escrito por el profesor Javier Alonso López y titulado Discursos históricos. Del Sermón de la montaña a Mandela. Lo ha adquirido la biblioteca escolar del centro en papel y también está disponible en la plataforma de préstamo digital del Club de lectura de Madread, al que podéis acceder con vuestro login de EducaMadrid, y leer bien en el ordenador o bien en el móvil con su aplicación, o en ambos. Por mi parte, una reseña en el periódico me puso sobre aviso y lo compré en cuanto salió; su lectura me regaló muchas ideas que os quiero presentar hoy. Lo leí primeramente en el móvil, ya sabéis la afición que tengo a ello, y desde entonces lo llevo siempre conmigo, pensando sobre todo en este día y en los siguientes. Así lo consulto fácilmente cuando me conviene, y ocurre lo mismo si usáis el préstamo digital. Esta es su portada digital:
Contiene 13 discursos históricos de gran importancia, el primero es el de Pericles, pero incluye otros bien conocidos, como el Sermón de la montaña, de Jesús de Nazareth, o los de Marco Antonio, el Papa Urbano II, Hernán Cortés, Lincoln, Hitler, Churchill, Gandhi, Kennedy o Mandela. ¡Uy, qué caras! ¿No os suenan todos? Mejor todavía, porque los vamos a subastar o repartir para que el beneficiado lo estudie y lo grabe para nuestro Recitario histórico. Observad el índice desplegado.
─Me gustan los títulos de los capítulos, son muy rotundos: Democracia, Imperio, Reino de Dios, Fe, Liderazgo, Libertad, Visión, Resistencia, Tenacidad, Independencia, Patria, Igualdad y Reconciliación.
─Lo digo desde ahora, yo me pido el de Libertad.
───No hay que estar de acuerdo con el orador, pero hay que procurar entender sus razones y leerlo como si fuéramos nosotros los que estuviéramos allí y estuviéramos delante de un público interesado. El profesor Alonso explica en cada caso el contexto histórico y los protagonistas y destinatarios, y analiza el propio discurso desde la perspectiva de la Retórica, el arte de la persuasión, y los cuatro principios que destacó Aristóteles: ethos, pathos, logos y kairos. Os suena, ¿verdad?
─Sí, la de Lengua ya se ha quedado a gusto al respecto.
─Profe, te has saltado a la Pasionaria y el ¡No pasarán!
─No, no se lo ha saltado, se lo guarda para más adelante, ¿a que sí?
───Ese discurso fue el 19 de julio de 1936, al día siguiente del golpe de estado militar. Podéis ver cómo se contextualiza el discurso en el libro: lugar, Ministerio de Gobernación de la Puerta del Sol de Madrid; medio: micrófono en el balcón y sobre todo difusión en directo por la radio; la oradora es Dolores Ibarruri, Pasionaria, entonces diputada del Partido Comunista de España, uno ─aunque muy minoritario─ de los que formaban el Frente Popular de republicanos y socialistas que había ganado las elecciones. Es un discurso improvisado y no podemos olvidar que ni ella ni los que la escucharon conocían el futuro.
Lo que más nos puede interesar ahora es la popularidad del eslogan ¡No pasarán!, que perduraría durante toda la Guerra Civil y aún después, porque contra todo pronóstico, Madrid resistió durante tres años el asedio y los bombardeos terrestres y aéreos. Fue la primera capital del mundo bombardeada desde al aire con la finalidad de aterrorizar a sus habitantes y que perdieran toda capacidad de resistencia. Es curioso que los que miraron para otro lado se encontraron pocos años después en la misma situación: París, Londres... y luego el mismo Berlín, que había enviado los aviones y ahora probó su propia medicina. ¿Os suena esto de los bombardeos? Ahora, en Ucrania, es también con drones. Mirad una calle del centro de Madrid en 1936 con la tela escrita atravesándola.
─En las noticias, alguno de estos días pasados, he oído que el eslogan en español también se ha usado en la Guerra de Ucrania.
─Y algo ha debido ayudar, porque Kiev, la capital, no ha sido tomada, aunque sí asediada y bombardeada.
