Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Sección ENCUENTROS

Entrevista al poeta Jaime Sidro


«Reavivar la poesía es reavivar los sentimientos»

La literatura española en cien preguntas» de Felipe Díaz Pardo

Entrevista de

Nuria Martínez Aglio

La entrevistadora es licenciada en Filología Hispánica y profesora de Lengua castellana y Literatura, actualmente en el IES «Joan Miró» de San Sebastián de los Reyes (Madrid).
nuriaprofedelengua@gmail.com

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Fotografías de

Héctor Ricoteo

1. El poeta

El poeta Jaime Sidro, autor del poemario Cuarenta sonetos sonando en cuarentena, ha alcanzado un notable éxito de ventas con una su primera obra, en un terreno tan difícil como el de la poesía. En esta entrevista, explica cómo ha surgido su interés por la creación poética, señala sus autores preferidos, aquellos que le evocaron y le transmitieron esta pasión y su fin último #reavivar la poesía, porque aunque vivimos sin saberlo, todos llevamos dentro un gran lector del género lírico. Los sentimientos son parte de nuestra vida, Jaime Sidro los invita a salir y ser mostrados, y nos invita a que conozcamos los suyos propios.

Tras el encuentro literario realizado con alumnos del IES «Joan Miró», de San Sebastián de los Reyes, el autor responde amablemente a nuestras preguntas.

 

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2. Entrevista

1. La primera pregunta es obligada, viniendo de un mundo completamente diferente a este, ¿en qué momento irrumpen las musas en tu vida?

─No sé si vengo de un mundo tan diferente, todos los mundos convergen en una misma cosa, en un sentido, pero sí que es cierto que yo provengo de la psicología, que parece que se dedica al estudio de la cabeza y la poesía el estudio del corazón. Las musas me vendrían en primer lugar gracias a Sabina, que para mí es un poeta que canta, y a su libro de sonetos, que fue uno de los primeros libros que leí por voluntad propia y me fascinó y, a partir de ahí, cogí la estructura. Aunque hay que matizar que Sabina puso las bases, pero cuando el amor y el desamor irrumpieron en mi vida fue cuando tuve la materia prima.

2. ¿Por qué elegir el soneto, poema estrófico culto, que solo los grandes como Góngora, Quevedo o Lope supieron dominar?

─Los tres autores me gustan, más Quevedo que Góngora, pero me remito a Sabina, me pareció que tenía una pureza tan grande que me apasionó. Volviendo a la dicotomía, que creo que no existe entre cabeza-corazón, creo que no está el poema en la cabeza, está en el corazón y sucede que cuando me viene la inspiración me viene ya en forma de soneto. Para este libro he utilizado los poemas más antiguos que tenía, los nuevos aún no los tengo publicados, están a flor de piel y si los rascas todavía duelen y sangran; a aquellos poemas sanados les acompañan otros poemas con diferente estrofa, pero me costaron mucho, y de hecho los poemas de tres y cuatro versos que he publicado son en realidad estrofas extraídas de un soneto.

»Creo, no obstante, que hay que llegar a negociaciones siempre; y entre la poesía y el más puro culteranismo tan alejado del pueblo, yo he querido acercarme, y de hecho mi lema es «reavivemos la poesía» y es lo que quiero, acercarme a la gente que no ha leído nunca y por eso no he cedido en la rima, pero he cedido en la métrica, para que no sea forzada la estructura como tampoco el sentimiento que quiero transmitir.

3. ¿Crees que en pleno siglo XXI todavía tiene cabida un poema estrófico tan clásico? Incluso numerosos sonetos tuyos son de corte petrarquista. ¿Por qué no apostar por algo más contemporáneo como el verso libre que rompa todos los esquemas?

No hay que confundir lo contemporáneo y moderno con la anarquía. La poesía nos ha dado tanto como, por ejemplo, el soneto clásico, que no quería dejarlo morir; de ahí «reavivemos la poesía» y, por otra parte, la poesía se está poniendo de moda con versos libres o en prosa poética.

»Yo vengo de Castellón y ahí no hay tanta actividad cultural, no hay bares literarios y cuando llegué aquí y escuché lo que se hacía me dije: «lo mío no es poesía» y creo que lo que hoy es romper es volver a la poesía clásica, aunque suena irónico, todos escriben algo rompedor y, por lo tanto, tú debes hacer lo contrario.

