Sección CARPE VERBA
Olvido Andújar Molina
Profesora de Lengua y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid y académica correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, ANLE, academia correspondiente de la RAE en Estados Unidos. Es doctora en Estudios Norteamericanos y Máster en Historia y Estética de la Cinematografía. Como poeta, ha publicado el poemario En clave de jazz (Editorial Lastura, 2020), que ya ha impreso su tercera edición. Además, ha publicado relatos y poemas en antologías y revistas especializadas. Realiza el podcast Utopedia, la Comunidad de los Libros, sobre libros y educación; junto a David Álvarez y Fernando Trujillo, colabora con el podcast El cantor de jazz, con la sección «Luces, cámara, ficción» y escribe en Pikara Magazine la columna mensual sobre poesía «Pikara Poétika». Los poemas que ofrecemos continuación pertenecen a su último libro Érase que se es (Lastura, 2023).
Recitario APE Quevedo 332. Recitado de los poemas por la autora.
Lamer la piel de quien amas,
lamer el plato,
pegar sellos:
usemos la lengua para todo menos para herir.
Gloria Fuertes
La lengua del bebé imita los sonidos
que escucha de los labios de su madre.
Por eso llamamos lengua materna, a la nativa, la de origen.
Cimentamos el hogar sobre los fonemas de una madre.
Esa lengua aprenderá a distinguir la sal del azúcar
y a lamer la herida para que cicatrice la derrota.
La misma lengua que hallará tras los dientes
el punto de articulación para decir «tú»,
se apoyará en el paladar para descubrir que el «yo»
también necesita de cuidados.
Encontrará, sin saber cuándo ni por qué,
lenguas que saben otras lenguas
–y también a brisa de verano–,
que algunas pueden incendiarle el vientre
desde la distancia de un ápice contra otro ápice.
Escuchará cuentos de lenguas desconocidas
que le hablarán de las mismas injusticias,
de los mismos crímenes terribles,
de los depredadores ancestrales,
de los miedos que nos siguen golpeando.
Descubrirá un día, llenándose de dolor,
que la misma lengua que acaricia con un [teˈkjɛ.ɾo]
puede abatir con un [te’o.ðjo].
El relato dejará de ser seguro entonces.
Porque la misma lengua que puede construir redes
puede destruirlo todo con una falacia,
impugnar la escuela y la pedagogía,
enterrar con odio el conocimiento,
decretar una masacre.
Poetas, ojalá seamos capaces de escribir
para dentro de quinientos años.
Juan Ruiz de Torres
Dentro de quinientos años
seguirán estando buenas las croquetas,
habrá quien sepa dárnoslas con queso
y ese vino malo con alguien que nos guste
será todavía el más rico del mundo.
Aún sabremos dar abrazos
que recompongan a una amiga hecha añicos.
Seguiremos viendo duendes y elefantes
escondidos en las formas de las nubes.
Se nos seguirán apagando las ventanas
cuando alguien a quien dijimos
«en la salud y en la enfermedad»
nos diga que ha dejado de querernos.
Todavía contaremos cuentos a los niños.
Sobrevivirán las brujas, los dragones,
las princesas dueñas de sus reinos,
las hechiceras y los lobos.
Pero aún habrá una niña
que apriete la mano de su abuelo
y le pida otra vez la historia
de cómo conoció a su abuela.
Quizá el mar haya borrado
el paseo donde diste tu primer beso,
un incendio el hospital donde nacerán tus hijos
y los historiadores dirán que hubo un Polo Norte.
Pero seguirá gustándonos la tortilla de patatas
y las mariposas aún nos inundarán las tripas
cuando una mirada sepa sacudirnos
como un poema de más de quinientos años.
Te dirán del aullido de los lobos,
del peligro del bosque y de la bruma.
Te advertirán del canto de sirenas,
de las manzanas, de los cebos,
de las mujeres que sabían demasiado,
de los pueblos y sus pergaminos,
de la Luna, del monstruo, de lo ajeno.
Harán un compendio de todos los horrores,
de las amenazas que se ciernen sobre ti,
si no haces caso a la advertencia
y te adentras en la noche y la hojarasca.
Olvidarán hablarte de la tribu,
del poder inagotable de la palabra
y de que el aullido de los lobos
también puede celebrar la alegría.