Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» - ISSN 2341-1643

Sección ARTÍCULOS

María Moliner y la lexicografía apasionada: optimismo, coraje y compromiso

Enrique Ortiz Aguirre

Enrique Ortiz Aguirre

El autor es Catedrático de Lengua Castellana y Literatura en Educación Secundaria y Bachillerato, Doctor en Lengua española y sus Literaturas por la Universidad Complutense de Madrid y Director del IES La Dehesilla; ha obtenido el Diploma de Estudios Avanzados en Literatura hispanoamericana y en la actualidad es PDI en Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ha publicado ediciones críticas, artículos y monografías (Literatura hispanoamericana, Literatura Universal y comparada). Su ámbito de investigación se enmarca en la Literatura finisecular española, en la Literatura comparada, en las relaciones entre Literatura y erotismo, entre Literatura y Cine, y en la Didáctica de la Lengua y Literatura. Comisario de la Exposición Salinas recuperado: una pasión sublime (1951-2021). En 2025 ha publicado Golpe a verso Antología poética de la Guerra Civil.

Vicepresidente de la APE «Francisco de Quevedo».

eortiz@flog.uned.es

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Resumen / Abstract

Resumen.

Este artículo se aproxima a la figura de María Moliner como un ejemplo significativo de articulación entre praxis bibliotecaria, impulso democratizador de la lectura y renovación de la tradición lexicográfica en la España del siglo XX. Desde una reconstrucción de su itinerario profesional —que abarca su formación en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza, su protagonismo en el desarrollo de las bibliotecas públicas republicanas y la etapa de «exilio interior» durante el franquismo—, se indaga en qué medida estas experiencias condicionan el diseño y la ejecución del Diccionario de uso del español (DUE). El artículo describe la configuración interna del DUE, atendiendo a la estructuración jerárquica de las definiciones, a la articulación de los planos semasiológico y onomasiológico, a la incorporación de información gramatical y morfológica y a la relevancia de los elementos pragmáticos. Asimismo, se realiza un análisis pormenorizado de varias entradas emblemáticas que permiten visibilizar la inscripción de imaginarios culturales, conflictos sociopolíticos y variación de registros en la microestructura del diccionario. Finalmente, se considera la recepción histórica de la obra y de su autora —incluida la frustrada propuesta de ingreso de Moliner en la Real Academia Española— con el fin de problematizar los procesos de legitimación y exclusión en el campo intelectual, y de subrayar la actualidad del DUE como instrumento clave para la descripción del español, la didáctica de lenguas y los estudios sobre género y cultura escrita.

Palabras clave: María Moliner; lexicografía; bibliotecas públicas; diccionarios de uso; español contemporáneo.

María Moliner and passionate lexicography: optimism, courage and commitment

Abstract.

This article explores the figure of María Moliner as a key example of how library practice, a democratizing drive toward public reading, and the renewal of lexicographic tradition converged in twentieth‑century Spain. Starting from a reconstruction of her professional trajectory—which spans her training within the milieu of the Institución Libre de Enseñanza, her prominent role in developing public libraries during the Second Republic, and her later period of «internal exile» under Francoism—the study investigates how these experiences shaped the design and implementation of the *Diccionario de uso del español* (DUE). The article describes the internal configuration of the DUE, focusing on the hierarchical structuring of definitions, the interplay between semasiological and onomasiological levels, the incorporation of grammatical and morphological information, and the centrality of pragmatic aspects. It also offers a detailed analysis of several emblematic entries, which make it possible to trace how cultural imaginaries, sociopolitical conflicts, and register variation are inscribed in the dictionary’s microstructure. Finally, it examines the historical reception of the work and its author—including Moliner’s unsuccessful nomination to the Real Academia Española—in order to problematize processes of legitimation and exclusion within the intellectual field, and to underscore the continued relevance of the DUE as a key tool for the description of Spanish, language teaching, and studies on gender and written culture..

Keywords: María Moliner; lexicography; public libraries; usage dictionaries; contemporary Spanish.

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A mi padre, un ejemplo de tenacidad y coherencia en el diccionario de la vida; con admiración y entrega.

 

Lo decisivo no es la suma de lo que hemos sido, sino lo que anhelamos ser: el apetito, el afán, la ilusión, el deseo.

José Ortega y Gasset, ¿Qué es Filosofía?

