Sección CARPE VERBA
Viviana Paletta
Poeta y editora. En 1986 recibió el primer premio de Poesía en el I Certamen Literario para la Mujer Argentina y, en 1989, fue seleccionada en cuento y poesía en la Primera Bienal de Arte Joven de Argentina. Es autora de El patrimonio del aire (2003), Las naciones hechizadas (2010 y 2017) y Arquitecturas fugaces (2018). Está incluida en distintas antologías poéticas: VV.AA., Estruendomudo (2003); Rodrigo Galarza, Los poetas interiores (una muestra de la nueva poesía argentina) (2006); Noni Benegas, Poemas y poetas argentinos (2013); Marina Llorente y Marcella Salvi, Activism Through Poetry: Critical Spanish Poetry in Translation (2017), VV.AA., Que apartes de mi cuerpo este cáliz de fuego. Antología poética hispano-brasileña contra la violencia de género y Jorge Coco Serrano y Freddy Ayala (eds.), Amaruka ─disonancias de la serpiente─. Poetas latinoamericanos en la Península Ibérica (2021); y de cuentos: Guillermo Samperio, Di algo para romper este silencio. Celebración por Raymond Carver (2005); Carlos Bustos, Cecilia Eudave y Salvador Luis, Antología de seres de la noche (2006); Cecilia Eudave y Salvador Luis, El arca. Bestiario y ficciones (animales de antología por narradores hispanoamericanos) (2007); Clara Obligado, Por favor, sea breve 2. Antología de microrrelatos (2009) y Micros argentinos (2019); José Donayre y David Roas, 201 (2013) e Isabel Cienfuegos y Carmen Peire, Esas que también soy yo (2019). Ha editado y prologado Cuentos completos de Rodolfo Walsh (2010) y Los peligros de Paulina y otros cuentos selectos de Salvador Garmendia (2015) y Arquitecturas fugaces (2018).
Recitario APE Quevedo 332. Recitado de los poemas por la autora.
Yo nievo.
Ella nieva.
La niña que gira su voz en la esquina
y la esquirla de un reflejo la enceguece
por un instante.
Atisba la inseguridad, el brío, un malecón, calles que se arraciman
y se desvanecen.
Yo: esta inclinación
y esta caída. Un escalón y otro
que baja cuando sube.
Una sala. El patio.
Pasillos. Una azotea candente.
La larga tormenta que se desmigaja.
Guarda el decoro
y la barbarie
en su eslabón de carne
desconcertada
tan audaz como incompleta
al clausurar un olor
el nítido esqueleto del asombro
que descoyuntó el azar
bajo el río sin cauce del cielo.