Sección CARPE VERBA
Begoña Regueiro Salgado
La autora (Madrid, 1981) es poeta y profesora. Doctora en Literatura Española por la Universidad Complutense de Madrid, donde desarrolla su actividad de investigación y docencia como profesora titular de Didáctica de la literatura y Literatura Infantil. En el campo literario, obtuvo varios premios de la Comunidad de Madrid entre 1997 y 1999. Es autora de los poemarios Alma soñada (GEEPP, 2009), Diosas de barro (Devenir, 2012), Versos de piel (Lastura, 2016), Dos mil doce (Lastura, 2020), y Ser Raíz (Lastura, 2022). Entre 2000 y 2015 codirigió la revista de creación literaria Otras Palabras, con quien también organizó tertulias y recitales de manera regular.
Recitario APE Quevedo 323. Recitado de una selección de versos del poemario por la autora.
Soy solo una mujer y ya es bastante.
Gloria Fuertes
Yo también soy solo una mujer
(y ya es bastante).
También crecí con huéspedes
de angustia y desconsuelo
rondando por mi alma y,
cuando nací en la carretera,
a los tres años, aprendí que en el silencio,
siempre estaría sola.
También trabajo en versos capicúa
y les leo poemas a los niños.
También sé cómo calman las palabras.
Por eso, como tú,
busco esa frase
que abrace a todo el mundo y
que acaricie
a todos los que amo,
cuando ya sea tarde
y hayan cerrado las tiendas y portales.
. . . . . . . .
Que la Bella Durmiente despierte;
con beso o sin él,
con boda o sin ella,
que a los cien años despierte
y que sonría.
Que las brujas mueran;
que ardan en un horno
con restos de bizcocho de vainilla.
Que las botas de las cien leguas vuelen,
que la belleza sea
la venganza de los patos feos y
los zapatos de cristal solo se ajusten
a los pies de las doncellas maltratadas.
Que las perdices sean
punto final de finales felices y
que, después,
podamos cerrar los ojos
para soñar que todo
tiene sentido.
. . . . . . . .
En el momento exacto en que el reloj estropeado
acertó con las doce campanadas,
mil calabazas se convirtieron en carroza
y el cuento comenzó de nuevo.
. . . . . . . .
Hay días que nacen
con vocación de tormenta.
Será el cansancio,
el hastío,
la deserción de lo sublime
o será, quizás,
esta perpetua
e incansable lluvia.