 

1. Vida y contribuciones a la Lexicografía española

María Moliner Ruiz (Paniza, 1900 – Madrid, 1981) constituye una de las figuras más significativas de la cultura escrita española del siglo XX por la convergencia, en su trayectoria, de tres dimensiones que rara vez se articulan en una sola persona: la práctica bibliotecaria orientada a la democratización de la lectura, la reflexión técnica sobre la organización del saber y un proyecto lexicográfico de gran envergadura culminado en el Diccionario de uso del español (DUE). Leída desde la perspectiva actual, su obra permite reconsiderar la historia de las bibliotecas públicas en la España republicana y la posguerra, al tiempo que obliga a replantear el lugar de los diccionarios de uso en la descripción del español contemporáneo. Este artículo encuentra su vertebración en tres ejes fundamentales, a saber: la trayectoria profesional de Moliner, la génesis y metodología del DUE y el análisis de algunas entradas paradigmáticas que muestran su concepción del diccionario como instrumento de uso, de gramática implícita y de pragmática aplicada para poner de manifiesto la condición actual y visionaria de sus hallazgos. Por otra parte, la vida de María Moliner se caracterizó tanto por la tensión permanente con las estructuras de poder masculinas (desde la figura paterna hasta los grupos de académicos y de lexicógrafos) como por la tenacidad de una aragonesa decidida a salvar todos los obstáculos a base de constancia.

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2. Infancia y formación académica

En el terreno biográfico, la infancia y juventud de Moliner se desarrollan en un entorno de movilidad geográfica y tensión familiar, pero también de fuerte estímulo intelectual. Hija de un médico rural, su vida temprana se reparte entre Paniza, Almazán y Madrid, ciudad en la que entra en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, cuyos presupuestos pedagógicos —laicismo, coeducación, centralidad de la experiencia y apertura a Europa— marcarán su manera de entender la cultura como servicio público. La marcha definitiva del padre a Argentina, en 1912, introduce una ruptura afectiva y económica que la obliga a asumir muy pronto la responsabilidad de «estudiar para él» y para sostener el núcleo familiar, en un marco de patriarcado que simultáneamente la limita y la impulsa hacia la autonomía intelectual (Fuente, 2011).

Su formación universitaria en Zaragoza, en la Facultad de Filosofía y Letras, entonces sin estudios reglados de Filología, se orienta hacia la Historia, pero se acompaña de un sólido aprendizaje de lenguas clásicas y modernas (latín, griego, francés, alemán, inglés), decisivo para su futura lectura comparada de tradiciones lexicográficas (Búa, 2012).

Tarjeta de identidad escolar de María Moliner en la Universidad de Zaragoza, en 1918 con 18 años. CVC

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3. Carrera profesional en bibliotecas y archivos

La entrada de Moliner en el Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios abre un itinerario profesional determinado tanto por sus intereses como por las necesidades familiares. Tras una breve etapa en Simancas, busca plazas en Murcia y más tarde en Valencia, donde considera que su madre y los suyos podrán adaptarse mejor al clima y a las condiciones de vida (Faus, 1990).

Cuando entra en la Universidad de Murcia conoce al que será su marido, un profesor innovador de Física, Fernando Ramón, con quien se casa en 1925. María Moliner y Fernando Ramón perderán su primera hija; el matrimonio engendrará, finalmente, cuatro hijos (Enrique, Fernando, Carmina y Pedro). En esta etapa, tendrá lugar una ingente labor bibliotecaria y un fomento de la lectura pública sin precedentes. De Murcia, en cuya universidad se convierte en la primer mujer profesora universitaria, pasará a Valencia, en medio de un ambiente ya republicano.

Es, pues, en el contexto de la Segunda República, donde su figura adquiere una particular relevancia pública (y su condición de ‘sinsombrerista’): desde Valencia, participa en el diseño y la implantación de las bibliotecas públicas de nueva planta, vinculadas a las Misiones Pedagógicas y a un ambicioso programa de lectura que pretendía acercar a niños y adultos, en pueblos y ciudades, un fondo básico de obras de calidad. La selección de cien títulos infantiles y otros tantos para adultos, la vinculación sistemática entre bibliotecas escolares y formación de maestros-bibliotecarios y la insistencia en la racionalización y profesionalización de estos servicios sitúan a Moliner en la vanguardia de las políticas de lectura de su tiempo (Faus, 1990).

 El manual Instrucciones para el servicio de las pequeñas bibliotecas, redactado en 1937, condensa esta experiencia mediante instrucciones claras y a la vez fuertemente ideológicas: el bibliotecario rural es concebido como agente de mejora espiritual de la comunidad, frente al tópico del «pueblo cerril», y la biblioteca como infraestructura de igualdad de oportunidades.

En una biblioteca de larga historia, el público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus exigencias, y el bibliotecario puede limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera casi automática. Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor mucho más personal, poniendo su alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo, y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento.