───El discurso de Pasionaria está lleno de pathos, de apelación a las emociones; el de Pericles también, que además apela al logos, a los argumentos, en su caso a favor de la cultura democrática. Dice Alonso que aunque a una persona se la puede convencer mediante razones (logos), a una multitud se la conquista a través de la emoción (pathos). ¿Qué mañas usa Hitler en su El triunfo de la voluntad de 1934, pathos o logos? El profesor Alonso nos recuerda que el discurso formó parte de una película de cine documental dirigida por Leni Riefenstahl:
El triunfo de la voluntad supuso la presentación de Hitler y su régimen a nivel mundial desde un punto de vista visual. La película moldeó la imagen del canciller como líder y salvador de Alemania desde ese momento hasta el hundimiento final del régimen nazi en 1945.
El discurso se encuentra al final, se aprecia que está escrito y que la lectura va acompañada de gestos amenazadores y grandes voces ─y de la erre fuerte─. No hay argumentos sino apelaciones a los sentimientos. La cineasta expone en contraplano la reacción entusiasta de los asistentes, levantando el brazo en alto, como si la masa fuera una sola entidad y el único individuo el Führer. Toda esa iconografía de desfiles, masa uniformada y unanimidad también ha tenido una vida larga, como seguramente sabéis, en todas las dictaduras.
Algunos años después, en 1940, cuando ya se ha desatado la Segunda Guerra Mundial tras el fracaso de la política de apaciguamiento ─que los totalitarismos interpretaron como debilidad de las democracias─, el premier británico, Winston Churchill, pronunció ente el Parlamento la famosa frase para continuar la guerra: «No tengo nada que ofrecer, salvo sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» («blood, toil, tears and sweat»). Pero en 1942, Mahatma Gandhi les pide a esos mismos británicos que «Abandonen la India». El colonialismo entraría en retroceso a partir de entonces. Una generación después, en 1961, un joven Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy lee en su toma de posesión ─retransmitida por primera vez en color por la televisión─ la siguiente frase, un eslogan muy repetido después:
Así pues, compatriotas: no preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros; preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país.
Era aquel un mundo de pesadilla, al borde de la guerra nuclear entre los dos bloques durante la Guerra Fría, en el que se intenta la distensión entre ellos, intentos promovidos por los líderes de las dos grandes potencias, EEUU y URSS, John Kennedy y Nikita Jrushchov, después de un momento terrorífico en 1962 en que estuvieron a puntito del desastre. La alusión a la guerra nuclear también ha sonado en nuestros días, aterrorizándonos.
─Sí, lo hemos oído: mi padre se puso furioso.
───Dos años después, en 1963 el reverendo Martin Luther King pronuncia esta otra frase extraordinaria, a pesar de su sencillez:
Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
Había transcurrido un siglo desde el discurso de Lincoln en el que anunció el fin de la esclavitud.
Pero cien años después, el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y las cadenas de la discriminación.
En total veinticinco siglos después de Pericles y su frase
Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia.
─Parece mentira.
─Desde esa perspectiva, vamos demasiado despacio.
─Es que no es fácil, nada fácil, no ya profundizar la democracia, sino simplente establecerla. Una prueba de ello es que todavía no es la forma de gobierno dominante en el mundo.
─Y eso por no hablar de las democracias en estado comatoso, que apenas guardan las formas.
─Que haya elecciones no es sinónimo de democracia.
─Y además, siempre se puede mejorar...
───El último discurso al que quiero aludir es el que pronunció en 1990 Nelson Mandela, al salir de la cárcel tras veinte años en ella por defender el fin de la segregación racial en Sudáfrica: «El apartheid no tiene futuro», dijo. Y añade Alonso:
Mandela habló en un ritmo deliberadamente lento y pausado para rebajar las pulsaciones de los presentes y que la ocasión no se convirtiera en un mitin en el que fueran más importantes las emociones que los conceptos.
─¿Tú has traído también textos para subastar, profe?
─¿Y cómo es la moneda histórica para pagarlos, los saltos de alegría, los guiños de ojos o las lágrimas silenciosas ?