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4. ¿Por qué crees que el género lírico es el menos leído, con el que cuesta más llegar al público?

─Porque para mí la poesía son sentimientos, no la podemos reducir a una palabra solo, pero la relacionaría con ellos. Todos tenemos miedo a expresar nuestros sentimientos y todos tenemos miedo a que los demás sepan de ellos y este rechazo viene de un prejuicio no de un juicio, porque mucha gente no la ha leído y la evita por puro prejuicio, es un fiel reflejo al escudo que nos ponemos sobre los sentimientos y, sin embargo, cuando la gente la lee, se siente identificado en ella.

5. A los lectores Cuarenta sonetos sonando en cuarentena nos evoca sensorialidad, musicalidad en un entorno íntimo, pero ¿qué le evoca a Jaime Sidro el título de la obra?

─Era un juego de palabras complicado, como complicado es el autor. ¿Qué me evoca? Cuarenta y sonetos es evidente, pero la palabra que más significa para mí, nunca me lo había planteado, es cuarentena, porque estos poemas fueron escritos hace años y han estado en cuarentena, encerrados, encarcelados por mí mismo en el cajón de mi habitación y nunca habían visto la luz y es ahora cuando dejan de estar en cuarentena, pero en el momento en el que el lector se acerque a ellos, dejarán de estarlo.

6. La idea de que a cada soneto le acompañase otro soneto, salvo a ocho que los acompañan ilustraciones ¿a qué responde? ¿Por qué hay ocho sonetos «especiales» a los que acompañan dibujos?

─Los dibujos, me vas a permitir decirlo, son de mi padre, incluido el de la portada, y son lo más bonito que tiene el libro. ¿Por qué ocho? La idea de dividir las estaciones no se me ocurrió a mí, yo no sabía ni cómo dividirlo, se le ocurrió a mi padre. Lo de los dibujos no sé a quién de los dos se le ocurrió, lo que tenía claro es que quería añadirle ilustraciones, o fotografía; tengo un muy buen amigo fotógrafo con el que quiero trabajar, pero en este se ofreció mi padre a hacer los dibujos y era arte más que el mío y además se le ocurrió por aritmética pura: igual que hay el mismo número de sonetos en cada estación hay el mismo número de dibujos, dos en cada estación. El primero se le ocurrió a mi padre que fuera la misma escena, un banco con un árbol en las diferentes estaciones, los otros cuatro fueron idea mía y fue difícil porque tenía que expresarle lo que yo quería vía telefónica porque ellos están en Castellón y yo en Madrid, pero el resultado fue precioso.

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7. En el soneto VII, «A nada», inyectas al lector un gran halo de valentía, pero ¿de verdad Jaime Sidro no tiene miedo a nada? ¿Hay miedo a que la ilusión de este proyecto no alcance las expectativas?

─Jaime Sidro tiene muchos miedos. El soneto acaba diciendo «contigo no tengo miedo a nada», creo que cuando tenemos al lado una persona que te acompaña ─que no es lo mismo que tenerla al lado, porque hay que estar al lado y acompañar─, creo que los miedos son mucho menos miedo y la vida menos oscura y la tristeza menos triste, es más fácil ser valiente. Pero, independiente de eso, hay miedos, sí, a que no cumpla las expectativas, no. Porque lo que he hecho estos tres meses, solo esto ya lo ha sobrepasado, de verdad, y también las de mi familia. Cuando hablé con la editorial me pidieron un número de ejemplares y yo no sabía de esto, pensaba que ellos serían los que vieran el posible alcance de la obra y entonces yo pensé que cien podía vender así que para ir un poco más allá, deberían ser doscientos, consecuentemente saqué trescientos… o sea no tengo expectativas, ya solo con la gente que lo ha leído, conocida y no conocida y que me ha dicho que le gusta, es increíble.

8. Haces un gran uso reiterado de la anáfora y el paralelismo, figuras de repetición. ¿Crees que el amor, leivmotiv de la obra, puede llegar a ser también una figura de repetición?