Hay fragmentos en esta obra absolutamente ilustrativos para entender la concepción ya de un bibliotecario moderno, definido desde una perspectiva holística y humanística:

No será buen bibliotecario el individuo que recibe invariablemente al forastero con palabras que tenemos grabadas en el cerebro, a fuerza de oírlas, los que con una misión cultural hemos visitado pueblos españoles: «Mire usted: en este pueblo son muy cerriles: usted hábleles de ir al baile, al fútbol o al cine, pero… ¡A la biblioteca…!

No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura! […]

(Moliner, 1937: pp. 3-4)

El desenlace de la Guerra Civil y la instauración de la dictadura implican para Moliner una doble operación de silenciamiento y reubicación. Las leyes de depuración de 1939 la degradan varios niveles en el escalafón del cuerpo profesional y la devuelven a destinos menos visibles, como el Archivo de Hacienda de Valencia, antes de lograr, ya en la década de 1950, su incorporación a la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid. Este «exilio interior» ha sido descrito por la crítica como una fase de marginación institucional que, sin embargo, le proporciona el tiempo y la distancia necesarios para emprender un proyecto propio, «propio e indiscutible»: la elaboración de un diccionario de uso que supere las limitaciones que percibe en la obra académica (Fuente, 2011).

En este sentido, la biografía intelectual de Moliner no se entiende sin la interrelación entre su experiencia de bibliotecaria —acostumbrada a tratar con catálogos, esquemas de materias y necesidades reales de los usuarios— y su decisión de abordar en solitario una empresa lexicográfica de largo aliento.

 

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4. Elaboración y publicación del Diccionario de uso del español

La gestación del Diccionario de uso del español se sitúa en los años cincuenta y primeros sesenta, en un entorno doméstico que la propia autora ha descrito como marcado por la modestia material y la intensa concentración intelectual (Neuman, 2025).

Recitario APE Quevedo 714.

A partir de un diccionario académico que toma como base, y de otros repertorios —entre ellos un diccionario de aprendizaje del inglés que un hijo le trae desde el extranjero—, Moliner empieza a confeccionar fichas donde no sólo copia y reorganiza definiciones, sino que añade notas de uso, ejemplos construidos, indicaciones de régimen preposicional, sinónimos y familias de palabras. En el comedor de su casa, con una mesa que cumple a la vez las funciones de espacio familiar y de taller lexicográfico, levanta un edificio conceptual cuya ambición va más allá de un simple diccionario de definiciones. La autora declara en el prólogo de 1966 una voluntad de escrupulosidad extrema: frente a la práctica habitual de las definiciones «en círculo» —conculcar, infringir, quebrantar, traspasar, violar, etcétera, remitiéndose unas a otras sin salida—, su propósito es que cada palabra se defina mediante términos de mayor extensión conceptual, lo que genera una estructura ascendente que recorre desde los vocablos más específicos hasta nociones tan generales como «cosa» o «ser» (Moliner, 1966).

Diccionario de uso del español de María Moliner. Primera edición 1966 en dos tomos.

 

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5. Innovaciones lexicográficas y legado académico

Esta concepción se concreta en una obra de gran volumen (dos tomos, miles de páginas y decenas de miles de entradas) que combina varios planos. En primer lugar, el plano semasiológico clásico: de la palabra al conjunto de significados, organizados de modo que el lector perciba la jerarquía de acepciones, los usos centrales y periféricos, y la posible marcación de arcaísmos o tecnicismos. En segundo lugar, un plano onomasiológico: a partir de determinados conceptos, el DUE orienta hacia las palabras disponibles, configurando cadenas de sinónimos y familias léxicas que acercan el diccionario a un tesauro y a un diccionario ideológico. En tercer lugar, un plano gramatical y morfológico, visible en la atención al régimen verbal, a las construcciones frecuentes, a la productividad de los afijos y a la explicación de mecanismos de derivación que permiten al hablante comprender y producir neologismos. Finalmente, un plano pragmático, muy evidente en entradas que incluyen «formas de expresión» y que codifican diferencias de registro, de cortesía o de variedad geográfica.

Sin lugar a duda, la dimensión de uso, de contexto, en una vertiente diafásica y pragmática, supone una concepción de la lengua especialmente viva y dinámica. Este fuerte contextual de uso, esa dimensión de lengua en acción es la que le granjeó al diccionario una multitudinaria adhesión por parte de los estudiantes de español como lengua extranjera. Al mismo tiempo, asentó la necesidad lexicográfica de atender condiciones de uso en la confección de las entradas.