───En efecto, he traído algunas sugerencias y varios textos en papel, pero también tenemos que estar abiertos a otras ideas que se nos ocurran sobre la marcha, que se os ocurran sobre la marcha. Empiezo yo por otro discurso: «Ich bin ein Berliner» (pronúnciese ish bin ain beaglina en alemán, que significa: «Soy berlinés» o «Soy ciudadano de Berlín»), pronunciado en 1963 por el presidente Kennedy en su visita a la República Federal Alemana (Alemania occidental) en el aniversario del asedio de Berlín, cuando la ciudad estaba ya partida por un Muro físico, levantado dos años antes, que simbolizaba el telón de acero, pero dentro de una misma ciudad dividida en dos. El estupendo artículo de la Wikipedia recoge el vídeo con el texto traducido incrustado. Observaréis que Kennedy apenas lee, más bien improvisa, salvo una ocasión, al final, cuando consulta la chuleta ─que también recoge la página de la Wikipedia─ en la que le indican cómo pronunciar la frase en alemán. El que lo quiera deberá transcribirlo o encontrarlo en sitio fiable.
Todos los hombres libres, donde quiera que vivan, son ciudadanos de Berlín y, por tanto, como hombre libre, me enorgullezco en las palabras «Ich bin ein Berliner».
─¡Qué de vueltas da el mundo! Si hace nada estaba Hitler allí comenzando a hacer de las suyas. Venga, este me lo pido.
───Pues mira por dónde tengo otro texto ambientado en Berlín, pero treinta años antes, en un día nefasto de 1933, que se conmemora precisamente el 10 de mayo de cada año, cuando se realizó el expurgo y quema de libros en la Bebelplatz de Berlín y en sé en cuántas otras ciudades universitarias alemanas más. Un periodista español, Chaves Nogales, estuvo allí y envió un reportaje fotográfico que se publicó en el diario republicano Ahora y tituló «La película de un auto de fe celebrado en Berlín en el siglo XX». Vamos a ver la doble página bien grande, con las fotos y los pies con los textos del periodista, que está en línea y a mano en la Hemeroteca Digital Hispánica. La he traído impresa también, para quien la quiera. La pondremos en el tablón.
Ahora, 20 de mayo de 1933. Hemeroteca Digital Hispánica. PDF doble página.
─¿Fotoperiodismo? Es lo mío, adjudicado a esta menda.
───Ha habido otros muchos bibliocaustos en la Historia. Retened esta frase del poeta Heine que en nuestros días aparece grabada en el suelo de esa plaza de la Universidad y en otros muchos sitios:
Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man auch am Ende Menschen.
Eso solo fue un preludio, ahí donde se queman libros se terminan quemando personas.
───Este mismo Chaves Nogales consiguió entrevistar a Goebbels, el lugarteniente de Hitler y ministro nazi de propaganda, y quien mediante un discurso en la radio había justificado el mencionado auto de fe de libros y autores. Wikipedia también tiene una página muy completa sobre ello. La entrevista de Chaves se publicó al día siguiente, el 21 de mayo, también en Ahora y se tituló «¿Habrá fascismo en España?». Aquí la tengo en papel.
─No sé si pedirlo, profe, el tipo me horroriza. Pero lo haré por la ciencia y para espantar monstruos.
───Son aquellos unos años de crisis de las democracias y de fascinación por los totalitarismos, como se llamarían después, tanto el nazi o fascista como el comunismo estalinista.
─¿Podemos afirmar que los nuestros son también días de crisis?
─Guapetón, las democracias siempre están en crisis y adaptándose y procurando mejorar.
───Tienes razón: al menos eso nos gustaría creer. Veamos otras posibilidades de textos para recitar: ¿quién ofrece qué?
─Profe, ¿se puede grabar el audio de la letra del Himno de Riego, que era el oficioso de la República?
─¿Tienen que ser del siglo XX o pueden ser del XXI? Yo que sé...