─El amor no debe serlo. Hay un poema, XXVII Relación sana, que, después de dar unas directrices de lo que debería ser una relación sana, acaba diciendo si quieres una relación sana que no sea mundana, tiene que alejarse de la repetición, del hastío. Pero el por qué utilizo la repetición, le voy a dar la vuelta, no tiene por qué ser la repetición de lo malo, sino de lo bueno, puede ser enamorarse de nuevo. Yo cuando estoy soltero me enamoro cada quince días de una persona diferente, pero cuando estoy con alguien me gusta enamorarme continuamente de la misma persona.

 

9. El uso recurrente del pleonasmo «tú» consigue envolver al lector y que este se sienta parte protagonista de los poemas, pero en el poema XXIV «Como las vacas ven pasar el tren» la primera persona se focaliza en una tercera. ¿Por qué ese cambio?

─Los que hablan en segunda persona dirigidos a un tú son aquellos que, cuando escribí, fantaseé con dárselos a la persona que me inspiró, aunque nunca tuve la valentía de hacerlo, y los que están en tercera persona, sabía de antemano que jamás se los daría a esa inspiración. Puede ser también que los que hablan en segunda persona hablan del desamor y el los de tercera, del amor.

 

10. Leyendo tus sonetos haces que este mundo vertiginoso en el que vivimos se pare unos segundos. Haciendo referencia al soneto XXI «Personas que respirando inspiran», ¿esta inspiración proviene de tu alrededor más cercano que paradójicamente muchas veces no nos paramos a ver ni a escuchar?

─Sí, claro, muchas veces prestamos más atención a las personas que no nos prestan atención que a las que lo hacen y eso es un error, pero en ese poema, en concreto, iba más allá de las palabras, son personas cercanas a mí, y este poema va dedicado a las personas que sin decir nada, sin decir palabra alguna, inspiran, solo estando al lado, solo mirándose, solo los dos mirando al mar.

 

11. En tu afán por reavivar la poesía (hashtag que utilizas en las redes) vas a publicar cada mes un soneto en YouTube. ¿Crees que es fundamental el uso de las nuevas tecnologías para poder llegar a este fin? ¿Crees, de verdad, que es necesario reavivar este género?

─Sí, es necesario, y de hecho Instagram es la única red social que utilizo y lo hice porque me lo sugirieron en la editorial, aunque debería usarlas más y mejor. Creo que son muy importantes porque de esta manera consigues llegar a gente que no sabe que le puede llegar a gustar la poesía, pero puede gustarle y a un amplio porcentaje les gustará y muchos se acercan a la poesía, que de esta forma se reaviva, a través de las redes sociales.

»Y sí es necesario reavivarla, mucha gente se siente más acompañada cuando están felices o tristes en casa, porque no solo la poesía tiene que ser triste, no solo te tiene que consolar, también te permite alegrarte de lo bueno. La poesía es un viento que intenta poner palabras a la felicidad que yo sentía en ese momento y que tú puedes estar sintiendo ahora y bastante gente se ve reflejada en ella. Reavivar la poesía es reavivar los sentimientos, reavivar nuestro sentir ¡que no estamos muertos!

12. Antes de cerrar la entrevista tenemos que hacerte una pregunta obligada. La antología es una alegoría del amor, relacionado con las estaciones, que culmina en el invierno con el poema «Pequeño león». ¿Por qué acabar en esta estación con un sabor amargo de un sentimiento tan bonito, sobre todo después de leer poemas como «Solo lo haces tú» que inunda de un halo tan mágico al lector? A pesar de que dejas abierto a una primavera, pero primavera vacía, en blanco.

─Sí, como dices al final no es primavera, verano, otoño e invierno, sino que es primavera otra vez. No hay poemas en la segunda primavera por dos motivos. El último poema que no es un soneto reaviva el aquí estoy yo, pero no tiene que ver con la temática del libro, sino con la publicación en sí. Es un poema que repite el mismo verso

he publicado mis memorias en poesía y en polvo ha quedado todo lo demás

y el soneto que cierra es «Pequeño león», que nos cuenta que el pequeño quiso amar y amó, y se quedó solo. Pero cuando ocurrió todo esto, fue cuando lloró y se quitó las zarpas, y cuando vio que ya le habían salido las garras, ya había dejado de ser el pequeño león y entonces da a entender que se acabó el invierno, pero hay algo después.

»Además los poemas que he publicado son de hace cuatro años y en estos cuatro años he seguido escribiendo y esa primavera es una forma de decir que esto no acaba aquí, que si la gente quiere, va a haber Jaime para rato.

 

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