 

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6. Algunos ejemplos ilustrativos

El análisis de algunas entradas concretas permite observar con mayor precisión estas aportaciones. El artículo dedicado a amor, por ejemplo, se aleja de la presentación tradicional restringida a la inclinación afectiva entre personas y al repertorio de frases hechas de raigambre moral o religiosa, para desplegar una constelación de usos que abarcan, en distintos niveles, el sentimiento interpersonal, la afección hacia actividades u objetos («amor a la música, al dinero»), la designación de la persona amada («el gran amor de su vida»), la suavidad en el trato («corregir con amor») y la dedicación gozosa a una obra («trabajar con amor»). Al acompañar estos valores de comentarios sobre el tono (humorístico, coloquial) y sobre la extensión metafórica a ámbitos no humanos, Moliner construye una microsemántica de amor que da cuenta tanto de su centralidad cultural como de su versatilidad en el habla cotidiana. Estas imágenes que contrastan la definición del diccionario de la RAE y del trabajo lexicográfico de Moliner permite visualizar el paso de una concepción moralizante a otra descriptiva, orientada al uso, radicalmente moderna y humanista:

Esta «corrección con amor» no sólo la practica en esta entrada, sino que se convierte ya en modus operandi de su construcción lexicográfica. Sin acritud, sin oposición manifiesta, Moliner pone en práctica un modo de definir elegante, moderno y nada dado a la moralina o a los estereotipos.

La entrada izquierda, muy delicada en tiempos del franquismo, muestra cómo el DUE dialoga con contextos históricos y políticos específicos. Junto al valor espacial básico («lado izquierdo»), Moliner incorpora la acepción político-ideológica («sector de ideas progresistas; conjunto de partidos y personas que lo integran») y una serie de colocaciones coloquiales —desde etiquetas como rojo hasta expresiones como de la cáscara amarga — que testimonian las tensiones y estigmatizaciones asociadas a la izquierda en la cultura española del siglo XX. El hecho de que estos matices aparezcan reunidos en un mismo artículo revela la voluntad de la autora de no escamotear la dimensión conflictiva del léxico político, sino de registrarla y situarla, aportando al usuario herramientas para interpretar textos donde los términos no son neutrales:

Algo similar ocurre con madre, donde se aprecia la superposición de capas biológicas, sociales, institucionales y metafóricas. La secuencia de acepciones va de la mujer que tiene o ha tenido hijos y de la hembra de los animales respecto de sus crías, a funciones sociales e institucionales (madre de familia, título de respeto en comunidades religiosas, encargada del gobierno de hospitales o asilos), y a usos metafóricos que convierten madre en origen, eje o soporte de otras realidades (acequia madre, lengua madre, madre del timón). Las locuciones recogidas (la madre del cordero, Madre de Dios) y las notas sobre el empleo de determinados apelativos en distintos contextos de trato evidencian la sensibilidad de Moliner hacia lo que hoy se denominaría «imaginarios de género» y redes de significación cultural:

Especialmente reveladoras de la dimensión metalingüística del DUE son entradas verbales como parir y despedir, junto a su derivado nominal despedida. En el caso de parir, Moliner distingue de manera sistemática los usos transitivos e intransitivos, humanos y animales, y explicita el contraste entre formas percibidas como crudas o coloquiales (parir) y eufemismos o expresiones preferidas en el registro culto (dar a luz). Añade usos figurados —«parir un libro», «parir una idea»— que la lexicografía más conservadora suele relegar, y los acompaña de observaciones sobre el ámbito médico y sobre la aceptabilidad del término en distintos contextos. Esta atención al decoro lingüístico, al mismo tiempo que se registra el habla real, convierte la entrada en un pequeño tratado de sociolingüística de la denominación del nacimiento.

La voz despedir ofrece todavía un campo más amplio para la observación de relaciones entre léxico y pragmática. Junto a significados como «echar del trabajo» o «emitir algo» (luz, olor, calor), el diccionario trata con detalle el acto de acompañar a alguien que se marcha, las fórmulas de cortesía asociadas y las variaciones según el tipo de vínculo y la modalidad comunicativa. El artículo de despedida incorpora un apartado de «formas de expresión» que organiza fórmulas como adiós, hasta luego, hasta la vista, con Dios, buen viaje, así como despedidas epistolares de distinto grado de formalidad (reciba un cordial saludo, suyo afectísimo), y advierte de que estas fórmulas varían significativamente entre países hispanohablantes y entre zonas sociales. Este material, en un contexto de enseñanza de español como lengua extranjera, funciona como un prontuario pragmático que permite al estudiante seleccionar formas adecuadas a cada situación comunicativa; en un artículo científico, podría ejemplificarse con cuadros o esquemas de elaboración propia que sinteticen la gradación de confianza y formalidad.