─En el libro de texto vienen muchos documentos. ¿Se podrá escoger cualquiera, no? A mí me gusta el fragmento de 1984 de George Orwell, escrito en 1934, que dice:
Y si los hechos demuestran otra cosa, habrá que cambiar los hechos. Así, la historia ha de ser escrita continuamente. Esta falsificación diaria del pasado, realizada por el Ministerio de la Verdad, es tan imprescindible para la estabilidad del régimen como la represión y el espionaje efectuados por el Ministerio del Amor.
─Clavadito a lo que pasa hoy.
─Creo que cogeré el discurso de los 14 puntos de Wilson, de 1914, para organizar la paz tras la I Guerra Mundial.
─El trozo de Joaquín Costa de su Oligarquía y Caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla, de 1901, creo que puede ser interesante.
─¿Se pueden grabar algunos artículos de nuestra Constitución de 1978 o de la Constitución republicana de 1931? Era la ley de leyes que la gente de la Edad de Plata quería convertir en realidad.
─Pues por mi parte voy a escoger el discurso en 1936 del fundador de Falange Española ─el fascismo español─, José Antonio Primo de Rivera, el hijo del dictador, para poder analizarlo y compararlo con los otros.
─¿Y las chicas, qué, no existían entre tanto machote? Voy a buscar un texto largo de Clara Campoamor y su defensa del sufragio femenino, que hay mucho malentendido sobre ese tema, ya es hora de aclararse y yo quiero contribuir a ello.
─Ya sé qué fragmento del Diario de Ana Frank voy a grabar.
─El texto feminista de Simone de Beauvoir de 1949 tampoco está mal: «No se nace mujer: se llega a serlo».
─Yo voy a buscar algo sobre la igualdad de derechos tal y como se plantea hoy día, por ejemplo en la cultura LGTBI+.
───Pues, bien, creo que vamos servidos todos, entre unas y otras propuestas. Venga, yo hago una sugerencia final. RTVE Play, antes A la Carta, tiene una colección completísima de audios y vídeos que podría interesaros. Aquí tenéis uno obligado y crucial como documento, procedente del Archivo de la Casa Real, el Mensaje a la Nación ante el intento de golpe de Estado, la madrugada del 24 de febrero de 1981, en que todos contuvimos el aliento, porque de nuevo un golpe de estado militar quería acabar con la joven democracia recuperada.
─He apuntado lo que dijo: «He ordenado... mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente». Una buena frase que hizo fracasar el golpe. ¿no?
─Que ayudó, sí, porque los españoles no estaban dispuestos a volver atrás.
─¡Qué peste de golpistas!
───Efectivamente, pero nunca se sabe, los acontecimientos concretos son impredecibles, recordad las preguntas contrafactuales, la teoría del caos, el principio de incertidumbre, el efecto del aleteo de la mariposa.
─Profe, ¿se puede pedir colaboración a otros miembros de la comunidad educativa que no seamos los de clase? Había pensado ir a ver a la directora o al jefe de estudios, que son muy ilustrados y seguro que saben recitar de memoria. Quiero ver sus caras recitando.
───Pues... supongo que sí. Vosotros mismos.
─Profe, habría que decirle a quien lleve las cuentas en redes sociales del Instituto que cree un hashtag #recitariobachillerato o algo así, para difundir los audios, que apunte a la página web tanto del literario como del histórico.
─Yo puedo traer un micrófono bueno para grabar a los jefes y que queden como para Eurovisión.
───«¿Y si...?» es la pregunta fundamental que yace en la raíz de la fabulación, como explicaba Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía ─por cierto, sería una buena lectura oral─. Pero los historiadores también utilizan ese recurso a veces, con el objetivo de observar las evidencias desde otros ángulos, que, aunque sean irreales, pueden arrojar luz sobre la realidad. Por ejemplo, este libro, titulado Historia virtual de España (2004), escrito por un elenco de historiadores reconocidos, tiene este índice:
─Antes de que sigas, que me lo huelo, quiero dejar claro que yo me pido el de «¿Qué habría sucedido si Alfonso XIII hubiera rechazado el golpe de Primo de Rivera en 1923?»
─Y para mí el de «¿Qué habría sucedido si Aznar no hubiera apoyado la guerra de Irak en 2003?».
