Sección CARPE VERBA
por Rafael Soler
El autor (Valencia, 1947) ha publicado seis libros de poesía: Los sitios interiores (1980, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez), Maneras de volver (2009), Las cartas que debía (2011), Ácido almíbar (2014, Premio de la Crítica Literaria Valenciana), No eres nadie hasta que te disparan (2016) y Las razones del hombre delgado (2021), así como las antologías La vida en un puño (2012) y Leer después de quemar (2018). Vivir es un asunto personal (2021) recoge su obra completa. Autor también de seis novelas y dos libros de relatos. Ha sido invitado a leer sus poemas en más de quince países, y libros suyos han sido publicados en Hungría, Japón, Italia, Estados Unidos, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Honduras y Perú.
Como ya hiciéramos en el número anterior, en Carpe Verba queremos rendir homenaje a aquellos escritores que se fueron, siempre demasiado pronto, pero nos dejaron una obra para el gozo, el aprendizaje y el recuerdo. Si en el anterior número, nos fijamos en dos poetas cuya prometedora obra quedó muy pronto truncada, queremos ahora dedicar este espacio a un grupo de poetas mayores, cuyos textos nos han acompañados a lo largo de tantos años de nuestra vida. Y queremos hacerlo a través del hermoso centón «No sé qué es un poema», que Rafael Soler les dedicó en el homenaje que el poeta valenciano recibió el 12 de diciembre de 2022 en el Ateneo de Madrid.
Recitario APE Quevedo 330. Recitado del poema por el autor.
No sé qué es un poema. (Ángel Guinda)
La luz y las palabras se acechan desconfiadas
porque el vivir fecunda traslúcidos velos
que enturbian la explicación de la vida,
y emborronan el sentido que quizá tuvieron. (Ricardo Bellveser)
Que no se pierda nada de mi vida:
el tic tac aldeano de hojalata,
el olor de los lápices a niño perdido entre los bosques (P. Marquina)
el olor a pan, a leña, a cuadra,
a hoguera, a cocido, a lecho revuelto, a una niñez abortada
por las órdenes, la autoridad majadera, el silencio. (Ricardo Bellveser)
¿Un poema es la fórmula de una sed de infinito?
¿El reguero de sombras que deja toda huida?
¿El luto o polvareda de lo que ya no está? (Ángel Guinda)
La poesía, a pesar de los poetas cursis,
tiene un algo obsceno de carnicería,
de campo de batalla tras la derrota,
donde puede encontrarse desde una pierna amputada
al cuerpo reventado con las vísceras fuera
de un adolescente; el mostrador de una casquería
donde te venden en primorosos filetes
cuarto y mitad del terciopelo del corazón. (Elvira Daudet)
No sé qué es un poema. (Ángel Guinda)
Tengo que callarme y tragar saliva
esta tarde ante este hombre
porque tengo una piel suave bajo la luz,
una boca ardorosa bajo la luna,
unos labios ardientes bajo el sol,
unos pechos con vida bajo las constelaciones.
Y mi alma se está cubriendo de musgo. (Maxi Rey)
¿Cómo recuperar la juventud de la madera,
la inocencia del hilo, el entusiasmo de la piedra nacida?
Soy tenuemente un hombre sometido a la vida aproximada
de ir empezando así, el que deja de ser cada momento. (P. Marquina)
¿Un poema es la nube tensamente impalpable
a la que uno se agarra si cae desde el vértigo?
¿Es la soga de luz con la que ahorcarse uno? (Ángel Guinda.)
Hálito del albor que se origina
desde un dentro de sol y permanencia
como los robles, más, como la encina.
Es un instante, ¿suficiente? Anhelo,
ya hermandad absoluta, la existencia.
Todo es un vuelo y más, es más que un vuelo. (Jesús Hilario Tundidor)
Quién nos hizo creer, confiar, —peor: esperar —,
que tras la puerta, bajo la taza,
en aquel cajón, tras la palabra, en aquella piel,
nuestra herida sería curada.
Quién escarbó en nuestros corazones
y más tarde no supo qué plantar
y nos dejó este hoyo sin semilla
donde no cabe más que la esperanza.
Quién se acercó después y nos dijo bajito,
en un instante de avaricia,
que no había rincón donde esperar. (Guadalupe Grande)
¿Un poema es la nada que nada en lo imposible?
¿Es lo que dice o lo que no dice? (Ángel Guinda)
He aquí el residuo de algo
que quiso respirar como un perro
como un árbol y no pudo. (Luis Eduardo Aute)
Pasar a ser silencio transitable,
amueblado favor
de un fondo de pared
y esperar que la muerte te desgaste
es un lento ejercicio de paciencia. (Juan José Alcolea)
Uno escribe el poema sin saber que lo escribe
sin saber lo que escribe. (Ángel Guinda)
¡Hacia la proa, en el mástil de un barco,
contando el corazón de la estrellas! (Hilario Martínez Nebreda)
Incapaces los hombres escriben sus consignas,
aunque muy pocas llegan a ser ciertas
pues la única victoria son los hombres felices. (Manuel Quiroga)
Es difícil llegar a conocer
el interior de un hombre ensimismado,
sin embargo sus actos lo tornan elocuente. (Justo Jorge Padrón)
Habrá que cerrar la boca, y el corazón olvidarlo.
Dejarlos sin luz, sin aire, como un hombre encarcelado,
y habrá que callarlo todo
lo que nos pueda hacer daño. (Paco Brines)
¡No sé lo que es un poema! (Ángel Guinda)
Por la tierra que se hace
humedad en mi garganta.
Por la ausente y presente
vida que ya he bebido
despacio si podía.
Por la nostalgia, no.
Ni por el tiempo aquel.
Lleno mi copa, la alzo
por el sino que acepto
y tomo en esta pálida
y densa majestad
del vino que naciera
donde yo.
Me atraviese
como un poco de río.
No hay que decir su nombre.
Vaya por cuanto amo
y traspasa mi boca.
Luis Jiménez Martos