Más allá del léxico general, el DUE se dota de un extenso catálogo de afijos y raíces cultas que sitúan la obra en la frontera entre diccionario y gramática. Moliner no se limita a definir afijo como partícula que se une a una palabra para formar otra, sino que organiza un repertorio sistemático de prefijos, sufijos y raíces de origen latino y griego, indicando sus valores semánticos, su productividad y ejemplos representativos. Distingue entre afijos propiamente dichos —elementos sin autonomía léxica en español— y raíces cultas que no existen como palabras independientes, pero aparecen en compuestos científicos.

Esta sección confiere al usuario una capacidad de desciframiento de términos técnicos que resulta especialmente valiosa en un contexto de creciente especialización discursiva. En términos de presentación, un artículo podría reforzar esta dimensión con diagramas que muestren cómo una misma raíz (hidro-, foto-, bio-) se combina con distintos sufijos para generar familias terminológicas en áreas como la física, la biología o la medicina.

El recorrido por estas entradas ejemplares se inserta en una recepción histórica compleja. La publicación del DUE por la editorial Gredos en 1966–1967, con el respaldo de figuras como Dámaso Alonso, supone al mismo tiempo un reconocimiento parcial y la apertura de tensiones con la lexicografía académica. Mientras que hispanistas y escritores de dentro y fuera de España ensalzan la obra por su utilidad, exhaustividad y cercanía al uso real de la lengua, una parte de la crítica académica cuestiona que una bibliotecaria «de provincia», mujer y ajena a las estructuras formales de la Real Academia Española, haya monopolizado en solitario un proyecto de tal magnitud. La candidatura de Moliner a la RAE en 1972, impulsada por Rafael Lapesa, fracasa en un contexto en que la institución aún no ha incorporado a ninguna mujer y en el que pesan tanto sus posiciones sobre la inclusión o exclusión de voces malsonantes como el prejuicio de género. El contraste entre el entusiasmo de algunos premios Nobel de literatura, que describen el diccionario como una vida entera justificada, y la resistencia académica ofrece un terreno fértil para analizar los mecanismos de legitimación y marginación en el campo cultural español.

En sus últimos años, ya afectada por una grave pérdida de memoria debida a la arteriosclerosis cerebral, Moliner ve cómo otras manos revisan y actualizan su obra, incorporando los cambios de uso y de ortografía que ella había anticipado parcialmente, como la nueva ordenación de ch y ll en el abecedario. Las sucesivas ediciones del DUE, incluidas las versiones electrónicas y las adaptaciones para estudiantes de español como lengua extranjera, confirman su carácter de herramienta perdurable y su utilidad tanto para hablantes nativos como para aprendices. Desde la perspectiva contemporánea, el DUE puede leerse como una síntesis entre la tradición lexicográfica y una ética bibliotecaria de servicio público: el diccionario no es sólo un repertorio de equivalencias, sino un dispositivo de mediación cultural que ayuda a los usuarios a nombrar el mundo, a interpretar el discurso ajeno y a situarse en redes de significados.

 

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7. Algunas conclusiones

En conjunto, la figura de María Moliner y su Diccionario de uso del español obligan a revisar los relatos canónicos sobre quiénes son los agentes legítimos de la innovación lingüística y qué espacios —bibliotecas rurales, archivos de Hacienda, comedores domésticos convertidos en scriptorium— pueden funcionar como laboratorios de alta cultura. La articulación entre biografía, práctica bibliotecaria y proyecto lexicográfico revela hasta qué punto una vida atravesada por la precariedad, el exilio interior y la falta de reconocimiento institucional puede producir una de las herramientas más influyentes para la descripción del español del siglo XX.

Esta contribución coadyuva a inscribir a Moliner en la historia intelectual de la lexicografía y de las políticas de lectura pública, mostrando la pertinencia de su legado para la lingüística aplicada, la enseñanza de lenguas y los estudios de género en la cultura escrita. Esa mezcla imposible de rigor, perfeccionismo, compromiso y humildad. Toda una lección.

 

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8. Referencias

8.1. Bibliografía

 

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8.2. Créditos del artículo, versión y licencia

ORTIZ AGUIRRE, Enrique (2025). «María Moliner y la lexicografía apasionada: optimismo, coraje y compromiso ». Letra 15. Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo». Año XII. N.º 15. ISSN 2341-1643 [URI: https://www.letra15.es/L15-15/L15-15-20-EnriqueOrtizAguirre-MariaMolinerylalexicografiaapasionada.html]

Recibido: 31 octubre de 2025.

Aceptado: 6 diciembre 2025.

 

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