───Vais muy rápido..., pero sí, quien quiera puede escoger uno de los capítulos y leer y grabar un fragmento para nuestro Recitario histórico.
─Yo me pido el de «¿Qué hubiera ocurrido si los partidos republicanos se hubieran presentado unidos en las elecciones de 1933?»
───El libro no está digitalizado en la biblioteca escolar de Madread, como los otros que hemos ido citando, solo hay disponible este ejemplar impreso en papel ─así era el mundo antes─. ¿Te encargas por favor de hacer una lista con los interesados y los capítulos escogidos? Ya sabes, si hay que desempatar, se echa a suertes, nada de discutir.
─Trae pa cá, profe.
───El compilador y prologuista, el profesor Nigel Townson, escribe:
Es a lo que llamamos preguntas contrafactuales o contrafácticas.
[...] las preguntas contrafactuales revelan nuestra conciencia de que el pasado también fue en algún momento el futuro; es decir, que en un momento dado, el devenir no estaba decidido, sino que era incierto e impredecible.
─Nosotros tenemos que escribir el futuro, no dejarnos arrastrar o que sean otros los únicos que lo escriban.
─Nuestro futuro sí que es incierto: menuda época nos ha tocado vivir.
─Por eso nos gusta la Historia, profe: necesitamos conocer al dedillo las meteduras de pata del pasado.
───Uno de los autores es el profesor Álvarez Junco, al que nos referimos en una sesión anterior, que hace solo unos días acaba de publicar un libro titulado «Qué hacer con un pasado sucio», en el que reflexiona sobre el peso de los pasados traumáticos por guerras civiles, genocidios y dictaduras, su posible utilización política y su manipulación al servicio de objetivos actuales. Aunque se centra en la Guerra Civil española y el primer franquismo, los compara con la Alemania nazi, el Chile de Pinochet, la Colombia de guerrilleros y paramilitares o la Sudáfrica del apartheid, entre otros casos. En la postguerra mundial se arrojó un manto de silencio sobre lo que acababa de suceder y tuvieron que pasar décadas hasta que las sociedades alemana, francesa, británica o rusa se enfrentaron con aspectos de su pasado que no querían recordar. La excanciller alemana Ángela Merkel hablaba en público en sus visitas internacionales de la «vergüenza que mancha a los alemanes» y que no se puede ni debe olvidar. ¿Somos todos así de valientes?
─Nada de eso profe: hay muchos que prefieren no saber.
─Que escogen callar, o tergiversar. O repetir como papagayos lo que oyen de forma acrítica.
─Sí, sí, mirad los pobres rusos de a pie, que creen que no hay una guerra en Ucrania ni que su país sea un invasor.
───El pasado sucio incluye no solo a los responsables directos sino también a los colaboracionistas y a quienes permitieron las maldadesasí como a las ideologías que las facilitaron. Todos eso debe explorarse, investigarse a fondo, curarse, por usar la metáfora que también se utiliza en los museos para designar a quienes deben mantener las obras en el mejor estado posible, fieles a sus orígenes. Voy a poner un ejemplo muy significativo: los muertos por causa de la violencia en su grado más grave, los desaparecidos que sus familiares no pueden enterrar ni honrar. Estas semanas, en Ucrania ─hoy 9 de mayo de 2022 es el día 75 de la guerra─ se cuentan por miles y miles los muertos, los desaparecidos.
─Yo prefiero no ver las fotos ni los vídeos, son terribles.
─Pues yo los miro y los remiro, para que se me queden grabados.
───En España actualmente sigue el debate sobre cómo enfrentar las numerosas fosas comunes de la época de la Guerra Civil y de los años inmediatos de represión y fusilamientos que siguen si ser excavadas. En el periódico de hoy es noticia la exhumación del cabo Godoy de la Guardia Civil, fusilado en 1936 por permanecer leal a la República. ¿Sabéis cuál es el desaparecido español más tristemente famoso enterrado en fosa desconocida?
─Por supuesto, profe: Federico García Lorca, que sigue sin ser encontrado.
───Y sin embargo, hay que hacer pedagogía sobre ese pasado, no caer en el victimismo de pensar que unos son los buenos en exclusiva y otros los malos. Lo explica así el profesor Álvarez Junco en una entrevista en la radio, de la que he extraído este pequeño fragmento que, por cierto, podría formar parte de nuestra fonoteca histórica:
─A pesar de las cosas que se han hecho, muchas, en lo público «es como si hubiera una cierta actitud vergonzante».
─«Explicar lo que ocurrió y explicarlo con complejidad», pide: ¿es eso lo que estamos haciendo?
─Ya se ve que sí.
───Esa historia contrafactual de la que estamos hablando también se puede presentar de otra forma, mucho más literaria, podríamos decir. Vamos a terminar tratando de otro discurso, mejor, de dos discursos: uno real y otro irreal, al que aludíamos el otro día. El auténtico fue en 1996. Lo leyó el escritor Antonio Muñoz Molina en su ingreso en la Real Academia Española. Se titula Destierro y destiempo de Max Aub. En él se cita otro discurso, leído ─ahora sí─ por Max Aub en 1956, en ese mismo salón de actos, con motivo precisamente de su ingreso como académico. Pero este segundo es un discurso irreal que nunca sucedió aunque mereció haber sucedido. Lo tenéis en Recitario APE Quevedo 32.
Cronista amargo y minucioso de las cosas que en realidad habían ocurrido, Aub se toma la revancha contando las que merecieron ocurrir: en 1956, el jefe del Estado español no es el general Franco, sino don Fernando de los Ríos, sucesor de don Manuel Azaña en la presidencia de la República que acaba de cumplir veinticinco años; según la relación de académicos que viene al final del discurso, Federico García Lorca no fue asesinado en Granada en el verano de 1936: ahora, a los cincuenta y ocho años, académico desde 1942, escucha las palabras de Max Aub, sentado cerca de Miguel Hernández, que no murió de tuberculosis y de desolación en una cárcel dos años después del final de la guerra, porque no hubo ninguna guerra, y por lo tanto ni Jorge Guillén, ni Pedro Salinas ni Rafael Alberti ni Luis Cernuda tuvieron que marcharse al exilio, y él, Aub, mira sus caras atentas y serenas cuando levanta los ojos de las cuartillas que está leyendo en el mismo lugar donde yo leo hoy las mías, casi cuarenta años después de aquella fecha que no está en los calendarios: ve a los que en 1956 ya estaban muertos y a los que nunca volverían a España, pero como no hubo guerra y por lo tanto tampoco vencedores ni vencidos, cerca de Américo Castro está sentado José María Pemán, y Ramón J. Sender y Blas de Otero comparten su condición de académicos con Ernesto Giménez Caballero y con Pedro Sáinz Rodríguez. La fisura tremenda entre los que se fueron y los que se quedaron, la tierra de nadie del desconocimiento y el olvido, no han llegado a existir.
─Yo quiero leer y grabar ese discurso para nuestro Recitario histórico.
───Pues el texto completo y el contexto los tienes en la página complementaria, titulada Si no hubo guerra: Antonio Muñoz Molina recuerda a Max Aub. En ella podréis ver una ilustración de un libro de texto digital que intenta reconstruir ese momento, un momento imaginario, pero que nos puede guiar hacia adelante.
Muñoz Molina lee en 1996 y Aub en 1956: boceto de Héctor Fernández Colino (2019) e ilustración en libro digital Geografía e Historia 4.º ESO Educamos SM (2020).
─¡Eh, ese de ahí es Lorca!
─¡La Edad de Plata puede continuar!
Especialmente los promovidos por la Real Academia Española de la Lengua:
FERNÁNDEZ DELGADO, Javier (2022). «Cómo fabricar una 'Fonoteca' y un 'Recitario' digitales en entornos educativos». Letra 15. Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid. Año IXI. N.º 12. ISSN 2341-1643 [URI: http://letra15.es/L15-12/L15-12-41-Javier.Fernandez.Delgado-Como.fabricar.una.Fonoteca.y.un.Recitario.digitales.html]
Recibido: 16 de mayo de 2022.
Aceptado: 26 de mayo de 2022.
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